-¿Le gustaría comprar un corazón?-dijo una joven chica rubia de ojos azules como el cielo con un lindo vestidito rojo hasta las rodillas, son un gran moño en la parte del cuello y con un gorrito rojo puesto, en su mano izquierda tiene un corazón rojo vivo brillante y en la derecha una canasta de corazones también rojos vivos
-Tengo corazones hey hermosos en oferta-dijo con una hermosa sonrisa-¿señor?-dijo para llamar la atención de un hombre albino con traje el cual voltio su mirada hacia la chica- ¿le gustaría comprar un corazón?-dijo amablemente, el señor se acerco un poco al rostro de la chica poniendo su mano en su pecho
-Y...dime ¿también reparas corazones rotos?-dijo con un tono amable
-¡Oh no! yo solo vendo corazones señor-dijo la chica levantando la cabeza para poder ver al señor
-el señor suspiro-Ya veo-dijo el albino con un tono de decepción y cerrando sus ojos y agachando la mirada
-Pero si va por ese camino- dijo la chica señalando un camino con poca gente-encontrara al herrero de corazones
-¿herrero de corazones?-pregunto en un susurro dudoso-muchas gracias jovencita
- De nada señor-dijo la amable chica dedicándole una sonrisa.
..................
Cuando el albino se encontró frente al establecimiento del Herrero de corazones abrió la puerta encontrándose con un joven muchacho con unos anteojos reparando un corazón
-um....¿disculpe?
-hum-dijo el joven voltiando hacia la puerta-oh ¡un cliente!-exclamo quitándose los anteojos para así apreciar sus ojos verdes esmeralda. El oji-verde se paro de su asiento para acercarse al albino-Bienvenido ¿que puedo hacer por usted?
-Una jovencita me contó que usted repara corazones
-Sip ¡eso es lo que hago!-dijo señalándose-Soy el herrero de corazones, justo en conocerte
-El gusto es mio-dijo el albino con una sonrisa
-Y dígame, cual es el problema
-Este...-dijo el albino mostrando su corazón muy roto
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Valla amigo se ve muy estropeado-dijo el herrero viendo el corazón mientras se toca la barbilla
-¿Entonces no se puede hacer nada-dijo el albino agachando la cabeza
-Yo no he dicho eso-dijo el herrero agitando las manos de un lado a otro-aunque si me llevaría un tiempo
