-Te espero en mi habitación, tengo algo para tí- dijo Yona susurrando en el oído de su alto novio.
Cuando Hak se presentó en el cuarto como habían acordado, su novia le pidió que cerrara los ojos y que no espiara porque tenía un regalo para él.
-¿Ya puedo abrirlos?
-No, espera que nose donde lo dejé.
-¿Ya?
-¡Si ya puedes! - estiró hacia él una caja muy peculiar y pequeña.
-Tú... como la recuperaste, pensé que este cofre se había perdido cuando jugabamos ya hace tiempo- dijo agarrando la cajita marrón con decorados brillantes.
- Perdón Hak, nunca se perdió yo siempre lo tuve escondido. Aquí guardo mis recuerdo más anhelados de mi infancia, la que siempre quise esconder en esta cajita pensando que si la abría los malos momentos vendrían y los recuerdos de mi pobre madre no tendrían descanso. Recuerdo ese día en que mi madre falleció... nosotros estabamos jugando y tomándonos fotos hasta que alguien nos avisó que hubo un accidente y mamá no había podido salvarse. Fue entonces que cerramos este cofre con lo de ese día y lo oculté todo este tiempo. Hoy me siento fuerte gracias a ti Hak, por eso soy capaz de dejar ir los dolores del pasado , por eso quiero abrir esto contigo.
-Vamos a abrirlo Yona, se fuerte - dijo tomandola de ambas manos mientras le transmitía seguridad con su dulce mirada.
Al abrir el cofre se encontraron con puntas de flechas con las que solían jugar, flores secas y fotos de aquél día.
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Todo lo de ese día lo dejó ir, la culpa y el dolor, todo para llenarse de alegría recordando cada momento feliz que habia sido suprimido a causa de la angustia en el pasado.
-Hak gracias por todo lo que haces por mi, yo realmente te amo- dijo bajando la mirada porque se apenaba de decir estas palabras.- quedate conmigo esta noche.
-Te amo Yona y siempre lo haré.- iba a decir algo más pero fue interrumpido por un beso que lo tomó por sorpresa.
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El ambiente se puso caluroso, ambos jovenes estaban llenos de amor en sus miradas y ya no había vuelta atrás. Juntos llegaron a la cama y allí Hak quedó encima de Yona. Este continuó besandola en el cuello, el pecho, el ombligo, en todos lados lentamente como si estuviese midiendo cada centímetro de su suave piel mientras la pelirroja se estremecía bajo sus brazos. Fue una noche donde dejaron de lado la vergüenza, el pasado, la tristeza y todo para unirse el uno con el otro.
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Bueno este es el fin, vivieron felices para siempre y a Soo-Won lo atropelló un camión por malo.
