Blitz es un Skitty ya aburrido de su obligada vida de pueblerino, siempre forzado a aceptar su destino como vendedor del negocio familiar, pero su vida dará un giro en 360º al conocer a un Torchic que lleva viendo en sus sueños desde que tiene uso...
Ya he estado aburrido y agotado desde hace mucho tiempo.
Mi nombre es Blitz y soy un Skitty. Vivo junto a mis padres y ellos siempre me han enseñado y re-enseñado que mi destino en la vida es y siempre será heredar el negocio familiar en nuestro pueblo, Arkala, el más importante de todo el continente, es básicamente una capital no oficial, esto es así ya que es sede de el gran gremio de Poké-Exploradores y Rescatadores, Pokémon que viven la vida ayudando a otros y dejan su marca en la historia.
Me gustaría ser como ellos, pero mis padres se acabarían muriendo, soy hijo único y por lo tanto la herencia va para mí...pero, no me parece estar hecho para atender una maldita tienda a la mitad de un pueblo. ¡Lo que me falta a mi son aventuras!¡Adrenalina!¡Todo ese tipo de cosas! pero, parece ser que Mami y Papi piensan lo contrario. Buahg, muchas gracias.
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Hoy he vuelto a tener ese mismo sueño recurrente. Exactamente el mismo que he tenido desde que apenas era un cachorro. Me rodean unos raros Pokémon, creo que he oído y leído de ellos en libros, son los Unown y es como si tuvieran su propio lenguaje...o algo así, en mi sueño ellos emiten unos raros pitidos que me cuesta entender, todo esto mientras me hacen flotar usando sus poderes psíquicos. Con ellos recorro muchos lugares en mis sueños, siempre y sin falta, cuando el sueño está por terminar otro grupo de Unown se acerca a los que me guía, se diferenciarlos porque aquellos son de un color azul. Ese grupo también lleva un Pokémon, un Torchic con las plumas despeinadas y algo maltrechas, no conozco su nombre y nunca hemos podido hablar ya que cuando alguno de los dos intenta pronunciar una palabra, desaparece del sueño, sin dejar rastro.
Esta vez yo intenté decir algo, pero, como siempre, desperté. Ya tengo mis años guardándome las ganas de decirle algo a ese Torchic. ¿Serán acaso mis demonios representados como un Pokémon? ¿Quizá mi ángel guardián?...creo que me he desviado.
En la tarde fui a despejarme con una caminata por Arkala, tuve una discusión con mi padre, le volví a preguntar que si podía volverme un rescatador, pero él me dijo casi a los gritos que no y que incluso si llegaba a decir que sí, no podría hacer nada, ya que se debe ir a pares para formar un equipo...maldita regla estúpida...me las puedo arreglar por si solo en una cueva llena de Zubats idiotas.
Durante mi paseo, hablé con varios de los Pokémon del pueblo, a muchos de ellos les conozco ya hace unos años pero nunca he considerado a ninguno como un amigo. También tuve la oportunidad de hablar con una Eevee...distinta, además de ser de un tamaño mucho mayor y contextura más fuerte...tenía un pelaje plateado, brillante, del que parecía desprender brillos. En una de sus patas tenía dibujado un raro símbolo...parecía un ala y llevaba puesto un broche con una insignia distintiva, ella era una exploradora y parece que de un rango bastante alto. Me habló sobre vida de un explorador, resulta que ellos viven y se alimentan en el gremio, allí reciben misiones y tareas también...le dije que sonaba bastante divertido y que me gustaría tener mi propio equipo, pero que gracias a mis padres no podía.
"¡Vaya padres! Quizá ni recuerde bien a los míos, pero ellos hacían todo lo posible para verme feliz, sea cual sea el camino que tomara"
Grabé esas palabras en mi cabeza como pude, dicho esto, la Eevee fue llamada de vuelta al gremio por un Riolu...me parece que son compañeros de equipo, Él tenía exactamente el mismo símbolo, solo que en uno de sus brazos. Quizá así nombraban a sus miembros, dibujándose esa marca en algún lado.
Tras tanta conversa me fui a casa, en el camino casi me tropiezo con los pies de un Leafeon que era acompañado por un Rockruff de orejas gachas, aunque era bastante amigable, me perdonó y me dijo que continuara con mi camino. Nunca les había visto en Arkala, supongo que debían de ser extranjeros.
Ya casi abría la puerta de mi casa, mamá siempre coloca unos diez cerrojos en cada lado de la puerta, hasta que el choque de un Pokémon me hizo caer al suelo. No logré ver que diablos me hizo caer, había venido desde mi izquierda para cuando estaba pegado al noveno cerrojo. Y para cuando miré a mis alrededores no lograba tragarme lo que estaba pasando.
Era exactamente el mismo Torchic que veía en mis sueños, solo que ahora estaba quejandose por el dolor del choque en el piso.
