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—Recuerda no volver muy tarde, Venus, ten cuidado, por favor—pidió mi madre mientras me abrazaba, Shannon sonreía apoyada en la pared—. Ya veré que excusa le pongo a tu padre cuando vuelva del trabajo.

—Gracias, mamá... Te amo muchísimo—le dije abrazándola y ella correspondió enseguida, pude sentir como mi amiga fingía llorar y se acercaba a abrazarnos, las tres reímos.

—Será mejor que se vayan, no queremos que Frank arme un revuelo—dijo la mayor haciendo referencia a mi progenitor.

Ambas asentimos y nos despedimos. Afuera estaba un poco fresco, mi piel se erizó pero no le di importancia y me dirigí al Cherry QQ amarillo de Shannon, pusimos música y con velocidad nos dirigimos al lugar de la fiesta. Realmente yo no tenía idea de donde era, pero mi amiga me había dicho que no quedaba muy lejos, tan solo un poco a las afueras. Bajé un poco el vidrio del coche dejando que el viento moviera violentamente mi pelo, en un momento mi cabeza se encontraba fuera de el vehículo y yo dejaba mis ojos cerrados, el frío hizo que no sintiera el rostro y que mi nariz se pusiera roja.

No pasó más de unos quince minutos cuando llegamos, lo sé porque el automóvil aminoró la velocidad y finalmente se detuvo por completo.

—¡Hemos llegado!—exclamó y yo bajé, fue cuando advertí que frente a nostras había una gran casa la cual no tenía vecinos y que la música tapaba cualquier otro sonido, se escuchaban gritos desde el otro lado y por las ventanas se veían personas riendo, tomando, bailando y besándose. La incomodidad me invadió, no soy como esas personas, no me gusta bailar, no acostumbro a tomar y mucho menos me beso con alguien, nunca tuve pareja. El primer beso es otra historia, eso no pude evitarlo pues tenía tan solo nueve años cuando pasó y me arrepiento totalmente, no fue para nada especial.

En ese instante comenzaba a arrepentirme de haber venido—. Shannon... No sé si quiero entrar...

—¿Qué estás diciendo? ¡Vamos!—dijo tomado mi brazo y arrastrándome dentro. La ansiedad se apoderó de mi cuerpo, y con nervios comencé a mirar mi alrededor. No me daba el tiempo para analizar a todas las personas que se encontraban cerca, Shannon me llevaba entre los presentes con rapidez. Finalmente se detuvo frente a una barra y cuando desvié mi vista pude ver a su novio, Mike. Se saludaron con demasiada melosidad y luego él alzó su mirada hacia mí saludándome con un asentimiento de cabeza al cual respondí levantando mi mano.

—¿Quieres tomar algo, Venus?—pregunto mi amiga y yo me negué—. Relájate amiga, no te pasará nada, prueba ésto—insistió ofreciéndome un vaso y al olerlo mis ojos se encerraron, hice una mueca de asco.

—Tómalo sin olerlo, no queremos que vomites—dijo Mike con voz de superación, lo fulminé con la mirada y sin pensarlo tomé la bebida de golpe.

—¡Así se hace, amiga! ¡Tu primer trago de whisky!—exclamó Shannon, pero realmente me había caído mal, aunque mi garganta se había calentado junto con mi pecho pedí otro vaso más y logré dejar boquiabierto a el novio de mi compañera. Avisé que iría a dar una vuelta y conocer personas aunque realmente me dirigía a la puerta trasera abierta que había visto antes, al salir contemplé un patio grande con alguna que otra persona fumando, el fresco me invadió y traté calmar mis náuseas. Cerré mis ojos e inhale profundamente, la saliva comenzaba a hacerse presente en mi boca dando indicios del vómito e inevitablemente me incliné contra un árbol a expulsar lo bebido. Las arcadas hacían que mi estómago se contrajera y mi garganta comenzaba a arder.

Había sido una estúpida, nunca soy ése tipo de persona que intenta complacer a otros o simplemente hacer algo que no quieren para detener las provocaciones de los demás, pero ésto fue un impulso, uno muy tonto.

En un momento sentí que los mechones de cabello que caían frente a mí eran recogidos detrás de mi cabeza y sostenidos por una mano, traté de relajarme y respirar, no me importó que alguien estuviera ahí y no supiera quien era, quería que ésta horrible sensación se esfumara. Luego de unos minutos me repuse y pude enderezarme, mi pelo ya había sido soltado, limpié mi boca con la mano pues no me quedaba alternativa y me giré para observar quien me había ayudado.

POSESIÓN LETALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora