XIII

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—Nunca había asistido a un funeral.  

—Disfrútalo —Voldemort rió, separándole los cabellos del cuello para susurrar contra su piel—. No creo que mucha gente pueda presenciar su propio funeral. Así que guarda silencio y mira cómo te han querido, aprende a disfrutar ese afecto que se presenta solamente ante los que han muerto, y jamás se ha mostrado ante los vivos. Ese afecto póstumo; amado por todos, dueño de nuestros corazones, que el cielo te acoja en un coro de ángeles.

Harry rió, dándole la razón al ver lágrimas de personas que jamás había esperado que le quisieran. Observó entre las multitudes de gente de negro cómo el ataúd era cerrado, conmemorado, cubierto de flores. Todos lloraban en una ceremonia clandestina. La última antes de que todos los resistentes fueran capturados.

Libertad, quién la posea, será quien tenga más oportunidades de ser prisionero.

...

—Nosotros no escogemos quién seremos. Cuando nacemos, inmediatamente escogen nuestro destino por nosotros —Voldemort murmuró, su voz apenas elevándose en las multitudes que repercutían con su presencia constante. Ministerio de Magia, Palacio de Dictador, Antigua Vox Populi, todo lo era todo y a la vez, era nada—. Quiénes debemos ser. Para quiénes debemos luchar. Sangre Black atrae la impronta de la magia negra, aunque algunos de ellos hallan sido capaces de dar sus vidas y sus almas para defender lo que amaban —los ojos rubíes posados en dos figuras a los lejos; cabellos negros, ojos grises, dos estrellas de una constelación de infinitas corduras perdidas y cuchillas enterradas en la espalda a último momento. Entre ellos la sensación de esperanza que jamás había sido perdida, incluso a los últimos momentos—. Sangre Weasley, ¿traidor, luchador de la luz? —ojos posados en gemelos idénticos, idénticas sonrisas curvadas en ironía, idénticas miradas cargadas de burla y travesura—. Si hay algo aquí que hay que considerar es que no existe luz, no existe oscuridad, no existe bien y tampoco mal. No existen limitaciones a nuestra magia. No existe familia que impida que hagas lo que desees. No existe patrón, no existe rey, no existe más que luchador y alma. Existe libertad y aquellos fuertes para alcanzarla con los dedos extendidos hacia un cielo infinito. Y existe la debilidad de quiénes, siendo presas, se esconderán y hallarán a salvo en cuevas mientras esperan que todo sea seguro. Pero nunca dejarán de ser esclavos. Nunca dejarán de ser presos de su propio miedo.

Ligeros aplausos que comenzaron desde un par de palmas hasta el Ministerio descendiendo en palmadas feroces. Gritos de guerra. LIBERTAD. LIBERTÉ. LIBERATA. VOLNOST.

Lo anhelado estaba en sus manos. Él tenía, por fin, todas las cadenas.

Y, con una sonrisa, las soltó todas.

Harry, a sus pies como si estuviera allí por casualidad, túnicas azules y grises y una capa hecha de plumas negras, observó al hombre que le había dado la mejor de las libertades dejarlas ir todas. Tenía cadenas y tenía fuego y tenía poder, y tenía su corazón. Pero, maldita sea, él tenía su alma. Y podría ser un prisionero, pero eso era lo que sentía en su pecho, eso era lo que lo llevaba a tomar la decisión de entregar voluntariamente su libertad, eso era lo que realmente quería. Y estaba seguro que, cuando la libertad lo tomara entre sus manos reclamándole con su sonrisa avariciosa por rebelarse e idealizar un nuevo futuro, aquel anillo en su dedo pulgar atraería todos sus deseos a la realidad.

Cautivo, pero no preso.

Cautivo, pero salvaje.

¿Estamos a salvo?

...

¿Te sientes a salvo?

Do we feel safe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora