UNO |Soy; Emma Agreste Cheng

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El sol se filtro por la ventana, de forma perezosa me obliga a abrir los ojos.

—¡EMMA AGRESTE CHENG! — El grito de mama resonó por todo el castillo. Oh no, ha dicho mi nombre completo. ¡Alerta! Kathleen, te dejo mi testamento debajo de la almohada, Pato se queda con todas mis pertenencias.

Me incorpore en mi cama a la volcadas de la luz, corro por mi cuarto rezando a los dioses que mamá no esté tan enojada.

Al salir de mi cuarto con ropa "decente"; osea mis pantalones de todos los días y unas botas, una camisa holgada.  Mientras corro los pasillos ato mi cabello en una cola improvisada.

Al llegar al gran salón me encuentro con mamá, hecha furia, y mis dos hermanos con la cabeza gacha. 

—¿Me puedes explicar, que DEMONIOS hacías afuera del Castillo de madrugada? —Está estaba de brazos cruzados y golpeando su pie izquierdo con impaciencia.

Trago en seco para luego mirar a mis hermanos - No lo pudimos esconder por mucho tiempo - Louis estaba escondido detrás de Hugo.

—Emma—Mamá me nombró en forma de advertencia, miro a papá quien estaba en una esquina con los hombros bajos y mirada derrotada.

Así era mamá, prepotente y fuerte, jamás la he visto llorar por papa o darse a doblegar, y para remate, ella es la cabecera de él ejército del Reino Agreste.

—Emm.. Puedo explicarlo —Sonrió con nerviosismo — E-es que... Ayer, se me había olvidado avisar no avisar.... Y sabía que no ibas a dejarme... Y quería salir —

El Suspiro de Mama hizo que me relajaba — Bien, pero sabes que puedo ser flexible con algunas cosas Emma..—

— Lo sé mamá... Lo siento—la abrace fuertemente.

Una de las mejores cosas de mama; es que es paciente, a veces se sale de sus cabales, en especial por papa, pero siempre logró un punto concorde con todos. Ella siempre a sido una guía, una buena Reina, y una buena madre.

Mi padre por otro lado, es quien nos mima, a mi y a mis hermanos. Siempre que queremos algo nos consiente con ello y es un buen rey.

Jamás me han contado como se han enamorado, o cual fue su historia. Emma, tampoco es como si les hubieras preguntado.

Beso la mejilla de papa y este recobra energías como por arte de magia - Chicos - los llamo. Mis hermanos me miran y como si fuera instantáneo se les iluminan los ojos.

Salgo corriendo con ellos detrás, tratando de alcanzarte. Al llegar al jardín me subo al gran árbol que había y me cuelgo de cabeza en el. Desde pequeña he amado este árbol, aún recuerdo los infartos de papa cuando me veía en la Copa del árbol o de cabeza en una rama.

Mis hermanos se suben y se quedan en la misma rama que yo, juntos miramos el pueblo. Con pocas señales de vida debido a que aún es de mañana.

Me presentare como es debido, Soy Emma Agreste Cheng,  la mayor de los Agreste Cheng con 16 años y próximos 17, mis hermanos Hugo y Louis Agreste Cheng son mellizos con 13 años y próximos 14.

Mi cabello es más largo que el de mí madre pero no exagerado, una buena guerrera encuentra sus gustos; cómodos y elegantes. Mi cuerpo fue esculpido desde pequeña, diría que soy una chica de cuerpo ejemplar pero hay mejores que yo; la belleza no es lo único. Mis ojos son como los de mí padre, verdes y brillantes, pero mi cabello es como el de mama, tan negro que se ve azulado.

Mis hermanos son tan iguales como diferentes, Louis es igualito a mamá, ojos cabello, pecas, ¡todo!, Hugo es igual a papá. Son tan idénticos en sus facciones pero sus características son tan diferentes.

Mi madre; Marinette Dupain Cheng, fue mi maestra desde que tengo memoria, mis entrenamientos aumentaban conforme a los años y hace dos años atrás dejó que entrenará por mi cuenta, buscando, según ella, una razón para luchar. Ahora, entrena a mis hermanos. Mi padre; Adrien Agreste, fue mi mentor en todos los sentidos, a demás de reforzarme me enseñó valores, me enseñó la belleza del mundo y también la obscuridad de él.

Veo a mi gato, Pato, en el mismo árbol que nosotros, me siento bien en la rama y salto a la siguiente.

—¡El último en llegar es un mellizo podrido! — Grito, sigo subiendo escuchando sus reclamos.

—¡No es justo!, ¡Eres más rápida que nosotros Emma!

 —  ¡Nada en la vida es justo!

Me giro a verlos y me posó en la punta del árbol, sonrió triunfal viendo el horizonte ya más poblado, Hugo resbala.

Todo pasa en cámara lenta, Hugo cae gritando mi nombre, me lanzó sin dudarlo en picada y agaro a Hugo, trato de alcanzar una rama pero se can rompiendo por mi velocidad, cada vez veo el suelo más cerca.

—¡Agárrate! — Lanzó a Hugo al árbol y este se agarra de una rama sin romperla por ser más liviano que yo.

No logro alcanzar las ramas, el suelo está a pocos metro y escucho a papá y Louis gritar mi nombre, me cubro con mía brazos esperando el impacto.

¿Que?

El impacto no llega, siento como unos brazos me reciben y con fuerza me protegen, escucho un gemido de dolor y abro lentamente los ojos viendo a una mujer de traje y antifaz rojo y moteado. Su pecho sube y baja lentamente pero de forma estruendosa, sus ojos reflejan preocupación y sus facciones de me hacían vagamente conocidas.

— ¿Es... Estas bien? — Lentamente se levanta y me baja con delicadeza, hace una mueca de dolor.

—Si.. ¿U-usted está bien? —Tartamudeo.

—Si, Ahg...  Ve a ver a tu hermano..— Con dificultad se va de un salto perdiéndose entre las casas.

Al girarme veo a Papá abrazando a Hugo quien llora del susto y a Louis quien sólo cierra los ojos. Hugo me mira y se lanza encima mio llorando.

—¡EMMA!— Se sorbe la nariz — ¡Estúpida! ¡CASI TE MATAS!  —

— Tranquilo Hugo.. Lo importante es que tu estas bien— Lo tranquilice sumisa a mis pensamientos,  ¿Quien era esa mujer? 

Herencia Doble Filo [MLB] -Pausada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora