Cap. 11

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De verdad que llegaba a sorprender lo demasiado rápido que pasaban las horas, las manecillas de los relojes parecían correr. Ni siquiera había podido disfrutar de su descanso gracias a la desagradable visita de su padre, por lo menos cinco minutos, pero quería dormir. Pero no, ahora se encontraba sentado en las bancas públicas esperando al enano con cabeza de cereza para escuchar indicaciones sobre cómo empezaría su primer entrenamiento.

De tan solo pensarlo le daba dolor de cabeza. Estar en el circo simplemente no era para él.

Todos parecían tener su propia área, se dió cuenta de que cada quien entrenaba de manera diferente.

Se estaba aburriendo, Ryeowook no aparecía y su paciencia se terminaba por cada segundo que pasaba. Algo que odiaba era esperar, lo odiaba demasiado. Por lo menos que pasara algo interesante para distraerse, no estaría nada mal.

Aunque sus ruegos parecieron ser escuchados.

Un grito llamó su atención, no por ser chismoso, más bien todos reaccionamos por instinto a lo que pasa en nuestro alrededor, así que no era su culpa que la risa le viniera con tanta fuerza y le ganara. Internamente agradecía a Sungmin por haberle quitado su aburrimiento por un momento, estaba seguro que de lo contrario el circo solo sería pura basura.

Sungmin por su parte solo había dibujado un puchero en sus labios mientras miraba a Jong Woon, estaba muy consciente de la burla del pelinegro hacia él. ¡No era gracioso!, Intentaba practicar su número para la función de aquella noche, y era algo que de verdad amaba hacer, la cuerda floja y él parecían tener una conexión enorme, quizás suena ridículo, pero así era. Claramente no era lo único que sabía y hacia en el circo, en realidad todos tenían los mismos conocimientos, sabían hacer variedad de cosas, pero la cuerda floja era el mejor arte para Sungmin, así como para Ryeowook eran las telas, era su pasión.

Al estar caminando sobre ese pequeño alambre se sentía vivo, feliz, se sentía libre. Sentía que sus problemas disminuían bajo sus pies, que volaba, que llegaba al universo, simplemente sentía que era su vida.

Era su vida.

Claro, que fuera una pasión para él no quería decir que no practicaría, ni que cometiera errores, pues aún teniendo una enorme experiencia en el acto, no era perfecto. Además no había sido su culpa que su pie no haya pisado correctamente el alambre y cayera, por suerte tuvo el tiempo para agarrarse de la cuerda con sus manos y caer con menos dificultad a la gran cama de aire que ponían debajo de él como zona de protección y seguridad. Era para evitar accidentes, y hasta ahora había funcionado demasiado bien.

- ¡Minnie!, Ay, no. ¿Estás bien?.

- ¿Te lastimaste?.

Sintió las manos de sus hermanos en sus brazos para ayudarle a levantar del colchón. Soltó una suave risa y negó con la cabeza después de sacudirse la ropa. Eso era algo que siempre tendría como privilegio, en el circo todos se tendían la mano.

Amaba a sus hermanos.

- Estoy bien. Gracias.

- ¿Seguro?. ¿Cómo fue que te caíste?. - preguntó Heechul revisando el cuerpo de su hermano pare ver que no tuviera ninguna herida.

- No pisé bien la cuerda y perdí el equilibrio. Pero tranquilos, estoy bien.

- Ay, Minnie. Debes tener más cuidado. - se sintió enternecido por la preocupación del menor, siempre tenía la costumbre de abrazar cuando se preocupaba. Besó sus rojos cabellos cuando se separó del abrazo y les sonrió a ambos.

- Prometo que lo tendré.

Los chicos asintieron más tranquilos con las palabras del chico, su preocupación había disminuido ante las mismas, pero lo que no parecía disminuir eran las carcajadas de Jong Woon, al contrario, aumentaban cada vez más. Ryeowook frunció el ceño con molestia ante su actitud, no le molestaba que se riera, más bien le gustaba cuando lo hacía ya que el pelinegro solía ser muy serio y cerrado a sus sentimientos, lo que le molestaba era que se riera de los errores humanos. ¡Nadie es perfecto!.

- Jong Woon hyung, deja de reírte. Esto no es gracioso.

- Lo es. - contradijo con esa fría sonrisa que hacía que el menor se alterara.

- No. No lo es.

- Sí lo es.

- No.

- Sí.

- No.

- Sí.

- No es gracioso, hyung.

- Claro que lo es. - El pelinegro por fin se indignó a levantarse de las barras públicas donde se encontraba sentado y de un brinco se halló en la primera, volviendo a su posición de sentarse y recostar su espalda en la segunda barra.

- No.

- Sí.

- No lo es.

- Sí...lo...es. - pausó su frase con toda intención de seguir molestándolo.

- ¡¡Ya!!. Ya dije que no lo es, ¡Y no lo es!. - en un intento de querer atacar al pelinegro al subirse, resbaló de las barras con instinto a caer, sintió muy bien la gravedad de su cuerpo hacia el piso. Pero una sensación en su cuerpo lo detuvo antes de golpearse.

Miró al frente y vio perfectamente como la mano de Jong Woon tomaba la suya, él había sido quien lo detuvo antes de caer. Subió tímidamente su mirada a la de el pelinegro, a aquella seria y profunda mirada. Sus mejillas se sonrojaron, no sabía cómo reaccionar, solamente con timidez.

Lo que sí sabía era que la mano de Jong era pequeña, suave y muy cálida, transmitía una sensación incleíblemente diferente.

Era la primera vez que Jong Woon le ayudaba, o eso pareció que hizo, le iba a sonreír y agradecer, pero no tuvo tiempo de hacerlo, ya que el Jong Woon volvió antes de reaccionar. Al ver su sonrisa ladina abrió los ojos y sintió como el mayor lo soltaba, ahí sí que cayó.

Por suerte la cama de aire lo atrapó. Y la risa de Jong se escuchó, nuevamente.

- Okey. Por lo menos después de una tormenta llega la diversión. Creo que deberías caerte más seguido, Cerecita.

Ryeowook se levantó indignado y cerró sus puños al momento de inflar sus mejillas.

- Cállate, no es gracioso. Y no me llames "Cerecita". Mi nombre es...¡Oye, te estoy hablando!.

- Sí, sí. ¿Sabes? Me aburro demasiado, así que apúrate a empezar, Cerecita.

- Ahg, eres un estú..

- Pido..- Siwon levantó la mano mientras caminaba hacia ellos - su atención por favor. Ya todos están en la pista y solo ustedes dos faltan, así que rápido, vamos.

Ambos chicos se dirigieron a la pista donde todos los miraban con una sonrisa burlona, algo incómodo para Ryeowook y ridículo para Jong Woon.

Siwon había marcado ya los ejercicios, estos eran más fuertes y difíciles que los de la mañana.

- Jong, tu reto aquí es lograr hacer cada uno de los actos que los chicos tienen. Pero eso sí, tú te encargarás de elegir tu especialidad, aquí nadie te obliga.

- Prácticamente lo están haciendo.

- Claro que no, ya eso es trato tuyo y de tu padre.- rodó los ojos.- Cómo no sabes nada de esto, empezaremos entrenando contigo desde la nada. Con la práctica tú irás viendo que es lo que te gusta hacer y esa será tu especialidad.

- ¡Já! Dudo mucho que algo de aquí pueda llámeme la atención.

- Eso dices ahora. Bien, chicos. ¡Vamos a entrenar!. Prepárate, Jong Woon.

Para mí fusile, claro.

El Circo Del Amor [YeWook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora