No se si es que mis padres son idiotas o no tienen cerebro...
—Probablemente sea lo ultimo... —suspire mientras bajaba las escaleras.— Agg. —Que mi hermano sea uno de ellos no significa que pueda convivir con miles de su tipo.
Llegue a la planta baja donde no encontré a nadie.
Tome la cuchara de mi cereal y empecé a jugar con ella. Vivir en una familia de criaturas sobrenaturales y saber que eres la única "humana" en millas de familiares, desanima y bastante.
—¿Que pasa hermanita? Te ves presionada... ¿No te alegra poder ir a la misma secundaria conmigo? —se sentó a mi lado.
—Ya te de dicho que no me mates del susto, no soy inmortal como tu. —suspire— Y si, estoy bien, no te preocupes. —le sonreí.
—Mira Bia, tu, yo y nuestros padres saben que lo que te pasa no es eso. —suspiro— Pero no son tan malos, ya veras.
—"No son tan malos" —imite su voz— Dices eso porque tu eres uno de ellos.
—Si, pero eso no significa que te traten diferente...
—Si, si significa eso, tu eres un "vampiro", una criatura sobrenatural, y yo soy solo una simple humana.
—Vamos, hay mas chicas humanas en el instituto.
—¿Enserio?
—Bia, ¡Se te ilumino la cara! ¡Claro que si! —rió.
Deje mi plato a medio comer y me levante de la mesa para ir a mi cuarto a ordenar mis cuadernos.
—Biología, Matemáticas, Castellano y un montón de cosas que no me interesa, duh. —Baje nuevamente y salí de la casa donde me esperaba mi... nadie. Suspire— Supongo que mi hermanito decidió irse sin mi...
Camine hasta el instituto que no quedaba muy cerca de mi casa y me adentre a el.
Grande, una linda fachada, patio amplio, grandes paredes, ventanas típicas colegialas, una puerta típica, casilleros azules típicos, algo muy... típico.
—Alá, justo hoy tenia que perder mi sentido de la orientación.
—¿Necesita ayuda señorita?
Un chico alto, de cabello entre un gris y un blanco, unos pocos mechones negros, ropa extraña y sin duda, bastante pálido.
—No gracias.
—Señorita, la he escuchado...
—¿Curioso? Je, solo necesito encontrar la sala de delegados.
—Esta por aquí. —señalo una puerta azul— Chica nueva, ¿no? Hueles a... —lo interrumpí.
—¿Humana? —suspire— Si soy humana.
—Encantado, soy Lysandro, un vampiro.
—Excelente, vivo en una familia de vampiros no es novedad, me llamo Bianca.
—Bonito nombre, ahora, la dejo, tiene mucho papeleo que hacer.
—Gracias, aun que seria mas amable si me acompañara, pero bueno...
—No me molestaría...
—Adiós Lysandro. —sonreí con satisfacción y me adentre a la sala de delegados.
Suspire agotada y gire la manilla de aquella puerta azul, dentro de ella me recibió una chica.
Cabello ondulado, castaño, ojos pardo... hermosos.
