Amor platónico

105 4 1
                                    

Algo que Genevieve odiaba eran los videojuegos.

Genevieve PDV (Punto De Vista)

Si algo realmente no me gustaba era ver a mi hermano menor Alejandro jugando Minecraft, díganme… ¿Qué clase de personas juegan esa cosa de cubitos y súper pixeleada?

Augusto PDV (Punto de Vista)

Dios, creo que el peor juego de video que se puede encontrar es Just Dance, mis primas llevan jugando esa cosa durante todo el día. Pasos de bailes repetidos y realmente ridículos. Pero tengo que admitirlo, las viejas que bailan ahí están buenas.

 PDVI (Punto De Vista Inicial)

Que cosa más extraña, ¿no? Volvamos a nuestra historia.

Genevieve y Augusto van en cuarto semestre de preparatoria en la Ciudad de México, ciertamente es una ciudad muy grande. Pero, vamos, de alguna manera todos estamos conectados con todos.

Genevieve PDV

-Astrid, por favor, no me hagas esto- exclamé retorciéndome contra el agarre de mi mejor amiga.

-Deja de lloriquear, Gene, Augusto es la persona más tonta del mundo, ni siquiera sabrá que le estás mandando indirectas- dijo ella mientras me arrastraba escaleras arriba hacia el salón de cómputo.

Y ahí estaba él, el gorila andante de cabello color excremento. Díganme, ¿Quién le mandaría indirectas sobre la tarea de inglés a un mono parlante? Astrid.

Caminamos discretamente.

-Tú hazlo, Astrid. Me siento como una niña de secundaria- dije y caminé más lento.

-Recuerda que Augusto es mi amor platónico y quiero que sepa de mi existencia- dijo y me empujó hacia adelante.

Tomé aire.

-Dios As, la tarea de inglés ha estado de lo peor, el maestro se pasó hablando en su muy asqueroso inglés americano- dije y traté de captar la atención del muchacho.

-Lo sé, pero por suerte Augusto le entendió y nos tradujo- eureka, lo tenemos. Augusto giró su cabeza en dirección a nosotras.

-Es cierto, pero mejor… le preguntaré a América si está bien mi tarea- que pena, enserio.

Augusto abrió tanto los ojos, que creí que se iban a salir de sus órbitas. Susurró un leve “Oh, Dios” y se disculpó del profesor con el que estaba hablando.

Sorprendida y satisfecha, empecé a caminar a la salida, pero algo realmente inesperado sucedió.

-Gracias, princesa- me besó en la mejilla y salió corriendo.

Augusto. Vega. Me. Tocó.

Hice una mueca de asco y me limpié con la manga de mi suéter.

-Sí, claro, por nada- dije y me seguí tallando la mejilla.

Astrid me miraba con los ojos bien abiertos y su boca tocando casi el suelo.

-¿Qué ha sido eso?- dijo y me tomó del codo.

-Pregúntale a tu amor platónico, que asco, me tocó- dije y ella rio.

-Oh, vaya. Augusto Vega amanecerá sin labios… ¿cierto?- rio aún más fuerte.

-Eso y sin sus pequeños amigos- ella rio aún más fuerte, contagiándome y riéndonos como drogadas por el segundo piso.

Un día sin ti es simplemente injustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora