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Quizás él estaba perdido.
Quizás él necesitaba contarle su secreto al mundo.
O quizás él nunca se atrevería a hacerlo.
Él tenía sentimientos mezclados mientras intentaba descubrir quien era.

Al principio todo era confusión.
¿Qué pasaría si al final todo era una paranoia de adolescente?
Se repetía así mismo que era un error, que ese no era él y que dejara de ser tan inmaduro.

Después vino el miedo porque se dió cuenta de que él no podía controlar su "error".
Pero realmente no era miedo, era terror.
¿Qué pensaría su familia?
¿Qué pensarían sus amigos?
¿Y su abuela?
Ella nunca comprendería algo así a pesar de que siempre le dice que va a ser feliz si su nieto es feliz.
Todos pensarían que era un monstruo al que educaron mal.

Las lágrimas caían, era estresante no poder contárselo a nadie.

Estaba aterrado por las consecuencias que ni siquiera había sufrido todavía.

Él jamás había visto a un chico igual que él.
Él se sentía tan bien con falda.
Estaba precioso.

Pero.

Quizás él, no era un él, sino un ella.
Quizás ella estaba perdida.
Quizás ella necesitaba contarle su secreto al mundo.
O quizás ella nunca se atrevería a hacerlo.

Ella era las olas del mar y él se estaba ahogando.
Aunque él y ella son la misma persona.

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No debería haber presión por ser quien eres.

Lo que nos hace hermosos son las diferencias, no las similitudes.

Tú orientación sexual no tiene nada que ver con tu sexo.

Y recuerda, tú que éstas leyendo esto, que eres precioso o preciosa pase lo que pase.

NO DEJES QUE LA SOCIEDAD TE ENSEÑE A ODIARTE A TI MISMO

QuizásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora