"Nada definido"

El principio

Cuando recalas en la memoria, te das cuenta que uno percibe lo que quiere, así de sencillo, y así de sencillo uno trata de recordar las cosas como quisiera, a veces, uno lo consigue. En aquel entonces comencé con este hábito, escribir, aunque no tenía una estructura clara, mucho menos el compromiso de hacerlo día con día... De modo que lo que estoy a punto de contarte, es algo que no escribí en el momento que debería haberlo hecho, pero te aseguro que todo es verdad, es lo que viví, tal y como lo viví.

Ahí estaba, empapado, escurriendo el pecho, el labio partido, hasta la lengua, todo me dolía. Quise agarrarme de otro, quise que esa persona pesara tanto como yo para que entendiera mi pena, me hubiera gustado ganar. Un puto tiro de tres que no cubrí, y una canasta de media distancia en donde no cerré, y pensé: todo ha sido mi culpa. El sudor, el llanto, la saliva inexistente en mi boca, el sonido de los jadeos, el eco de un balón golpeando el piso, todo arremetió contra mi existencia...  y sólo pude agarra mi rodillas y gritar para mis adentros, puta madre.

***

-¿Cómo te sientes con nuestra relación? ¿Consideras que hay motivos para pensar en tomarnos un tiempo? - pregunté sin reparar en lo que responderías.

-La verdad es que sí los hay, no me gustan muchas de tus actitudes y reacciones, hay veces que no me siento segura estando contigo. Sergio. Me da miedo decirte cosas por que no sé si eso te va a lastimar- respondiste.

***

-¡Sergio! Vale madres, no hicimos una chingada de lo que entrenamos- me gritó Lalo.

Quería llorar, sabía que no importaba, te irías, independientemente de que ganara o perdiera ese juego, pero en mi mente se mantenía una idea, si podía ganar la final, así como en las películas, las cosas se arreglarían, porque así debe funcionar la vida, a veces con una cosa que salga bien sabes que todo irá bien. Sin embargo, así como todo puede ir bien, todo puede irse al carajo. Yo había perdido.

Y ahora, ahora que lo pienso esto podría darme para una historia, quizás se venda bien, siempre quise escribir algo, supongo que debo iniciar en tercera persona:

"La narración de una historia suele llevar una estructura definida, al menos eso pensaba Sergio. Llevaba dos noches sin dormir bien, había ideas que deseaba transmitir y mensajes que no podía plasmar sin modificar la idea original, que a final de cuentas, terminaba careciendo de la intención que la idea pretendía

- Debería comenzar por el principio- se decía a sí mismo con más anhelos que intenciones de hacerlo-, seguro eso permitiría que me entiendan. Pero llevo años sin ser tomado realmente en cuenta. Aquellos que me creían, ahora dudan de mi estado mental. Ni mi hijo se muestra dichoso al verme, y que decir de hablar sobre aquella noche. ¿Será que no pasó lo que yo me repito a diario?

Entre sus monólogos, esos que la audiencia escuchaba atentamente a la espera de un movimiento que indicara la hora de la cena, por su audiencia no eran más que sus dos perros, se reconfortaba y animaba a no darse por vencido. Él conseguiría demostrar la existencia de "Todo", algo que no era capaz de describir aunque lo había visto surgir de la tierra en aquel otoño. Tenía en casa, una habitación llena de dibujos que él mismo había elaborado, esa habitación que resultaba ser el hogar de sus mascotas, por alguna razón se sentía seguro con sus perros durmiendo en ese cuarto y no cerca de él.

Sergio estaba por cumplir los 52 años, aunque no parecía un viejo, ya tenía mechones de canas en el cabello"

No es tan mala esa idea, podría resultar en una historia de terror, o por lo menos un algo psicológico que invite al lector a explorar un pensamiento de mí, en sus vidas. Sí podría funcionar.  De momento, al menos, puede representar un escape de mi realidad. Pero, volviendo al juego. Tenía los ojos rojos, y supongo que a nadie le extrañó, entre el bloqueador y la sal humana, el hecho de ver era lo raro. La premiación pasó sin pena ni gloria, cuando me di cuenta, los muchachos estaban discutiendo para decidir quienes viajarían en coche, porque no todos cabíamos en el auto de Lalo.