El atardecer estaba por terminar y estaba segura de que en pocos minutos el sol se iría dejándome encerrada en una inmensa oscuridad.
Yo corría tan de prisa porque tenía miedo de detenerme, sabía que algo me perseguía desde hace unas cuantas horas. Buscaba ayuda, pero nadie venía a mi socorro. Porque para bien o par mal mi única opción era correr y correr no sé hasta cuando.
Todo había empezado esta mañana cuando me dirigía a la casa de campo de mis abuelos; ese lugar había sido una herencia que ellos me dejaron. Desde pequeña había visitado ese lugar un par de veces, yo era una niña que amaba estar con ellos, pero por desconocidos sucesos mis padres me prohibieron regresar.
Nunca más supe de mis queridos abuelos hasta el día de ayer, que me llegó la noticia de la herencia que me dejaron; mis padres habían fallecido hace tres años en un accidente, así que no les podía preguntar si era correcto ir a la casa de campo. Por lo que... mi personalidad arrogante me empujó a realizar cierta decisión.
Volví a mi realidad cuando mi cara casi se da contra el piso, la noche se hacía presente y yo por andar pensando en el motivo del por qué me encuentro huyendo, inconscientemente había tropezado.
Rogué por mi vida o por encontrar una salida, rogué porque esto fuese un sueño, pero nada de eso sucedió. Alguien estaba cerca de mí, lo podía sentir, lo sabía; me quedé paralizada en el suelo, buscando respuestas de escape, sin embargo, llegué a pensar que mi única salida era esperar mi muerte.
"¿Qué quieres de mi? ¿Por qué me persigues?" pregunté. Algo o mejor dicho alguien se sentó detrás de mi y respondió "Solo quiero cumplir la promesa que hicimos".
Su voz era fuerte, pero no experimenté miedo; su mano tocó mi hombro y pude sentir un frió que estremecía mi cuerpo, pero no quería apartarme; podía sentir su respiración cerca de mi cabello, pero aunque parezca raro, ese simple gesto me gustaba.
"¿Por qué me siento así? Mi cuerpo reacciona solo con el contacto de esta persona ¿Qué me pasa?" . Yo ya no podía pensar con claridad siquiera, esta persona me tenía bajo su dominio y yo era incapaz de reaccionar.
Aquel que me tenía prisionera de un tirón logró que mi cuerpo quedara frente a él; la luz de la luna llena, hizo que fuese posible ver su rostro. Su cabello parecía jugar con las sombras, era oscuro igual que la noche, su cara pálida lo hacía ver más interesante y sus ojos azules intensos me provocaron una sensación de calidez.
Mis manos apartaron algunos mechones que tapaban sus ojos y él... tal como un gatito, se quedó quieto; algo dentro de mí, me decía que lo había visto antes; en algún lugar o en algún momento, pero mi mente no lo recordaba.
Su rostro se iba aproximando al mío, y yo descaradamente no quería moverme, primero besó mi frente, luego mi nariz y por último sentí sus labios rozar ligeramente los míos; yo no pude alejarlo, mi cuerpo reaccionaba solo y me era difícil tratar de controlarlo. Cerré mis ojos y me dejé llevar, me hundí en ese mar de sensaciones, era como un dulce néctar para mí. Apartó sus labios, dejandome a la espera de sentirlos de nuevo. Recorrió mi cuello con pequeños besos, hasta que sentí una suave punzada que despertó mi sangre, abriendo pasó a una ola de recuerdos que retumbaron en mi cabeza.
Mis lágrimas amenazaron por salir y estaba a punto de decir algo, pero el olor a sangre detuvo mis palabras; su lengua lamió las heridas que dejaron sus colmillos y recordé que había prometido convertirme en vampiro para amarlo solo a él por el resto de la eternidad. Su mirada ya no era azul, ahora me miraban unos rojos carmesí que me enamoraron aún más de lo que ya lo amaba.
Estaba completa, lo conocí desde siempre, lo amé desde siempre y prometí ser parte de su mundo para siempre. Era este el destino al que temían mis padres, por eso buscaron la manera de sellar mis recuerdos, pero hoy que estoy aquí, mi vampiro, mi rebelde amor; él lo supo, me buscó y me encontró.
"He vuelto a ti"
"Eso es porque me perteneces"
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Diarios del alma ||TERMINADO||
PoesíaPoemas que expresan los sentimientos más profundos del alma. Muchos hemos pasado por ciertos momentos difíciles de la vida, en los que no sabemos como contarle al mundo nuestros delirios, pero es entonces cuando nace nuestro deseo de entender y expl...