Os parecerá extraño que la historia empiece en un gimnasio, pero así es como ha ido mi primer día en él.
Al parecer, Daniela (la chica de recepción), me ha dado hora con mi nuevo "personal trainner" a la misma hora que Sara.
Bien, os voy a resumir quien es Sara: Mujer de metro ochenta, fibrada hasta los glóbulos oculares y un moreno de haber estado en el Caribe un mes. Además, no es una mujer amable y respetuosa, es grosera e impertinente.
No os puedo explicar como se ha puesto al llegar cinco minutos tarde y ver que David estaba empezando una nueva rutina conmigo. Han sido tales los gritos, que al final me he tenido que montar en la elíptica y que ella hiciera su rutina diaria.
Ha sido entonces, cuando un hombre de unos cuarenta años (que le caían las gotas de sudor a un ritmo incontable por la frente), ha venido a decirme que era algo normal y que no tenía que preocuparme por ella. Me ha sonreído y se ha ido.
Estoy molida, en casa, escribiendo con Fito* de fondo. Me voy a dormir, ¡hasta mañana!*escribiendo mientras suena Fito y Fitipaldis
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La triste historia del "todo".
Short StoryUna historia siempre empieza cuando decides cambiar tu rutina.