Llegó hasta el edificio del Alto Mando. Sus zancadas firmes y su porte fuerte y alto hacían que la gente se apartase de él y sobre todo que mantuvieran su vista lejos de donde él paseaba. Siempre causaba terror en la gente, si bien había muchos otros que lo apoyaban como guerrero y como comandante, otros tantos lo odiaban a muerte, A él no le importaba en lo absoluto. Es más, así estaba bien. Hizo lo que tenía que hacer para sacar a Noxus de la miseria. Para alejarla de los corruptos sin escrúpulos que la llevaban a la perdición y con ello mataban a la gente de hambre y de enfermedades. Dividiendo a familias enteras y sembrado el odio y el dolor. La nación ahora había avanzado y eso se notaba en todo, de cómo era antes a cómo es ahora había un trecho muy grande. Un trecho que él y Swain juntos habían creado. Estaba orgulloso de sí mismo, y aunque aún hacían falta más cambios en muchas cosas, tenía la seguridad de que él viviría para ver alzarse a una Noxus gloriosa, victoriosa y sobre todo poderosa.
Llegó hasta donde estaba el despacho de Swain y un muchacho amable trató de ocultar su miedo hacia aquella persona que varias veces había visto ya visitar al General y le informó.
— Disculpe señor, el General está fuera, ha surgido algo de urgencia, puede esperarle si quiere pero no sé cuánto tardará.
Darius se giró sin mediar palabra frunciendo el ceño ante el incordio que le provocaba el tener que esperar y se sentó en una de las sillas cercanas.
El hombre que le había informado siguió con sus tareas deseando que llegase Swain de una vez para perder de vista al guerrero pues de vez en cuando levantaba su vista hacia él y en cuanto sus miradas se cruzaban se ponía sumamente nervioso. Una vez ese hombre entró en la salas del Alto Mando y empezó a descabezar a aquellos que él mismo consideraba indignos, ¿Y si le da por volver a hacerlo? Trataba no pensar mucho en el asunto, centrándose cuanto podía en sus tareas.
Había pasado casi cerca de dos horas y el comandante se estaba comenzando a cansar de tener que esperar tanto. Se levantó y se dirigió al hombre informador.
— ¿Se puede saber cuál ha sido ese maldito asunto de urgencia?— Le espetó.
— N-No lo sé señor, no me han comunicado nada. — Trató de controlar su tono nervioso pero ver a aquella figura de casi dos metros de alto y cuadrado como si de un armario se tratase no le facilitaba ese cometido.
De un gruñido volvió a sentarse de nuevo. Pero antes de que éste se acomodase si quiera, Swain llegó a toda prisa, se quitó el abrigo que llevaba y se lo dio al hombre que allí había advertido a Darius. Acto seguido miró al guerrero frunció el ceño y le dijo.
— No esperaba verte por aquí hoy.
— Ya lo veo, llevo dos malditas horas aquí esperando.
El General le sonrió de manera gentil y le hizo un gesto con la cabeza para que entrase en su despacho. Allí su cuervo apoyado en un soporte dorado lo recibió con un graznido simpático. Swain le acarició la cabecita al plumoso pájaro y luego fue hasta su asiento y se sentó, haciéndole un gesto al comandante para que lo imitase. Éste lo imitó y frente a frente, Darius, directo como siempre era, de malhumor como era característico de él empezó de manera brusca.
— Quiero una orden firmada de que me dejas ir a visitar a la chica de Demacia.
Y aunque su superior era Swain, parecía en ese instante, por tales exigencias que allí mandaba Darius. El viejo cuervo ladeó la cabeza y con una sonrisa algo jocosa le respondió.
— Qué casualidad. Acabo de llegar de verla ahora mismo. Parece que ha habido un incendio en la casa.
El guerrero trató de no mostrar aflicción alguna, trató de guardarse las preguntas para no exponerse, ni exponer a la mujer, pero en cuanto su superior acabó de hablar, su corazón pareció ser apretado por una gruesa mano, dejándolo ahogado y adolorido. El General supo leer la expresión del muchacho, si algo sabía bien del hombre que tenía en frente es que no sabía mentir. Continuó con sus explicaciones ante el silencio de éste.
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Lux Aeterna{#1} Darius x Lux |Ángeles y maldiciones|
FantasíaDarius, la mano de Noxus es un intrépido guerrero forjado en mil batallas. Un giro en la manera de liderar de Swain hace que las batallas cesen. Pero no es el retiro de este guerrero. Ahora Swain le requiere que sea diplomático. Un fastidioso cargo...