Ángel-Demonio [KookMin]

Are you, identity revealed.

Y lo que todos estaban esperando... identidad revelada...

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Nysrogh volvió a bajar la mirada cuando el ángel se movió. Lo vio ponerse en pie y mirarlo directamente a los ojos. Busco miedo en los suyos, temor a su presencia como en los demás, pero no había nada de eso en aquellos ojos negros nublados por lágrimas. No se movió. No pestañeo. Ni siquiera cuando el ángel estuvo tan cerca de él que pudo olfatear el dulzón aroma de su roja cabellera.

-Estás aquí – dijo el ángel – ¿Sabes? Cuando me pidieron que buscara en la oscuridad, no entendí a qué se referían. Mi mente estaba fija en un solo propósito: encontrar a los arcángeles. Pero esa no era realmente mi misión, y créeme cuando te digo que... lo siento – JiMin levantó las manos. Nysrogh permaneció inmóvil con los ojos fijos en él. Ni siquiera cuando su rostro quedó al descubierto apartó la mirada de aquellos ojos negros.

-Siempre dices lo siento – fueron sus únicas palabras.

Un murmullo empezó a cobrar vida entre los demonios al ver al fin el rostro del ser más temido por todos. Algunos no lo creían. Otros estaban tan pasmados que no hacía nada más que negar con la cabeza.

Bang YongGuk cayó de rodillas ante el asombro, tanto tiempo buscándolo, tantas veces intentar dar con él, y siempre lo había tenido a su alcance.

-¡Jungkook! – susurro con desconcierto negando con la cabeza – No puede ser.

YoonGi esbozo una pequeña sonrisa. Siempre lo supo, pero había sido un secreto bien guardado, tanto así que cuando hablaba de Nysrogh con Jungkook, lo hacía como si fuera otro ser.

-No es cierto – farfulló Bang señalándolo – Tú no eres él. Siempre perdías cuando nos enfrentábamos. Eres un inútil. Un débil. – se puso en pie y alzo su arma, furibundo – Voy a demostrarles a todos que no eres realmente Nysrogh.

Bang gruño y avanzó hacia él. Los demonios se apartaron abriéndole camino. Parecía otro, hasta su aura negra había crecido envuelta en aquella ardiente ira que lo consumía, que lo había hecho desde que aquella noche en la que Nysrogh le dejó lisiado. JungKook sonrió, con tanta malicia y tanto brillo en su ardiente mirada, que a JiMin se le erizaron los pelos del cuello. Algunos demonios salieron huyendo ante tal expresión diabólica.

Jeon se apartó la solapa de su larga túnica negra y desenvaino su espada. YongGuk se detuvo en seco a solo cinco pasos. En las manos de aquel demonio de alas cenizas había una espada, una que un ser de la oscuridad no podía tocar, ni siquiera sentir su roce, porque su esencia era consumida por la luz divina con la que fue creada. Pero Jungkook, conocido por todos como un demonio más del montón, la tenía entre sus manos, la aferraba con sus dedos sin inmutarse: la espada angelical de Lucifer. La tan anhelada por muchos, aunque no mucho más que su propio dueño. Bang dejó escapar un soplido de aire. No podía continuar negándolo, no cuando la verdad era tan evidente. Era él. Su eterno enemigo: Nysrogh.

JiMin vio como más demonios alzaban vuelo y huían. Él mismo habría salido corriendo si no se hubiera dado cuenta de quién era Jungkook en realidad, porque su mirada era aterradora, su postura segura y su sonrisa endiablada. El ángel retrocedió cuando Jungkook alzo su espada delante de él, por unos segundos creyó que se la clavaría en el pecho, pero se llamó tonto enseguida, el golpe había sido dirigido a la cadena que lo ataba. El metal estalló en volutas de colores brillantes, dejando su tobillo libre.

-¿Por qué, Jungkook?, ¿Por qué a mí? – grito Bang negando con la cabeza – Estropeaste mis alas, algo peor que morir. Dímelo ¿Por qué no me mataste aquella noche? Lo hiciste por diversión ¿Verdad? – Jeon tomó aire y lo expulsó con lentitud, a la vez que ahuecaba una de sus mejillas. Su endiablada expresión se relajó un poco, pero sus ojos continuaban siendo tan rojos como lava.