Capítulo tres.
Narrador en tercera persona.
—¿Qué? ¿No le alegra ver nuevamente a su príncipe? — habló en un tono sarcástico, siempre lo hacía.
—Honestamente, no.
—Oh, admitiste que soy tu príncipe.
—Jamás dije eso. — lo fulminó con la mirada.
—Pero no lo negó. — sonrió mirando a su izquierda, acto seguido se quitó sus lentes oscuros dejando ver esos ojos mieles.
—¿Pero lo admití? — él se encogió de hombros. — Pues entonces cierra la boca.
—Que humor. — susurró con burla.
—No quiero hablar.
—¿Y por qué me está hablando? — de cualquier manera lograba tener respuestas coherentes.
—Porque tú me hablaste.
—Eso no es verdad, tú me hablaste primero. — sonrió, sabiendo que él tenía la razón.
—B-Bueno pero tú me saludaste, no soy tan mal educada.
—Entiendo. — afirmó con la cabeza. — Y... ¿Qué pasó allá?
Ella volteó a su izquierda y luego a su derecha, creyendo que le hablaba a alguien más, pero desafortunadamente la pregunta era dirigida hacia ella.
—¿...Disculpa? — no comprendió el sentido de esa pregunta.
—Vamos, sales mágicamente de un callejón, ¿Y piensas decirme que no pasó nada?
—¿Acaso me espías? — una risa ronca se escapó de los labios de él.
—No me cambie de tema, pequeña.
—¿Usted me espía? — insistió.
—No, sólo la vi salir de un callejón y me intrigó. ¿Sabes? Creo que tienes una adicción por los callejones.
Bufó al escucharlo. —No me gustan esos callejones, simplemente estoy ahí cuando él, — hizo una pausa y siguió hablando pero más calmada. — ya sabes, quiere hablar conmigo.
—Oh, conversar en callejones, que romántico.
—¿Puede dejar de usar sarcasmo cada vez que me habla?
—Es inevitable. — otra risa lo delató.
Ella cerró sus ojos con fuerza, queriendo alejarse de ahí.
Estaba cansada de que usaran sarcasmo, lo usa su novio, hasta su madre con ella.
La sonrisa desapareció de aquel chico al verla con tal cara desagradable.
Volteó sin más que decir, dando aviso a que se iba.
—Oye no, lo siento, es que en verdad suelo usar mucho sarcasmo, pero es una costumbre.
—Oh, no me di cuenta.
Fruncio el ceño y otra de sus sonrisas diminutas de egocentrismo volvió a aparecer en su rostro.
—¿Ahora tú eres la que usa sarcasmo conmigo? Veo que no nos estamos entendiendo.
Ella se golpeó mentalmente, ahora sí quería desaparecer de ahí, él tenía razón de alguna absurda manera.
—Tienes razón, no nos entendemos. — esta vez ella sonrió con propósito, y se alejó de él.
(...)
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Sr. Mendes [Pausado]
FanfictionUna inesperada discusión hizo que sus caminos se cruzaran. Un mensaje de texto hizo que sus encuentros sean frecuentes. -Buen día pequeña. -¿Quién eres? -¿No me recuerda? Soy el que te salvó la vida. -Oh claro, el "señor mayor". -Mendes. -¿Disculpa...