Los recuerdos de los últimos años eran confusos desde que se transformó en demonio.
Recordaba vagamente la última tarde de baile con Lizzy, ese compás cadente que tanto le gustaba sonó toda la tarde. La besó como despedida, la primera y la ultima vez que la besó, en ese momento incluso ella supo que era una despedida. Aun con eso sonreía tanto ...
Recordaba haber hecho algunos arreglos a su contrato con Sebastián. Le cogió de la mano como símbolo de la nueva vida que iniciaba, pero nunca imaginó que su fogoso amante y fiel compañero acabaría cambiando tanto. Fue el máximo roce que tuvieron, después de eso discusiones y silencios.De alguna forma todo terminó de esa forma repetitiva con Ciel clavando mariposas en marcos. Cinco alfileres para clavar una bella mariposa en una triste caja de madera con tapa de cristal, un bello cadáver eterno. Todos los días igual pero con la salud de Ciel cada día un poco más deteriorada. Una canción deprimente sonaba de fondo aunque no le prestaba mucha atención, parecía la banda sonora de su muerte tan ansiada. No tenía sentido continuar viviendo sin un objetivo.
Estaba sentado en un sofá todavía con el camisón admirando al insecto que clavado de un ala trataba de revolotear. Por el sol podría ser medio día, cerca de la hora de comer quizás, los días tan idílicos lo malhumoraban. Un dolor se esparció por su columna irradiando hacia todo el cuerpo y este se arqueo bruscamente hacia atrás, la pequeña caja cayó al suelo quebrándose.
- ¿Bocchan?- Antes de esparcirse los trozos el mayordomo ya estaba en la puerta con rostro anodino pero trabajo intachable. - Se que le disgusta pero debería alimentarse - Sebastián miraba con aire aburrido como el niño se retorcía otro dia mas, al principio se angustiaba pero ahora ni se acercaba, lo dejaba retorcerse sin más. Ciel cayó al piso y se corto con los pequeños cristales aunque sus heridas sanaron enseguida. En cuanto pudo controlar los espasmos camino con entereza hasta Sebastián y lo agarro con fuerza de la corbata obligándole a arrodillarse. Ciel sudaba en seco y sentía sus manos temblar, todavía no había terminado.
-¡NO ME VENGAS CON ESAS SEBASTIÁN!¡YO NACI HUMANO! - Su respiración comenzaba a entrecortarse - ¡ESO FUE LO QUE TE TRAJO A MI! - No respondió de inmediato aunque podía verse lo aburrido que estaba de la situación, no sonreía, ni bromeaba. Parecía desear acabar con todo.
- Usted ya no es humano, y necesita alimentarse - Ciel cayó al suelo con un ataque asmático, sus pulmones dolían al intentar coger aire - su cuerpo demanda alimento, se muere de hambre - Sebastián le agarró de los hombros frenando sus bruscas convulsiones, evitando que se golpeara contra el suelo. En cuanto pudo cruzó la cara del mayordomo de una bofetada mientras el trataba reponerse, Sebastián dedico una mirada particularmente amenazante.
- No me toques ¡VETE!¡FUERA!¡ES UNA ORDEN! - No podía aguantar un día más esa decepcionada mirada sobre el. No podía ver como todo lo que quiso se había esfumado otra vez.
- Usted verá lo que hace - cada palabra pareció escupida con asco hacia el neodemonio que se hayaba ante el. Ciel se tumbó en el suelo y comenzó a reírse aunque sus labios temblaban, tenía su gracia. Cuando era humano temía morir a manos de quien amaba pero ahora deseaba ser asesinado por quien un día amó. Rió hasta quedar que sus mofletes dolían, rió asta que sus ojos se llenaron de lágrimas y su sonrisa temblorosa solo pudo deshacerse. Todo era tan monótono, un sinsabor eterno que se extendía día tras día como una tortura.
Todos los días Sebastián lo despertaba, lo bestia, le traía el ahora insípido desayuno y dejaba revolotear por el cuarto un "alma" que con forma de delicada mariposa se paseaba por el cuarto. Ciel las cogía y las clavaba en sus tumbas de madera y cristal, su cuarto estaba lleno de esas hermosas criaturas.
Comenzó a toser con violencia todavía sentado en el suelo, cubriéndose la boca con las manos, sentía angustia. La tos se acentuó y Sebastián entro a paso rápido hasta quedar sentado enfrente. Las manos, el camisón, incluso el suelo estaban manchados por sangre. Ese síntoma era nuevo el niño quedo petrificado mirando sus manos pero el demonio no tardo en reaccionar cogiéndole la cara y obligándole a mirarle, sus modales se esfumaba al mismo ritmo que la salud del menor.
- No me obligue a forzarle - Apretó los dedos en la cara, Ciel solo miraba esa mueca de desprecio que nunca antes le había dedicado.- Mi deber es que usted este sano y para eso salgo todos los días a cazar, no para que las coleccione como juguetes de niño mimado. - Soltó la cara de Ciel que quedó mirando el suelo, esas palabras llenas de ira y rabia le habían calado hondo, como una daga rasgando sus carnes. No quería ser un estorbo pero estaba claro que morir así llevaría más tiempo del pensado. Esa distancia que se había creado entre ellos parecía ya infranqueable. Desde el primer momento en el que el brazo del demonio atravesó su cuerpo esa relación estaba muerta. Era tan cruelmente irónico que solo podía reír mientras el otro le miraba con desdén.
- Matarme de una vez y acaba con esto - gateo un par de pasos y se agarró a la camisa del inerte mayordomo que parecía indiferente a su tan desesperado súplica.
- Eso seria incumplir el contrato. - zanjada poniendose en pie y alzando así al menor agarrado de el.
-Me da igual , ya lo intentaste aquella vez. Repítelo pero hazlo bien. Tómalo como mi última orden ¿si? - por algún motivo ver su muerte tan cercana y palpable le tranquilizaba. Sin darse cuenta habla comenzado a sonreír.
- No acataré esa orden bocchan - Hacia varios años que no lo había tocado más de lo establecido pero ahora acariciaba la cabeza al menor con mimo aunque su rostro mostrase otra cosa. Su rostro hostil parecía querer matarlo, no sabia por que guiarse - Parece ser que por fin tocó fondo. Es usted testarudo incluso para deprimirse - Ciel miraba perplejo como Sebastián habia cambiado su forma de actuar de repente, su mirada se había suavizado y portaba una sonrisa dulce. - Déjeme ayudarle - rompió uno de los contenedores y a pesar de haber estado clavada la mariposa comenzó a flotar grácil a su alrededor - deje de dramatizar, se está haciendo daño.- Con el pulgar limpio la sangre de la comisura del menor. - Por favor déjeme estar a su lado - cogió lo mariposa y la metió en su boca para luego a través de un tierno beso dársela al otro que seguía perplejo embriagado por las caricias de su mayordomo. Nunca habría apostado por poder volver a sentir esas grandes manos pasear con mimo por su anatomía. - ¿Bocchan? ¿Se encuentra bien? - siempre había considerado imposible recuperar lo perdido, siempre lo había considerado definitivo, pero ahora volvía a estar acurrucado sobre su demonio de nuevo, con la cabeza en su pecho podía oír el suave murmullo de los tranquilos latidos junto al compás de su respiración. Sebastián lo alzó cogiéndola en brazos y Ciel se abrazó con fuerza a su cuello - ¿Tanto me ha añorado? No lo demostró en ningún momento...- no le hacía falta mirar para percatarse de que el otro sonreia. Los cálidos labios del demonio se posan en su frente, la respiración del otro chocaba contra su cara - yo también te extrañé Ciel - le acariciaba la espalda pudiera ser que a partir de ahora las cosas fueran diferentes.
- Tengo hambre - Sebastián comenzó a reír suavemente, Ciel escondió la cara en el cuello del mayor disfrutando del momento.
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Kuroshitsuji : Mariposa
FanfictionDe alguna forma todo terminó de esa forma repetitiva con Ciel clavando mariposas en marcos. Cinco alfileres para clavar una bella mariposa en una triste caja de madera con tapa de cristal, un bello cadáver eterno