02. Perfil privado.

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Dormí casi doce horas, siento incluso el cuerpo adolorido por la posición en la que estuve durmiendo en el sofá... Mi padre llegó y lo más probable era que se encontrara ya dormido, lo sé porque ha dejado un paquete de comida japonesa en la pequeña mesa de media luna a un costado del sofá en el que me encuentro. Me levanto con intenciones de espabilarme un poco, las sensaciones de resaca aún abandonan mi cuerpo a paso lento, ya no es la gran cosa sin embargo la sensación de torpeza sigue presente, el dolor de cabeza aparece ocasionalmente recordándome que no debo beber nunca más y el ruido en mi estómago me recuerda que necesito comer.

Tomé el paquete para desenvolverlo rápidamente, el olor golpea mi nariz con intensidad, es el hambre. El queso crema, junto con el arroz revuelto que envuelve el camarón y el resto de los ingredientes provoca que mi boca comience a salivar, como una parte de la serie de rollos humedeciendo cada uno de ellos en el contenedor plástico que contiene salsa de soya, sigo teniendo hambre pero esa incomoda sensación en mi estómago me intimida. Comer algo del agrado era sin duda el placer más exquisito que podía experimentar cualquiera en la situación que yo me encontraba, sanaba el alma. Ya había comido y no tengo sueño, lo único que se me ocurre es tomar mi teléfono celular para divagar un poco en mi Facebook. Sé que no habrá mucho que ver, mi mejor amiga está en coma y jamás fui muy popular entre las personas, mi grupo de amigos se reducía a los apartados e inadaptados que congeniaban extrañamente bien... Y bueno, ellos no habían querido entrometerse en asuntos "tan delicados".

Tras abrir la aplicación, hay demasiadas notificaciones de personas, preguntas estúpidas como "¿Estás bien?", y esos comentarios de los familiares que nunca me habían visitado agradeciendo a dios porque me encontrara bien, es desgastante... Los mensajes abundan, todos pertenecen a personas que no tienen ningún interés para mí porque por lo que puedo ver todo gira en torno a ese maldito "accidente", sin embargo antes de mandar al diablo el asunto, soy capaz de notar uno que se destaca entre todos ellos, se trata de alguien a quien no conozco por el nombre, pero que me parece demasiado familiar por el pequeño recuadro de la foto.

— ¿Cameron Wright? —pronuncio en un murmuro casi inteligible, asombrada porque tras abrir el mensaje reconozco finalmente el tipo de la pequeña fotografía que tiene por imagen de perfil... Es el chico de la fiesta y lo que menciona en el mensaje, me revuelve el estómago, porque esta situación no me había permitido ver las cosas de esa manera.

"Estás viva, me sorprende"

Transcurren algunos minutos, en los cuales pienso sobre lo cerca que estuve de morir, de sufrir, de ser torturada o de permanecer en un hospital gravemente herida. Hasta ahora me había quejado del alcohol y lo que había dejado en mí, sin embargo esto era más grande que yo... Más grande que una resaca.

Aprieto mi mandíbula y en un intento por reflexionar un poco la respuesta, fracaso al darme cuenta de que no se me ocurre absolutamente nada bueno que decir, hago una mueca mientras miro fijamente el teclado táctil del celular. No sé qué escribir, ¿qué se le puede decir a un desconocido luego de recibir esa clase de mensaje?

Estoy a punto de responder cualquier tontería, sin embargo una idea cruza por mi mente en los últimos instantes y escribo sin siquiera analizarlo unos segundos.

"Es reconfortante saber que no soy la única... ¿Sabes qué fue lo que pasó?"

Se me ocurre de pronto que él es la respuesta a toda esta problemática que de pronto controla mi vida, la escuela, la policía y el sin fin de gente involucrados que buscan respuestas, respuestas en mí. Él había tomado en esa noche, pero no había sido lo suficiente como para que hubiese quedado en el vergonzoso estado que había quedado yo, él era la esperanza de esta situación.

Su respuesta tarda algunos minutos en aparecer y admito que eso llega a perturbar mi calma. La animación de los puntos suspensivos móviles y el "está escribiendo", son estresantes, pero me obligo a ser paciente.

"Caos pasó... mi hermana sigue perdida..."

Mi estómago vuelve a hacerme sentir miserable y me agradezco por no haber comido en exceso. Quiero preguntarle más, pero sé que de repente podría ser abrumador así que me contengo con todas estas preguntas acumuladas en la cabeza... ¿Tenía una hermana allí y quién era la hermana? ¿Por qué nadie lo había visto o por qué él no estudiaba allí?

"Hubo mucho desastre, lamento lo de tu hermana, muchos rescatistas trabajan en ello"

Intento darle algo de esperanza, como lo hacía con todas las personas que recurrían a mí en estos momentos de desesperación, aunque una parte de mi sentía que lo hacía para hacerme sentir mejor, después de ser la única posible testigo y no servir para nada, claro, ahora estaba él.

El aviso sonoro de su respuesta me saca de mis pensamientos.

"¿Podemos vernos?"

Su respuesta me intimida porque de pronto imagino que está bien y sé que hay peligro de por medio. Si bien el chico perdió a su hermana en el asunto, ¿cómo nadie se dio cuenta de que su hermana estaba allí?, ¿por qué él no era parte de los heridos? Sabía perfectamente que a ojos de todos, lo mío era igual de sospechoso, pero mi caso era diferente, había sufrido una congestión alcohólica.

Los pensamientos me desviaban de la situación actual, ¿debería darle una oportunidad? Sin meditarlo más tiempo, ya había enviado la respuesta.

"¿Cuándo?"

La respuesta había aparecido a escasos segundos de la mía, como si él hubiera sabido cuál sería mi respuesta y hubiera escrito la suya, esperando la mía sólo para pulsar "enter" y enviar. Decidí no pensarlo más, mi situación era complicada en este asunto y debía darle una oportunidad, dejar que se explicara, quizá juntos podríamos contribuir en este caso.

"Te veo mañana a las ocho en punto en la biblioteca de la universidad, entra por la puerta de emergencia sur, está defectuosa y se puede ingresar fácil."

Agradezco que por lo menos sea un lugar casi público, conocido por mí y no un callejón de mala muerte inaccesible en el que pueda morir sin que nadie se entere. Inspiré profundamente como si el mensaje que fuera escribir se tratase de vida o muerte, cuando en realidad era algo tan simple como un "ok".

Su siguiente mensaje consistió en una carita sonriendo. No respondí a ese mensaje porque sabía que no tenía nada más que escribir.

El chico me provocaba mucha curiosidad, tenía un aire misterioso que no alcanzaba a comprender en su totalidad y con fines meramente informativos, abrí su perfil sólo para entender un poco las cosas... ¿de dónde había salido, dónde estudiaba, qué amigos tenía, cuál era la hermana? Y algo más.

Para mi sorpresa, es un perfil privado... 

El Crimen de Ailann WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora