CITA

17.5K 438 87
                                    

Cuando entré en mi cuarto, Jacob estaba sentado en el escritorio, leyendo una vieja revista. Se había duchado y tenía puesta una camiseta de manga corta marrón, con un dibujo amarillo de esos tribales raros.

- Esta revista es mía â me recordó con una sonrisa, levantándola.

- Ah, sí â me senté en la silla de al lado -. Te la cogí el otro día en el garaje y se me olvidó devolvértela â me mordí el labio, mirándole con cara de cordero degollado.

- Puedes quedártela, si quieres, no hace falta que me pongas esa cara â me contestó, dándome un golpecito con la revista en la cabeza.

- ¿Me la das? â pregunté, sorprendida -. Es tu favorita, la de los coches clásicos.

- Bueno, si no la quieresâ€Â¦

- ¡Claro que sí! – exclamé, riéndome, quitándosela de las manos -. También es mi favorita.

Seguramente lo era porque era la suya.

- Ahora ya tengo una excusa para colarme en tu habitación por la noche – bromeó con su sonrisa torcida.

- Tú no necesitas excusas para eso – se me escapó.

Me ruboricé en cuanto me di cuenta, y se hizo un minuto de silencio en el que nos miramos tímidamente.

- ¿Qué… qué hubiera pasado en el claro si no hubiese aparecido ese licántropo…? – me preguntó de repente, con un susurro.

Me levanté de sopetón de la silla con las mejillas coloradas, haciendo que la revista se cayera al suelo, y miré hacia el ventanal.

- No… no habría pasado nada – murmuré, incómoda, frotando mis manos con nerviosismo.

Jacob también se puso de pie y me giró con suavidad para que le mirase, sujetándome por los hombros.

- Pues yo creo que sí, Nessie – me clavó su profunda mirada con determinación -. Sé que te gusto, y yo te… Tú también me gustas. No te imaginas cuánto.

El corazón comenzó a latirme atolondradamente al oír esas palabras, se me iba a escapar por la boca de un momento a otro, y las mariposas aleteaban alocadas en mi estómago. Cuando me empezó a faltar el aire, me quedé paralizada sin poder reaccionar. Me di la vuelta para evitar sus hipnotizadores ojos, a ver si así podía seguir respirando.

- No sabes lo que dices – logré musitar.

Se acercó a mí por detrás, cogiéndome de las caderas, y me susurró al oído. Mi cuerpo tembló cuando le noté.

- Lo sé muy bien… - arrimó su frente a mi sien -. Me gustas demasiado, Nessie.

Y él a mí. Empezaba a pensar que esto era más que una simple atracción. Esto era más intenso, sólo con rozarme, conseguía ponerme todo el vello de punta. Jacob me gustaba tanto, que me volvía loca. Tanto, que no podía resistirme.

Me quitó la goma del pelo con suavidad y mi larga melena cayó en cascada. Me la colocó al otro lado de mi cuello, rozándomelo con el dorso de su mano, y me la echó hacia delante. Mientras hiperventilaba, la pulsera vibró, haciéndome cosquillas como aquel día en la cocina. Ya sabía lo que me decía. Me giré levemente hacia él, muy despacio, para que sus labios llegaran a los míos, y me clavó sus pupilas de nuevo. Me quedé atrapada en sus ojos y mi corazón y las mariposas se aceleraron otra vez, de lo cerca que lo tenía.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora