[Kunai 16]

2.7K 202 26
                                    

Mitsuki miraba con sárcasmo a su rubio amigo, golpeó la mano de este logrando que el Uzumaki la apartara.

—No te creas, Boruto. Solo te estoy diciendo esto porque creí que era necesario que lo supieras. —Levantó los hombros— Tú harás lo que te parezca correcto y yo lo mismo, pero en este caso no compartimos ideas.

Con esas palabras el albino caminó un poco más rápido para alcanzar a la Uchiha y al Sensei.

Aún un poco atrás Boruto meditaba todo. En ese momento sabía que Mitsuki ocultaba algo más y este no se lo iba a decir aún.

Sintió como una gota cayó en su nariz, a los segundos se multiplicaron dando inicio a una fuerte lluvia.

Corrieron buscando refugio, pero rápidamente se dieron cuenta que en esa zona los árboles tenían pocas hojas y las cuevas brillaban por su ausencia.

—Esperen.

Todos miraron espectantes a su Sensei, este con unos cuantos sellos creó una casa pequeña e improvisada, perfecta para pasar ahí lo que durara la lluvia.

De nuevo la Uchiha prendió una fogata, todos se acercaron a esta para secar su ropa y algunas de sus pertenencias.

Los hombres por su parte esperaban pacientes a que sus camisas se secaran. La chica hizo lo mismo pero se tapaba su pecho con la capa que tiempo atrás la protegió un poco de la lluvia, por suerte esta era impermeable.

La pelinegra tenía un leve "tick" en su ojo derecho al ver que en realidad no estaba tapando nada, en cierta forma pareciera que los chicos tenían más pecho que ella; Pero se sentía más cómoda tapando lo poquísimo que tenía.

—Bueno... —Konohamaru se rascaba la nuca nervioso intentando ordenar las palabras en su mente para que sonaran bien.— Quiero hablar con ustedes seriamente, más bien, como el equipo que somos.

Los tres asintieron de acuerdo, su Sensei no era del tipo de personas que hablaba de todo, por lo que el tema de esta conversación era importante.

—Sarada. —La nombrada puso toda su atención en el mayor.— ¿Qué te hizo sentir ese odio tan puro que tienes?

Ella estaba levemente sorprendida, no era idiota, sabía que él estaba completamente enterado de todo gracias al Hokage. Lo que realmente le sorprendía era que sacara el tema.

Suspiró a la vez que se acomodaba mejor en el suelo. —No me gusta hablar de mi misma —Miró de reojo a Boruto.— Solo lo eh hecho realmente una vez en mi vida.— Él se dió cuenta de que se refería a aquel día fuera del instituto en la hora de almuerzo.— Pero bueno, no tiene sentido que ustedes saquen sus conclusiones. Mejor les cuento yo.

La mirada de ellos era atenta y fija en la chica, por fin, despúes de tanto tiempo, contaría la verdad.

—Todo empezó cuando solo tenía cuatro años. Mi padre solía visitarnos a mi madre y a mi de vez en cuando, la verdad esque aunque fuera solo un día cada tres meses... Era el día más alegre durante ese lapso de tiempo. —Sus ojos brillaron levemente al contar esto. Boruto se sonrojo un poco al verla de ese modo despúes de tanto tiempo.— Pero... —La oscuridad volvió a reinar sus orbes ónix.— Un día, por una discusión carente de cualquier sentido mi padre perdió el control y se violentó bastante.— Los tres notaron cómo la chica temblaba muy levemente, ante los ojos de ellos esto no pasó desapercibido.— Quise ir a ver qué pasaba, pero lo único que recibí fué unas palabras que quedaron aquí de por vida. —Señaló su propio corazón.— "Los Uchihas no lloran, la próxima vez que te vea llorando, te desconozco como hija." —Sonrió con nostalgia.— Desde ese entonces él dejo de visitarnos a la vez que dejé de ir a clases de Historia con mi madre y cuando entré a la academia eso no cambió, no quería saber nada con respecto a mi clan. Odiaba tener un apellido maldito.

Se miraron entre ellos, cada uno obtuvo una pieza diferente del rompecabezas.

—¿Porqué tu madre no dijo nada al ver que faltabas a clases de historia?— Preguntó Boruto

—Ella siempre estuvo atenta al hospital, se estaba ahorrando un par de horas en las que aprovechó para pasar más tiempo en su maldita oficina. —suspiró— Creo que casi ni notó ese cambio y si lo hizo, no le importó.

Sentían que podían resolver unas cuantas cosas, así que aprovecharon para preguntar un poco más.

—¿Nunca intentaste contactar a tu padre?— Esta vez la pregunta fué formulada por Mitsuki.

—Si a él no le importaba saber de su hija, a mi tampoco me interesaba saber de él.

Las preguntas eran pausadas y serias, Sarada respondía por el hecho de que si llegaba a irse por lo menos habían personas que sabían las verdaderas razones de su escape.

Quería ver arder a Konoha, pero aunque odie con su vida entera esa aldea no podía olvidar a quienes estuvieron para ella aún cuando se negaba a esta compañía; ChouChou, Inojin, Shikadai, Iwabe, Metal Lee, Denki, Boruto y hasta el mismo Mitsuki le tendieron una mano cuando perdía su camino.

Aunque llegó el momento en que ni ocho pares de manos pueden ayudarte a buscar el camino correcto a tus sueños. Aveces por más ayuda que recibas si no te sientes capaz de cambiar simplemente te hundiras sin poder quejarte.

La lluvia terminó durando hasta la media noche, no les quedó más que quedarse a dormir en aquella casita en la cual se sentían cómodos.

Sarada no pedía, suplicaba y rogaba ayuda, o por lo menos su parte cuerda; Aún existía esa chica que tenía el sueño de ser Hokage, esa que regañaba a Boruto por sus travesuras, aquella niña prodigio con un futuro prometedor.

Solo tenía doce años maldita sea. Claro que tenía miedos y dudas. No quería irse pero tampoco quedarse, sentía esa impotencia de no saber qué estás o vas a hacer con tu vida.

Solo le pedía a algún Dios que la estuviera viendo, porfavor la ayudara, que le diera ese calor y esa seguridad que hace tiempo ya no sentía.

—Por favor... —Susurraba mientras gruesas lágrimas recorrían su rostro.— Ayúdenme.

La Maldición de Sarada Uchiha [👓] NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora