Capitulo 1

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Mi nombre es Maggie Williams y caí con personas extrañas, ¿por qué despertaba con hombres desconocidos? Me destrozaron y no pude entender el motivo.

Si me preguntaran ¿Cuál es el peor día de tu vida? Mi respuesta sería el día de mi quinto cumpleaños
Todo comenzó el 21 de septiembre de 1994 era una niña inocente y pequeña Esa mañana mi madre y yo nos dirigimos hacia un edificio abandonado que por mi parecer, estaba horrible. Entramos y se encontraban las paredes rasgadas junto con un aroma de perro muerto
- agggh, mamá aquí adentro apesta- dije con desagrado
Mi madre no me había puesto atención desde hace tiempo, algo le había sucedido.
Apareció un hombre alto y flaco y con una barba espantosa, ¿acaso se ha bañado alguna ves? , uh, pero su ropa era tan elegante
-¿es ella? - Pregunto el señor barbón
Si - contesto mi madre, sin decir nada más.

¿Tan fácil fue mamá? Venderme a ese barbón apestoso de mierda, en serio, tanto aprecio te tenía y pensé que me amabas. 


Llevo aquí varios años, de hecho ya perdí la cuenta, ni sé qué día es hoy.
-¡Maggie! Hoy es tu cumpleaños, muchas felicidades hermosa- me despertó Jennifer, una de mis amigas que también está dentro de este agujero. 
-¿Como lo sabes ?, y también ¿qué haces en mi cuarto? Es muy temprano y sabes que Oliver se enojará-
-Tranquila, primero le pregunté a uno de los soldados la fecha del día de hoy y me había acordado el 21 de septiembre es tu cumpleaños querida-
-¿en serio? Gracias jenny- ella me devolvió una dulce y linda sonrisa
    Ya viene
- ¡salte ahora mismo!, Oliver ya viene- le dije apresurada mente, esas voces no me engañan.
Jennifer da un brinco y sale de mi cuarto mientras yo me acuesto en mi cama.
- Buenos días Maggie, despierta, te traje un obsequio- me susurra Oliver
Me levanto de la cama y me da una pequeña caja, nunca antes me habían obsequiado algo así que me sentí un poco incomoda que Oliver fuera el único, la abrí y dentro de ella venía un collar hermoso de un pequeño ángel de plata, a pesar de lo bonito que estaba, no me sentía tan feliz que digamos.
-gracias- admito que no sé fingir muy bien la felicidad
-¿que es lo que te pasa, ya habíamos hablado de los modales ¿no es así? o quieres trabajar doble el día de hoy- me contesta un poco molesto
* joder, este hombre es muy sensible *
-¡GRACIAS! - eleve un poco más la voz y le sonreí para que ya me dejara en paz.
Pone un gesto de desagrado pero no le tomo tanta importancia.
-Nos vemos en la sala a las ocho- me intenta dar un beso pero giro mi cabeza y aterriza en mi mejilla. Se va de mi cuarto y cierra la puerta. Odio a ese tipo y para colmo es el jefe de este lugar, el mismo hombre barbón que vi hace años atrás. Se cree una buena persona pero no lo es, nos obliga a hacer cosas, dice que esto es un juego pero no es así, todos sabemos que es más bien un trabajo tormentoso. 

Me acostumbre al horrible olor de perro muerto después de unos días al caer aquí, me dí cuenta que ese olor tan peculiar viene del sótano, pero nadie puede bajar más que los guardias que nos cuidan día a día, además, de ves en cuando le pido a Oliver si me puede conseguir algunas velas aromáticas y nunca se ha negado, pero sólo él me puede encender la vela para evitas accidentes según él.
Todos mis días son iguales, me  baño y me alisto, Oliver nos da un poco de comer y después entran a la casa varios soldados que le dan dinero a cambio de pasar un rato con alguna de nosotras, la verdad somos 10 niñas, y la mayor es de todas nosotras es Melanie, tiene 20 años y sigue aquí para ayudar a su hijo de 3 años, ya que lo tiene escondido y no dejan que lo vea a menos que cumpla su promesa.
Pero antes de empezar con mi rutina me sorprendió los gritos de mi amiga
-¡tenemos a una nueva! Vengan a ayudarla- grita Jennifer, por lo que voy hacia ella rápidamente y veo a una pequeña niña que al parecer tiene menos de 10 años, es tan linda, pero se nota en su carita que tiene miedo, pronto me viene la cabeza de los recuerdos que tuve a su edad , al sentir lo mismo por lo que ella está pasando.
Comencé a llorar y me partió el alma, intenté calmarme pero solo conseguí sentir más furiosa ¿qué hace aquí una niña tan pequeña? me lo había prometido que no volvería a pasar.

 Me acerqué a la pequeña y le susurre - te sacaré de aqui                                                                                  -¿Lo prometes? -                                                                                                                                                            

 No prometas nada, si tú aún no hay ventas de aquí ¿Cómo rayos la salvará a ella?                                  

- te lo prometo-

Un Millón De HombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora