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Las actualizaciones son lentas y cortas ;u; el tema es muy delicado y está relacionado con otras cosas que espero agregar pronto. Espero entiendan. Cuando termine TROUBLE me ocuparé de éste fic aún si toma todo mi tiempo <3 

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-Miénteme, NamJoon—el alcohol que emanaba de los labios de SeokJin era demasiado fuerte, pintando con un vaho rojizo que atravesaba sus belfos y chocaba contra la piel ajena. ¿Por qué la noche tenía que ser especialmente fría, gélida?

Las manos de SeokJin temblaban sobre el pecho del menor, acariciando la textura de su campera y palpando esos sordos latidos que colmaban su cordura. Tranquilamente podía ponerse a maldecir a mitad del estacionamiento privado, pero no podía por dos simples razones: su educación y su incoherencia cuando el alcohol teñía su sangre.

-Hyung, vámonos, hace frío—habló NamJoon, atrapando la pequeña cintura de SeokJin entre sus manos, preocupándose ligeramente al sentir leves espasmos en el cuerpo ajeno. Trató de vislumbrarlo entre la opaca iluminación de la noche, buscando esos ojitos de un café cortado que se encendían con gracia cada mañana, cada desayuno.

-No me toques ahí—instintivamente se escondió sobre su hombro, hablando entre murmullos que salían con hipidos de por medio. Sentía la mano de NamJoon, su diestra especificando, contra su blando estómago, hundiéndose profundamente contra sus finos rollos. SeokJin se sentía asqueroso, feo, porque la persona que le gusta nota sus imperfecciones que mil veces trató de remover.

-Está muy flaco—sus guturales palabras hicieron mella en el raciocinio de Jin, quien sonrió contra el cuello cálido de NamJoon esperando la continuación de esas palabras.

«Estás bonito»

No importara cuánto esperara, cuántas plegarias susurraría a la nada, porque esas palabras no llegarían aún.

-¿Está bien?—había preguntado NamJoon sin ser consciente de sus palabras, buscando encontrarse con un SeokJin feliz, que soltaría bromas a la par que intentaba recuperar el aire de sus anteriores carcajadas. Acarició el ancho y largo de su espalda, queriendo tranquilizar algo de lo cual él no estaba lo cien por ciento seguro.

SeokJin lloró en silencio entre la cueva de la clavícula de NamJoon, sintiendo las caricias contornear su espalda y pasar diligentemente sobre sus hombros para terminar ahí. No buscaba su cintura, ni pasaba despistadamente contra su estómago, incluso llegó a tocar su nuca y ronronear sus dedos contra sus cabellos que esperaban tener su color natural pronto.

Y SeokJin se embriagó de la melancolía, de tristeza, hundiéndose en lo más profundo de sus pensamientos mientras su cuerpo caía deshecho contra los brazos de NamJoon, cansado de llorar y queriendo únicamente dormir acunado de los sueños, lugares en donde sí existen los finales felices.

Aunque a veces existan las pesadillas.

Todo tan borroso era en la mente de SeokJin cuando despertó, gimiendo de dolor por la migraña que le agarró en la cabeza como un sólo piquete en un punto específico. Una aguja demasiado grande que le inyectaba justamente sobre la cien una sobrecarga de sonidos agudos que creaban un dolor insoportable.

Aún era temprano, lo adivinaba por la escasa claridad que dejaban vislumbrar las gruesas cortinas de su cuarto. Tenía la boca reseca y los ojos lagañosos, los músculos entumecidos y la misma ropa de ayer en la tarde. Captó un aroma amargo provenir de su piel, una mezcla de vómito, vino y el perfume de NamJoon enterrado sobre sus muñas. ¿Habían tenido tanto contacto el uno al otro así?

No era tiempo de perderse en las fantasías de aquellas falacias que nunca había cometido. Un abrazo era más que suficiente para hacerlo feliz por ahora; y sabía de aquella acción por la calidez que aún permanecía entre sus pieles, los escasos escalofríos y su aroma mentolado y dulzón perdido como una caricia entre sus manos.

B U L I M I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora