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Una vez Taehyung empujó a Hoseok más fuerte de lo que pensó que haría después de que este golpeará a Jimin en un juego.

La sonrisa tan pura y las miradas que Park JiMin le regalaba al mundo eran algo más.

Tan bonito como ver el sol después de un crudo invierno, acurrucado a su lado Taehyung se sentía en el mismo cielo. Jamás en su vida imagino que hablarle al muchacho de grandes cachetes le cambiaría la vida de esa forma, no imagino nunca que cumplirían su sueño juntos, ni tampoco que serían lo que son. Porque ¿qué es la vida sin sorpresas?

Y por las mañana Taehyung solo quería callar los gritos de Hoseok, y quería que Jungkook dejará de cantar y por Dios que deseaba que Namjoom dejará de romper cosas provocando un ruido molesto para su persona y quería tanto a Jin pero definitivamente, quiere con todas sus ganas que no intenté callar al resto si eso implica que hará igual ruido que los demás, pero si alguien le preguntará a Taehyung que sería lo único que no callaría el diría que eso era la risa de Jimin pero desgraciadamente para mantener su bonita risa debía mantener al resto en play, desgraciadamente.

Bonita silueta, bonitas piernas, una estatura pequeña y pequeñas manitos, más bonita sonrisa.

Se mueve de un lado a otro, sube y baja con movimiento tranquilos, se mueve con destreza, sus movimientos finos, sus manos recorriendo su cuerpo y esa mirada que te atrapa y esa expresión que te dice algo y todo su cuerpo grita todo lo que tiene que callar. Ver a Jimin era una adicción, de esas que simplemente están ahí y con las cuales no puedes luchar.

Se detiene por fin, su respiración es todo lo que se escucha en aquella sala de ensayos y sus ojos se centran en el cuerpo de su amigo que lo mira con asombro. Sonríe.

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Una vez Jimin lloró junto a Taehyung en el suelo de un baño, en medio de la noche, mientras el más joven se aferraba a su pecho, mientras sus lagrimas no cedían.


La forma en la que mira el mundo, su voz tan profunda capaz de expresar todo lo que siente, Kim TaeHyung, el chico de sonrisa cuadrada y risa tonta.

Su rostro podría ser algo que cualquier persona no se cansaría de ver nunca, tan hermoso como la aurora boreal, tan único y tan perfecto, como un cometa que solo se ve una vez en la vida o como una estrella fugaz que escapa de tu vista de la forma más rápida posible, de una forma que no alcanzas a comprender.

Y no entendía como siempre Taehyung terminaba en su habitación cada día, por las noches solo registraba un cuerpo entrando a su cama y un par de brazos aferrándose a su cintura y unos labios besando su cuello. Y por las mañanas Jimin era la persona más feliz, y acariciaba con sumo cuidado el cabello de su bello durmiente y depositaba pequeños besos y lo observaba.

Reía, su risa era lo que demostraba la forma tan bonita en la que lo hacía sentir el amanecer entre los brazos de Taehyung porque el jamás pensó que eso ocurriría, porque si alguien le dijera que cuando un chico de particular sonrisa se acerco ese día en clases mientras el se encontraba viendo por aquella ventana, casi huyendo de los demás estudiante, le cambiaría la vida. Nadie nunca le dijo que el chico que no se burlaba de su pronunciación y de su acento, que lo miraba como queriendo descifrarlo, con el que compartió su sueño... nunca nadie le dijo lo que pasaría después.

Sus ojos ocultos tras su cabello, bonitos labios, su cara con una bonita expresión, bonito todo el.

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Se detiene por fin, su respiración es todo lo que se escucha en aquella sala de ensayos y sus ojos se centran en el cuerpo de su amigo que lo mira con asombro. Sonríe. Taehyung es tan hermoso.

Su cuerpo se mueve casi involuntariamente agachándose hasta su altura y sus pequeñas manitos van hacia el rostro de su amigo que todavía lo mira con esa expresión pero sus ojos se cierra un momento por el pequeño contacto y Dios sabe que Jimin esta en el suelo por Taehyung.

-¿Puedo besarte? -su voz soltada con suplica, sus labios a escasos centímetros casi rogando por el tacto ajeno, un palpitar que casi podía escucharse. -Taehyung ¿puedo besarte? -sin terminar de decir aquello sus labios fueron tomados por el menor, con desespero, casi con brusquedad. Y el cuerpo del mayor reacciono, ahora sentado sobre el regazo del castaño platino, el ahora rubio se sentía en el cielo entre sus brazos. Y porque nunca nadie les dijo.

-Jiminnie. - soltó un suspiro. Sus frentes juntas, guerra de miradas, labios rojos, respiraciones fuertes. -Gracias. - ¿su significado? uno más profundo de lo que aparentaba y que solo esos dos muchachos, tirados en el suelo, de una sala en donde cumplieron sus sueños, sabían.

Movimientos lentos, boca a boca, labios con sabores dulces y suspiros profundos, unas pequeñas manitos acariciando el rostro de su mejor amigo y largos dedos colándose por debajo del buzo del más bajo. -Te amo. - y sonrisas grandes. Y pequeños besos por todo el rostro.


Y aunque alguien se los hubiera dicho ¿lo habrían creído?

Nobody Told ThemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora