Me siento triste y bien sé el porqué...
Pero no puedo culparle, ya no somos nada.
Y eso es lo que más duele, que no lo somos.
¿De verdad soy tan fácil de reemplazar?
¿O es que mis instintos ciegan mi mente?
Me odio eternamente por pensar en esto.
¿Qué será de mí?
No tengo motivación de nada, no quiero vivir.
Me escondo en mis tinieblas y no salgo de allí.
Es una maldición que me carcome, que me persigue siempre que todo anda mal.
Huyo de todo y no dejo a flote nada.
Dejo todo bajo el tapete, fingiendo no saber nada, que no pasó nada, que no existe.
Lo escondo debajo de la indiferencia, donde nadie busca y nadie encuentra.
Me pongo una máscara del mismo nombre, para que nadie sepa y nadie pregunte.
Y sin querer, de manera natural, me alejo de todos, me aislo de manera de que así nadie puede entrar.
Lástima que sí pueden salir, al final todos no hacen.
Formo un muro que por fuera es irrompible, pero por dentro es más frágil que una hoja de papel mojada.
¿O es que yo los obligo a salir?
¿Es que no puedo seguir con nadie?
Quizás deba aplicar la regla de no dejarle saber a nadie sobre mí, mientras menos conozcan menos se involucran. Y yo me mantengo uniforme sin que algo se deforme para siempre.
Pero sólo estaría huyendo, como siempre hago...
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Palabras abstractas
RandomEsto no es poesía, no es más que un conjunto de palabras que me salen del corazón.