Es 21 de septiembre y Angelica tiene otra vez la mirada clavada al vacío de la pizarra en medio del salón de clases, de fondo se encuentra su profesor de turno dictando clases de economía internacional , el movimiento fluido de sus brazos, como si de llevar el tempo de una orquesta sinfónica se tratara , no consiguen atraparla, los murmullos, el sonido de las sillas al mover y el sonido de unos apuntes, nada la concilia con la realidad, se siente diferente a los demás o sólo ya no podía seguirles la par.
Al otro lado de la realidad que se desplazaba a su alrededor en alguna parte de su cabeza se encontraba ella , suspendida al borde de un acantilado, desde ahí se podía apreciar lo inmenso y aterrador del océano, solo a unos metros de ella se encontraba un gran farol blanco , hecho de gruesos bloques de piedra que se alzaban a tal magnitud que a ásperas se notaban los enmarcados de las ventanas que sobresalían en la parte superior ,las cuales emitían rayos luminosos atravesando la frontera del mar, la brisa del océano golpeaba su rostro marcando una sensación de paz, ahí ella podía sentirse libre.
-Oye, Angelica tú opinas lo mismo de Norman?
-Parece que alguien le mordió la lengua o sólo está muy celosa para opinar- termina diciendo Karen, una de las pocas amigas que le quedaban a Angelica.
Angelica solo sonríe y asiente, sabe que no tiene la menor idea de cómo o de qué va la conversación pero lo disimula solo con una sonrisa entrecortada, por mas que sospecha que sus amigas ya saben de su distracción habitual, en su mente se consuela diciéndose que al menos no creen que está loca.
-Norman es un buen chico, solo atina a decir eso, sabía que no entendía el contexto de la conversación pero al mismo tiempo que estaban hablando de su ex y esa respuesta era imparcial o al menos es lo que ella pensaba.
Cada día regresaba más tarde a su casa de lo habitual, se había establecido caminar más , sentía que si no caminaba lo suficiente, algo malo le pasaría a ella o a alguno de sus familiares, cómo si fuera un pacto con el universo para no distorsionar el orden de su vida diaria.
Era bastante obvio que algo le sucedía a Angelica , algo que a ella le aterraba aún sin saber el porqué.
Cuando llegaba a su casa se topaba con su padre, un ex soldado retirado que se preocupaba más por si faltaba alguna botella de cerveza en la nevera ,que por la salud mental de su hija, no era un tonto, podía sentir lo que ocurría en su casa pero se hacía de la vista gorda ya que todos sus sentidos le decían lo que estaba próximo a pasar, y éso es algo con lo que simplemente no podía lidiar, no después de lo que tuvo que pasar con su esposa, la madre biológica de Angelica, ya que después tuvo un par de relaciones fallidas .
Ella falleció cuando la pequeña Angelica solo tenía 10 años, tenía esquizofrenia severa. Un día simplemente salió corriendo de la casa hacía un trágico y fatídico final, la buscaron por todos lados esa noche , su padre que se encontraba de baja de servicio por esa época hizo unas llamadas y salió en busca de su amada a la cuál a pesar de su enfermedad todavía seguía queriendo y amando cómo un joven empedernido.
Cuando amaneció, la joven madre de Angelica todavía no era encontrada, sino hasta la tarde cuando unos pesqueros dijeron haber encontrado un cuerpo que yacía en la costa del puerto, cerca a su lugar de pesca, Angelica era lo suficientemente grande como para poder procesar lo que sucedía, sólo que decidió guardar ese recuerdo en algún lugar de su memoria.
-Quédate con este policía princesa, yo iré con los demás oficiales .
-No demores mucho-, fue lo único que dijo Angelica con su pequeño y frágil cuerpo.
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En la profundidad de mi Mente
Short StoryAngelica junto con la ayuda de su padre buscará encontrar su punto medio entre la realidad y la ficción.