Ángel-Demonio [KookMin]

The end ... or maybe not yet

Muchas Gracias por todo el amor que recibe ángel-demonio, ahora disfruten del capítulo, espero que les guste...

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No podía dejar de pensar en todo aquello, su cabeza no daba más y estaba a punto de estallarle. Lo que necesitaba era una buena distracción que alejara los pensamientos de él. Se dijo que aquello no tenía que ver con él, los demonios que hicieran lo que desearan y que lo dejaran en paz. Entró en la habitación quitándose la camiseta y arrojándola al cesto de la ropa sucia, luego se dejó caer en la cama y deseo que todo desapareciera, deseo no existir nunca.

Su mundo había quedado patas arriba después de conocer a aquel ángel, en un principio se preguntó mil veces porque le había ayudado. Habría podido matarlo, borrar su existencia en un pestañeo ¿Por qué no lo hizo? Sabía cuál era la respuesta, sin embargo, no quiso admitirlo. Era un demonio, un ser de la oscuridad que infundía el miedo y el terror a los demás. Pero él no lo había visto de esa manera, siempre creyó que era un ángel de alas cortadas, todo ser era capaz de ver lo que era ¿Por qué ese pequeño ángel no?

-¡Sal de mi cabeza! – gritó estrujándose el rostro.

Sin embargo, no había manera de que el rostro angelical de JiMin lo abandonará, hasta sus sábanas tenían ese aroma dulzón de su pelo. Estuvo a punto de caer en su ensoñación, pero se resistió, se dijo que lo olvidaría fuera como fuera, él ya no era su problema.

Jungkook se metió una mano bajo la espalda y sacó algo que le había estado pinchando la piel. Lo observó con detenimiento, era la primera vez que tenía un objeto de ese tipo entre sus dedos y admitió que era hermosa. Aún relucía un poco de aquella luz divina con la que fue creada. La olfateó y luego acarició su rostro con ella, sintiendo una paz anhelada bajo el pecho.

-Lo siento, JiMin – susurro con los ojos fijos en aquella pluma blanca.

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JiMin abrió los ojos con lentitud, pestañeo varias veces, hasta que consiguió que su visión se enfocara, y lo que vio realmente no le gusto. Se puso en pie sintiendo como las rodillas le temblaban, todo su cuerpo lo hacía, y el corazón le palpitaba cada vez con más fuerzas. Miró en redondo y se dijo que tenía que salir de allí, pero algo entorno a uno de sus tobillos se lo impidió, bajó la vista y con horror contempló el trozo de una cadena, tan negra como aquella noche, que lo retenía. Podía sentir su esencia demoníaca a pesar de tener su forma humana.

-Ya era hora – dijo Himchan acercándose.

El ángel tembló ante aquella mirada oscura llena de odio y resentimiento, tembló ante todas las miradas que se posaban sobre él expresando lo mismo, o incluso algo más. Por mucho tiempo, en el reino de los cielos, intentó prepararse para pertenecer a las legiones celestiales, para descender a la tierra y luchar contra la oscuridad por el bien de los humanos, tenía en mente que se vería frente a muchos demonios. Sin embargo, en ese preciso instante, estando bajo la mirada de más de un centenar, no sintió ni el valor ni las fuerzas para decir nada.

Un demonio alto, de larga cabellera morena y piel igual de oscura, se acercó. JiMin intentó retroceder, pero se dio de espalda contra un muro. Las alas del demonio eran tan grandes como él, y tan oscuras como su aura.

-Al fin nos conocemos – dijo el demonio con una sonrisa aterradora – Soy Mammon, uno de los vástagos de Lucifer, y el mismo que hará que su padre tome este mundo y lo haga suyo.

-Hablas como si lo fueras hacer tu solo, hermanito.

JiMin contempló aquel rostro demoníaco al que le pertenecía aquella voz. Sus ojos eran de un color café, y su pelo tan rubio como el sol. Era idéntico al demonio que tenía al lado, diferenciándose solo por su color de cabello, ya que el otro era castaño. Ambos miraban a Mammon con ira. Sus auras y sus alas no eran tan oscuras como las de su hermano, pero igual denotaban fuerza.