¿Celos? | Chelsea x Vaughn

Era molesto, sumamente molesto. ¡¿Y por que se supone que yo debía soportarlo!? Considerando lo aburridas y monótonas que resultaban sus charlas no debería por que importarme, pero no, era incapaz de no sentir aquel hormigeo en mi vientre al verlo allí, reír para alguien que no era yo; la exagerada timidez de ella me repugnaba, el sólo ver su pálido rostro cubierto por esas perfectas y estupidamente redondas gafas me enfermaba. ¿Cuando habia llegado a tal punto? Sentía que casi era capaz de lanzar mi Hoz en su rostro dando la excusa de que se me resvalo, más eso no sería ni la pizca de suficiente.

 – "La detesto."  –  susurre secamente.

Primavera y Verano volaron alegres en el calendario, pero al llegar otoño no sólo el ambiente se podria, sí no que también mi ser, con mis manos golpee mi rostro, trataba de reaccionar, ¿En que pensaba? ¿Acaso ganaria algo con odiar a aquella chica de cabello negro? Pues no, ella era dulce, femenina, toda una dama mientras yo caminaba por el lodo buscando vegetales. Frunci el ceño mientras me dispuse a arar la tierra de nuevo, no queria verlos, era incapaz de verlos juntos sin sentir aquella sensación lastimosa, deseaba llorar, deseaba que todo acabara pronto.

 – "Vaguhn, me pregunto sí algún día podré ser como tú."  –  Exclamaba con cansancio ella.

 – "Realmente, no es la gran cosa".  –  dijo sin rodeos y con seriedad.

Aparentemente hablaban sobre el manejo en su trabajo como ganadero, pero  su cercania llegaba a querer azotar el rostro contra el suelo. Suspire desgastada, la tarde resultaba lenta al pasar mientras el viento frío soplaba atravesando hasta el más pequeño rincón de mi alma, con mis brazos rodee mi cuerpo por breves segundos, dentro de cada fibra de mi cuerpo lo sabía, las lluvias acabarían con mi trabajo. Apresure mi andar, aún en soledad y sintiendo como cada mi cuerpo era perforado por las finas gotas de lluvia; me encargue  de colocar cada vegetal y pequeños accesorios en la caja de envíos, asegure los establos y el corral, cada uno  cerrados y firmes respectivamente, en mi mente cruzó la idea de ir al pueblo por provisiones, pero al caer en la idea de que los vería a "Ellos" allí me negue rotundamente encerrandome sin más en lo que se hacia llamar mi hogar.

 – "Absurdo".  –  exclame con seriedad.

Las horas pasaban, y lo unico que podía hacer era observar aquel viejo reloj carcomido por la humedad, solté mi cabello, aquel pañuelo se desliso lisamente por mis cabellos hasta el suelo. Era descuidada, deje caer prenda por prenda por el lugar llegando a el baño, abrí la puerta, pude ver en aquel espejo reflejado mi fingura desnuda y mi rostro hastiado.

 – "Repugnante".  –  exprese para sin más entrar a aquéllas calidas aguas.

¿Que era lo que ocurría realmente en mi cabeza? El tratar de desifrarlo era una idea sencillamente descabellada, cerre mis ojos por unos segundos y lo sentí, sentí caer por mis ya calidas mejillas aquel frío, era como estar enferma, no deseaba hacer nada, no podía realmente hacer nada, sentía mi cuerpo pesar, y tan sólo querer tumbarme sobre algún lugar y no reaccionar más; con mis brazos rodee mi cuerpo, me abrazaba a mi misma mientras mi rostro se hundía junto a mi y los minutos pasaron, aquella presion dentro de mi cuerpo a falta de oxígeno me lo decia, era como sí estuviese anestesiada, por lo que ignore aquello. En mis labios pude sentir aquel sabor salado ligeramente espeso, relami cada centímetro de estos hasta el punto en que lo noté, mis ojos se abrieron, pude ver aquel líquido rojo esparcirse elegante en las cristalinas aguas mientras mis cuerpo colapsaba. ¿Cuanto tiempo permanecí en tal estado? Me reicopore de golpe, fue recien en ese instante que sentí aquella presion en mi pecho y como mi respirar se dificulto, lleve una de mis manos hacia mi rostro y reflexione. ¿Acaso trataba de morir? Desconocía totalmente lo que yo misma deseaba.