En el verano de mi penúltimo semestre de preparatoria, todo iba bien, tenia un promedio de noventa y tres hasta ahora, no me faltaba nada. Mi familia estable, tenía unas buenas vacaciones aún.
Mis amigos y amigas probablemente estarían en la playa en éstos momentos, yo estaba conforme con mi descanso de al menos unos dos meses, bueno con tanto estrés me venía bien un descanso.
Mi familia y yo la mayoria de las veces no salimos a ningún lado, preferiamos pasarla en casa para tener menos presión y estar más cómodos, aparte por que a mi padre sólo le habían dado dos semanas de vacaciones, entró a trabajar muy pronto. Y mi hermana mayor cursaba la Universidad y sólo tenía tres semanas de vacaciones.Me quedaban algunas semanas, dos para ser exactas. Y tuve la oportunidad de asomarme por la ventana del cuarto de mis padres.
A mi espalda, el sol se ponía por detrás de la casa de la Sra. Marta, y su sombra oscura a podía extender hacia abajo.
Cuando era niña, recuerdo que mis dos hermanos y yo solíamos jugar en el patio de la casa, teníamos mucha imaginación, así que nunca faltaban los juegos raros que se nos ocurrían.
Después ya nada era igual, al paso del tiempo dejábamos de tener las mismas imaginaciones.Un día muy diferente a los demás les podría haber contado las cosas que me ocurrieron en este gran trayecto, dónde mi padre nos enseñó a mis hermanos y a mi montar en bicicleta sin rueditas. Recuedo que todos los domingos al terminar de jugar la Sra Marta nos hacía un pastel de chocolate, ella siempre fue muy atenta con nosotros, muy amable sobre todo, tuvo un gran cariño hacía mis padres, pues desde que nos mudamos, hace quince años para ser exactos, que nos recibió con una muy cordial amabilidad.
En fin. Bajé hacía la cocina para ver si podía encontrar algo de comer, mi madre estaba cocinando unos Hot-Cakes para el desayuno, que por cierto olía exquisito.
-¿Eres tú, cielo?
-Sí madre. Buenos días
Cuando entre a la cocina mi hermana mayor Valeria estaba teniendo una charla con mi madre, no se acerca de qué por que los oídos no me alcanzaron para escuchar lo que platicaban.
-Buenos días. -Me miro mientras comía una galleta de chocolate
-Buenos días. -Contesté.-¿Dónde está papá?-Pregunté
-Tal vez está en el pórtico cielo, si lo vez dile que venga a la mesa, ya casi está en desayuno.
-Enseguida.Me dirigí hacia el pórtico para charlar con mi papá y así preguntarle como iba todo en su trabajo.
Cuando llegue estaba agachado en un cajón acomodando algunas cosas.
-Hola papá, buenos días.
-Cariño, buenos días como amaneciste.-Se para y me pinta un beso en la frente.
-Sonreí. ¿Qué tal el trabajo papá?
-Hasta ahora bien cariño, no nos falta nada por ahora, afortunadamente nos está llegando mucho trabajo.
-Me da mucho gusto papá. Por cierto mi mamá te llama para que vayas a desayunar, ya casi está listo.
-Gracias cariño, ahora subo.Subí a mi para dirigirme a mi cuarto, junto a el se encuentra en de mi hermano Santiago, toque la puerta para que bajará a desayunar, pero no encontré respuesta, así que me vi obligada a abrirla, de lo contrario no bajaría a desayunar.
-¿Santiago?
El se encontraba con sus audífonos a todo volumen escuchando nuestra banda favorita, Arctic Monkeys. Pero nisiquiera se dio cuenta que entre, pues estaba de espaldas.
Caminé hacia el y toqué su hombro.
-¿Santiago? -Pregunté de nuevo.
-¡Alicia! ¡Casi me matas del susto!
-Lo siento, tenías la música muy fuerte. Contesté.
-Por favor te pido que salgas de mi cuarto.-Exclamó.
Santiago había estado portandose un poco rebelde las últimas semanas, pero no era un niño puberto como para tomar malas actitudes, tiene diecinueve años, más grande que yo, y nunca se había portado así.
Pero bueno, en parte lo entendía, la escuela, el estrés, entre otras cosas.
Entre a mi cuarto y me quedé a tender mi cama.
Después de unos diez minutos, mi madre me llamó de nuevo para bajar a desayunar.
Todos llegamosa la mesa al mismo tiempo.
Almorzamos un buen banquete de Hot-Cakes preparados por mi mamá.
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Por última vez.
Teen FictionAlicia puede saber una infinidad de cosas, como cuántos cafés al día puede tomar, cuantos pasos hay de la entrada a su cuarto. Pero, no sabe cuanto se mide su dolor. Alicia no sabe que es que está apunto de dar un giro irrepentino a su vida. Por últ...