Capítulo 14

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  Despertaste cerca de las nueve de la noche, tus sueños te arrancaron de la siesta, pero aún así dormiste bastante.

  Silencio. Todo parecía estar en calma, lo único que llegabas a oír de lejos era la insoportable música de la vecina del piso de arriba que tenía la estúpida e ingenua idea de que estaba sola en el mundo.

  Levantaste tu cuerpo del colchón y restregaste tu cabeza, un tanto mareada. Notaste que llevabas puesto un pantalón de tela fina y una remera cualquiera, no era raro, usabas eso de improvisado pijama, pero...

  ¿Cuando te vestiste...?

  Sherlock...

  ¡Sherlock te había visto desnuda y de seguro también te había vestido!

-"Qué vergüenza..."- Te escondiste bajo las frazadas de tu cama, recordando que él también te había acurrucado como bebé en sus brazos, mientras intentabas calmarte.

  Cuido de ti, ¿Qué tiene eso de malo?

  Escuchaste como la puerta de tu cuarto se abrió, de repente.

-¿Sigues mareada?- Sentiste como la cama se hundía un poco, Sherlock se había sentado junto a ti.

-Estoy bien...- Respondiste, sin siquiera asomar la cabeza de las frazadas.

  El silencio inundo el ambiente, no es que no hubiera algo de qué hablar, había mucho, pero, ¿Cómo empezar?

  No podías pensar con hambre, no habías comido nada en horas.

-Lamento haberte dicho eso- Dijo, súbitamente.

  ¿Sherlock Holmes disculpándose?

-¿John te obligo a venir a disculparte?

-Si, lo hizo, pero me tarde unos pocos minutos en darme cuenta que no debí haberlo dicho.

  Aún no salias de las frazadas, no querías verlo, sentías que ya estabas sofocándote otra vez.

-Por eso...vine- Su voz comenzó a apagarse un poco- Estaba subiendo las escaleras y oí tu grito.

  Asomaste un poco el rostro, dejando que uno de tus ojos observe a un avergonzado Sherlock Holmes, con las manos juntas, apretadas, y la mirada baja. Esto era nuevo.

-Gracias por...eso- Te sentaste- Ya sabes, por estar aquí durante el ataque- Ahora te observaba de reojo.

-No deberías agradecerme, en parte es mi culpa- Carraspeo su garganta, desviando la vista- Nunca he...No estoy acostumbrado a cosas como estas, yo no sé...- No dejaste que terminara de hablar, te abalanzaste sobre él.

  Envolviste su cuello con tus pequeños brazos, a pesar de que estuviera sentado seguía siendo muy alto para ti. Acurrucaste tu cabeza en su hombro, mientras él solo se limitaba a congelarse en el lugar.

-Eres un idiota, Sherlock Holmes- Sonreíste, sintiendo como el perfume natural de Sherlock embriagaba tus sentidos y emocionaba a tu corazón.

  Tan cálido...

  Tu estomago arruino el momento, emitiendo un gruñido lo bastante sonoro como para que el detective se jactara de el.

-Je...Lo siento, no he comido nada en todo el día...- Te excusaste con una sonrisa vergonzosa, mientras te separabas de él. Sherlock esbozó media sonrisa.

-Termina de darte ese baño e iremos a comer algo- Se levanto y llevo sus manos a sus bolsillos- Puedo ayudarte si te sientes muy mareada- Alzó una ceja.

  Te paraste, rápidamente.

-¡No!, no...no- Aclaraste la voz- Muy amable de su parte, Sr. Holmes, pero permítame hacerlo sola. Gracias, pero no gracias.

  Él dejó escapar una breve risa.

-Como quieras, a veces suenas tan neurótica como John.

-Hablando de soldados neuróticos...¿Donde está él?- Saliste de tu cuarto, acompañada del detective.

-Está en una cita, con una tal Mary...- Se encogió de hombros- Cinco euros a que no duran más de dos semanas.

-Trato hecho, superdetective.


****


-Comida china, ¿Eh? Tu si que eres romántico- Murmuraste, escondiendo tus manos en los bolsillos de tu chaqueta.

-No era mi intención serlo- El detective se encogió de hombros, liberando el humo del cigarrillo por la boca. Tosiste un poco.

-¿Te importa? No quiero volverme una fumadora pasiva- Difuminaste la nube de tabaco con una mano- A John no le gusta que fumes.

-Se me acabaron los parches de nicotina- Despidió la última bocanada de humo, antes de arrojar lo que quedaba del cigarrillo- Además, ¿A ti te interesa?

  Vacilaste, pensando un poco la respuesta.

-Claro que sí, estúpido. A John y a mi nos interesa lo que te pase- Chasqueaste la lengua.

-Yo hablo de ti, ¿A ti te interesa?- Te observo fijamente, intentando ponerte nerviosa.

-Bueno...- No llegaste a responder, tu teléfono te interrumpió.


Sube, quiero hablar contigo.

JM


-"¿De que esta hablando este sujeto?"- Te preguntaste confundida. Sherlock se asomo por tu hombro, para observar el mensaje, aún que ya se había imaginado quien te lo había enviado.

  De repente, un taxi se estacionó frente a ustedes. El hombre que conducía lucía un tanto mayor, bajó del vehículo y abrió una de las puertas de los asientos traseros, invitándote a entrar.

 -Señorita, (T/A), por favor, entre- Su voz no sonaba para nada amenazadora, al contrario, era suplicante.

-Sherlock, hm...- Observaste al detective, quien suspiraba molesto.

-¿Ves a ese edificio de allí?, ¿El de pocas ventanas?- Asentiste, siguiendo su mirada- Hay un francotirador que nos viene vigilando hace más de una cuadra- Se cruzó de hombros- No tengo opción.

  Te sentiste culpable, no querías dejar a Sherlock solo, pero no es conveniente resistirse en este momento. Acomodaste tu cuerpo sobre los asientos del taxi y mientras el conductor volvía a su lugar y comenzaba a arrancar, observaste como la mirada del detective se transformaba en melancólica.

  Apoyaste la cabeza sobre una de las ventanillas, sintiendo el frió del cristal, esperando hasta llegar con el consultor criminal que tanto ansiaba verte.

La inadaptada y el funcional (Sherlock x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora