Capítulo 10- Un recuerdo perdido.

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-¡Míralo Alice!, Está guapo- la morena a mi lado no dejaba de repetir lo mismo una y otra vez, me volteé para apreciar mejor al muchacho del que habla- No, no lo mires Alice, es mio- ¿Qué?, ¿Quién le entiende?

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-¡Míralo Alice!, Está guapo- la morena a mi lado no dejaba de repetir lo mismo una y otra vez, me volteé para apreciar mejor al muchacho del que habla- No, no lo mires Alice, es mio- ¿Qué?, ¿Quién le entiende?

-Wey deja de mirar hombres y vayámonos, que se nos hace tarde para tomar el avión- escuché decir a una voz un poco lejana a mi, en seguida la chica a mi lado se esfumó, vi desaparecer su melena esponjada entre la gran multitud del aeropuerto.

Hoy iba a ser un día normal en mi trabajo, ir y venir como siempre, pero al llegar a mi destino me encontré con dos conocidas en él aeropuerto, fue interesante volver a verlas aunque sea por poco tiempo, espero poder volver a trabajar con ellas algún tiempo.

Al salir del aeropuerto me encontré con la persona más encantadora del mundo; Amelia. Me miraba de arriba con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-Llegas tarde- gruño Amelia con un gesto de pocos amigos.

-No es que llegue tarde, es que tú viniste muy temprano- canturrie mientras me acercaba a ella para darle un cálido abrazo, pero ella me detuvo con sus brazos.

-¡Ni se te ocurra Alice!, Ve a abrazar a tu novio- me regaño Amelia.

-¡Qué mala!, Sabes que no tengo uno- le chille con un puchero en la cara.

-Yo no tengo la culpa de que seas insoportable- ¡Mis sentimientos!- mejor vamos a la playa a platicar de lo que pasó- ella empezó a caminar pero yo no- ¿Pasó algo?

-No tienes que decirme nada, ya sé que me quieres decir- su mirada me analizó detenidamente- alguien murió y necesitas mi ayuda para deshacerte del problema- se sorprendió, había acertado.

-Lo bueno es que sólo fue un humano, me habría dolido si hubiera sido alguien de mi gente- se ha puesto seria de repente.

-Cada perdida tiene que ser valorada, ya sea un animal o un humano- al parecer miró hacia otro lado.

-Lo sé, tu sólo tienes que limpiar no te preocupes- su expresión ya no era seria más bien triste.

-Típico de ti, llamarme para hacer el trabajo sucio- no parecía mirarme a mí, estaba hundida en su propio mundo- ¿Cómo está?- sólo con esa pregunta pude lograr llamar su atención.

-¿De quién hablas?- me ha contestado como si no supiera de quién habla.

-De tu prima, sé que ella presenció la muerte, ¿Está bien?- sus ojos se abrieron más de lo que deberían- ¿Tu qué vas a saber de eso?, Sólo tienes 13 años- sus ojos dieron un esfuerzo por mirarme.

-Y aún así me sigues llamando para que limpié sus desastres, deberías agradecer que estoy aquí, no todos lo días puedo salir del infierno como si nada, tenlo en cuenta- se resignó.

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