C8: Recapitular.

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—Detente, Larson—advierto ya en la sala de estar, pero de igual forma bajo la voz para que los demás no logren oír nada de lo que tengo para decir

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—Detente, Larson—advierto ya en la sala de estar, pero de igual forma bajo la voz para que los demás no logren oír nada de lo que tengo para decir.

Él me observa y las horas parecen retroceder, y, de pronto, volvemos a estar cara a cara ese veinticuatro de abril.
En sus ojos veo el arrepentimiento que solía ver, el que siempre puedo presenciar cada vez que estamos cerca. Él no es capaz de sostenerme la mirada sin sentir la culpa carcomiéndolo de adentro hacia afuera.

—Vi la patrulla de Wendell fuera y creí que sería mejor que tú y él no se cruzaran, así que guíe a Kassian hasta aquí—explica dando un paso atrás y haciéndome percatar de cuán cerca estoy de él. —Fue cuestión de segundos, relájate—sus ojos caen en mis manos hechas puños, que mantengo a mis costados en el intento de reprimir la necesidad de entrellarlas contra su rostro.

—No importa si fue cuestión de segundos, no te quiero cerca de Kassian—replico. —Ya tengo bastante con Wendell como para que tú te sumes a este caos.

—Exactamente por eso...—comienza, pero mi voz cargada de aversión corta cualquiera de las palabras que están a punto de salir de su boca.

—Wendell es el padre de mi sobrino—le recuerdo. —Por más que odie la idea de él estando cerca de Kendra y su hijo debo aceptarlo, debo lidiar con ello—la mandíbula de Larson se aprieta tanto que soy capaz de percibir la impotencia que almacena en su interior, las centenares de palabras que están colgando de la punta de su lengua. —¿Pero tú?—inquiero tras unos segundos. —No necesito lidiar contigo. No quiero hacerlo más.

—Solamente trato de ayudar, Blake—confiesa con el perpetuo recuerdo de lo que hizo brillando en sus ojos oscuros. Esa noche se está recapitulando en su cabeza al igual que ocurre en la mía, ambos quedándonos atrapados en lo que hicimos y dijimos. —En especial a Kendra.

—No hay nada que odie más que hablar sobre esto, ¿sabes por qué?—inquiero sintiendo mi frecuencia cardíaca en un constante aumento.  —Porque cada vez que digo algo al respecto sé que te duele, sé que te hace sentir totalmente miserable. Te hace sentir una verdadera mierda de ser humano, ¿verdad?—indago siendo testigo de la forma en que su respiración se entrecorta. —Me haces odiarme a mí mismo porque echarle en cara las equivocaciones a alguien va en contra de todo lo que soy, Larson.

—Entonces no lo hagas—replica con voz áspera.

Niego con la cabeza con agotamiento, ¿cuántas veces hemos tenido la misma conversación? ¿Cuántas veces he estado al borde de golpearlo por insistir?

—El problema está en que iré en contra de mis principios si es lo que se necesita para que te mantengas lejos de Kendra y Kassian—confieso. —No eres parte de mi familia así que quédate al márgen de esto, ya hiciste suficiente—añado. —No hagas el intento de enmendar algo que ambos sabemos que jamás enmendarás, deja de intentarlo.

—Tal vez no pueda arreglar nada—concuerda. —Pero puedo asegurarte que quiero compensárt...—ni siquiera es capaz de terminar la oración para el momento en que lo tengo agarrado por la camiseta. Mi mano derecha se ha cerrado en un puño justo sobre su corazón, la tela de la prenda arrugándose y quemando contra mi piel.

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