ACORRALADA

15.5K 540 63
                                    

Se hizo tarde y Jacob me llevó a su casa para cenar allí. Billy no contaba con nosotros y él ya lo había hecho, así que nos preparamos algo rápido y lo comimos en la cocina los dos solos.

Después de llamar a mi casa y recogerlo todo, nos fuimos a su pequeño cuarto para tirarnos un rato encima de la cama, puesto que no había otra cosa para sentarse.

Jacob se echó boca arriba y levantó el brazo para que yo me acurrucase junto a él. Me eché de lado y me acomodé en su costado de buena gana, colocando mi mano sobre su torso.

- ¿De qué os reíais todas? – me preguntó mientras empezaba a pasar los dedos entre mi pelo.

- De nada. Cosas de chicas lobo – le contesté con una risilla al recordar algunas de las anécdotas.

- Veo que te lo has pasado bien.

- Sí, son todas muy simpáticas. La verdad es que me sentí muy a gusto con ellas – admití.

Jacob giró el rostro para mirarme. Lo tenía tan pegado al mío, que empecé a notar las fuertes y aceleradas palpitaciones en mi caja torácica.

- ¿Cómo de a gusto? – quiso saber, con una sonrisa.

Ya sabía por dónde iba, y no quería arriesgarme a mantener mi mirada con la suya para no caer en la tentación, así que me obligué a mirar hacia abajo.

- Pues lo mismo que con mis amigas del instituto – le señalé.

Mientras él suspiraba audiblemente y miraba al techo de nuevo, me acordé de algo.

- Por cierto, mañana después de clase voy a ir de compras a Port Angeles con ellas.

- Vale, me parece bien. Así podrás renovar tu pequeño vestuario – me dijo con su sonrisa burlona.

- Ja, ja – le respondí con sarcasmo –. Pues puede que me compre algo, no sé.

- Podías comprarme algo a mí, ¿no? Ya sabes, como tu familia es rica y eso… – me propuso.

- Claro, ¿qué quieres?

Volvió a girar el rostro para mirarme, sonriendo.

- Tonta, era una broma – miró al techo otra vez y habló más serio –. Nunca aceptaría el dinero de tus padres.

Me coloqué boca abajo y me apoyé en su torso para verle mejor la cara.

- ¿Y si te quisiera hacer un regalo? – le pregunté por curiosidad.

- Ya me los haces en mi cumpleaños.

- Sí, pero todavía queda mucho para el catorce de enero. ¿Y si quisiera regalarte algo antes? Sería con la paga que me dan mis padres.

- Podrías hacérmelo tú o regalarme algo más personal, no tendrías por qué gastarte dinero en mí – respondió, sin dejar de peinarme la melena -. Ese tipo de regalos me encantan. Aunque, bien pensado, tú no sabes tallar figuritas, ni hacer pulseras, ni nada de nada – se mofó -, así que igual sería mejor que me lo compraras, siempre y cuando no fuera muy caro, claro – afirmó, sonriéndome abiertamente -. Bueno, pensándolo bien, si lo que quisieras fuera regalarme un Ferrari, tampoco le haría ascos para nada. Y si quisieras regalarme una Harley Davidson…

- Vale, vale – le corté, taponándole la boca con la mano -. Veo que tendría muchas opciones.

Se la destapé y nos reímos.

- En serio – siguió, ya sin reírse -, podrías regalarme lo que quisieras, mientras no te costara mucho dinero – la mano que acicalaba mi pelo se quedó en mi espalda y la otra la subió para acariciarme la mejilla con sus sedosos y cálidos dedos -. Viniendo de ti, me encantaría seguro – susurró, enganchándome con sus pupilas.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora