NOTICIA

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Sí, sentada como las niñas grandes encima de Jacob, en el sofá de su casa, se estaba comodísima. Y muy calentita.

Mientras él me contaba y me explicaba todo lo que había pasado años atrás con mi madre, nuestras ropas se secaban en la secadora del pequeño cuarto de baño. Jacob se había cambiado y me había dejado unos pantalones de chándal y una camiseta que me quedaban enormes, pero eran suyos y olían tan bien…

- Y eso es lo que pasó – dijo para concluir su explicación, metiéndome el pelo, todavía húmedo, detrás de las orejas -. Tu madre escogió a tu padre e hizo bien. Bueno, en realidad no lo escogió, porque tenía muy claro desde el principio con quién quería estar, yo no tenía nada que hacer. Pero tenía que ser así, ¿entiendes? Es el destino. Todo lo que hice me llevó hasta ti. Por eso te dije que si no me hubiera enamorado de tu madre, no podría haberme imprimado de ti. No hubiera estado en tu casa para verte por primera vez y puede que nunca nos hubiéramos encontrado. Las cosas tenían que suceder de ese modo para que tú y yo termináramos juntos. Los dos hemos visto la prueba hoy – acercó su rostro al mío y me quedé sin respiración cuando clavó mis adorados y profundos ojos negros en los míos -. Ya no siento nada por tu madre. Para mí es como mi hermana, la quiero igual que a Rachel o a Rebecca, es el mismo sentimiento. Estoy más que enamorado de ti y tú eres lo que más me importa del mundo – me susurró.

Sus labios y los míos se encontraron y se besaron con efusividad. Me costó mucho, pero tenía que separarme de su boca para que la mía hablara.

- Me lo tenías que haber contado antes – le regañé con un poso de reproche -. Nos hubiéramos ahorrado esta mojadura – bromeé al final.

- Ya lo sé, pero no era fácil, ¿sabes? – me contestó con su tono burlón -. No es nada fácil coger a la chica que quieres que sea tu novia y decirle: “Hola, preciosa. Te quiero, estoy locamente enamorado de ti. Ah, por cierto, primero estuve enamorado de tu madre”.

- Dicho así, no, desde luego – me reí -. Hay otras formas de decirlo.

- Sí, sí, vale, lo siento – se rindió -. Tenía que habértelo contado antes, pero no encontraba el momento ni la forma de decírtelo – entonces, me miró con preocupación -. ¿Me perdonas?

- No sé… - acerqué mi rostro al suyo y comencé a darle besos cortos que él correspondió de buena gana. Los besos pasaron a ser más largos y las mariposas de mi estómago empezaron a agitarse de nuevo -. Sí, creo que te perdono… - ronroneé en sus labios, ya sin aire.

Nos besamos durante un buen rato, hasta que los dos nos obligamos a separar nuestros labios cuando la cosa comenzó a subir de tono. Billy estaba al llegar.

Ambos respiramos hondo para recomponernos.

- Dime una cosa – murmuró, peinándome con los dedos -. Eso no te afectará, ¿verdad? Quiero decir, que fue hace mucho tiempo y quiero que tengas muy, muy claro que ya no siento nada por tu madre, sólo lo que te he dicho antes, que es como una hermana para mí.

- No preocupes – le sonreí -. Sé que me dices la verdad. Sé que ya no la quieres en ese sentido. Pero ella está celosa – le revelé, metiendo mis dedos entre su pelo, también húmedo, para acariciarle -. Mamá sí que siente algo por ti todavía – suspiré.

- Eso ya te digo que es imposible – afirmó con seguridad -. Tus padres están muy enamorados. Tu madre está muy enamorada de tu padre.

- Sí, ya lo sé. Pero no se ha olvidado de ti del todo.

- Nessie, eso no…

- Mi pulsera vibra fuerte cuando ella se pone celosa – le corté con tranquilidad -. Mi pulsera nunca falla.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora