FIESTA

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Las fiestas no entraban en mi concepto de estar alerta y vigilantes, sin embargo, Jacob insistió en que nos vendría bien un poco de diversión y, además, como era en La Push, rodeados de enormes chicos lobo, sabíamos que no iba a haber ningún peligro.

La verdad es que necesitaba un poco de distracción, estas últimas semanas no había hecho más que pensar en el séquito de vampiros que querían llevarse a Jacob con sus jaulas y cadenas, en la visita cada vez más cercana de los Vulturis, en el licántropo que me acosaba y que seguía por los alrededores matando a gente inocente sin que pudiéramos hacer nada… Sí, definitivamente, un poco de diversión me vendría bien, de todas formas, tampoco hacíamos nada quedándonos en casa.

Con veinticuatro lobos gigantes, no había sitio más seguro en el mundo que La Push, y eso también lo sabía mi padre, por lo que accedió sin problemas a que fuéramos a la fiesta. Eso sí, con un toque de queda que a él le pareció el más apropiado, pero que a nosotros nos fastidió un poco.

La cafetería estaba atestada, como siempre. Helen y yo tuvimos que estar un rato en la cola hasta llegar a la comida. Cuando por fin llenamos nuestras bandejas, nos sentamos en la mesa de siempre, con el resto de las chicas.

Lo primero que hice, como llevaba haciendo últimamente, fue mirar a la persona que tenía enfrente. Brenda seguía decaída, otro día más; el tema ya empezaba a preocuparme de verdad.

- Tim Morrey me ha invitado al baile de fin de curso – anunció Alison, toda emocionada.

La mesa se revolucionó en un jolgorio de voces y risas, ya que Alison llevaba bastante tiempo detrás de ese chico. Todas, excepto Brenda. Ésta se limitó a sonreír sin ganas.

- ¿Tan pronto? – inquirió Helen con entusiasmo.

- Bueno, es treinta de marzo. Hasta el veinticinco de junio quedan tres meses, tampoco es tanto – rebatí con ironía.

- Muy graciosa – contestó Alison con retintín.

Nos reímos durante unos segundos. Otra vez todas, menos Brenda.

- Yo creo que a mí me va a invitar Justin Musset – declaró Helen con sus ojos dorados falsos mirando con picardía a la mesa de la ventana, donde estaba el mencionado -, aunque no me quiero hacer ilusiones, por si acaso.

Irremediablemente, todas giramos las cabezas hacia allí. El chico era mono, tenía una larga melena negra lisa y vestía todo de negro, más al estilo heavy, que al gótico de Helen, pero aún así…

- Te pega – afirmé, siguiendo mis pensamientos -. Además, es bastante guapo.

Justin y sus amigos se dieron cuenta de nuestro repaso y juicio y nos sonrieron. Volvimos las cabezas ipso facto y nos reímos.

- Sí, a mí también me lo parece – manifestó ella -. Pero por eso no me quiero emocionar todavía. Es pronto.

- Pues yo creo que le gustas – atestigüé; acto seguido, le di un sorbo a mi refresco.

- No quiero emocionarme – repitió, comiéndose una patata.

- A mí me lo va a pedir Kevin Carroll, me lo han dicho sus amigos – confesó Jennifer, algo ruborizada.

- Vaya, qué calladito te lo tenías – le amonesté en broma, tirándole una miga de pan.

Me sonrió con una mueca y me respondió lanzándome un trozo más grande.

- A mí ni siquiera me miran – me quejé.

- Por supuesto que te miran, eso te lo aseguro – garantizó mi compañera de pupitre -. Lo que pasa es que también miran a tu pedazo de novio y ninguno se atreve siquiera a acercarse a ti.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora