- niños tranquilos.- grito una rubia desde la cocina para calmar el alboroto que tenian dos pequeños gemelos rubios.- quedense quietos su padre esta por llegar y tengo que terminar el almuerzo.
Los niños bufaron ante el reto y siguieron corriendo en el comedor ignorando la orden de su madre, quien estaba tan atareada entre picar la carne y preparar las ensaladas.
Era sábado por la mañana y en la hogar Shortman-Pataki era todo un revoltijo, ya que hace unos 7 años atrás la pareja se había comprometido y al poco tiempo aceptaron sus votos en una pequeña pero ostentosa ceremonia, el tiempo no paso en vano y a los dos años después nacieron un par de gemelos rubios, uno tenia los azulinos ojos de su madre y el otro los verdes ojos de su padre. El primero en nacer fue Miles quien tenia los ojos igual que su madre pero la diferencia que era igual de dulce, tranquilo y pasivo que su padre, a diferencia del segundo, Simón quien nació con la misma terquedad y temperamento de su madre, pero con los ojos de cordero de su padre que podrían engañar a cualquiera.
A simple vista parecían unos niños tranquilos y obedientes pero en un pequeño descuido se convertían en pequeños demonios sin control. Simón parece ser el mas revoltoso, ya que su mirada juguetona lo delata al instante cuando hace una travesura, a diferencia de Miles que es igual de travieso que Simon pero el sabe como actuar frente a los adultos. A pesar de tener 4 años eran bastante inteligentes, cuando se juntaban y no peleaban podían ante cualquiera incluso su padre el "pobre samaritano" como lo solía llamar Helga, ya que los gemelos a tan corta edad podían fácilmente manipular al rubio, aunque no era lo mismo con Helga ella era mucho mas estricta y severa cuando se trataba de corregir el mal comportamiento de los gemelos.
- Simón déjate de saltar en los sillones.- le hablo Helga mientras preparaba la mesa, en ningún momento lo había observado pero sabia muy bien lo que hacia cada uno.- Miles si intentas lanzarme eso.- dijo mientras ponía las ensaladas. El niño tenia una re sortera apuntando pequeñas pelotas de plástico a los pies de su madre.- te amarrare al lado de la casa del perro.- sentencio la rubia volviendo a la cocina. A pesar de que las amenazas eran solo para asustarlos ellos realmente creían que pasaría, le tenían un gran respeto a Helga.-vayan a lavarse las manos, les serviré el almuerzo.
Mientras que los gemelos salían corriendo para ver quien llegaba primero al baño, Arnold llegaba del trabajo.
- Estoy en casa.-grito mientras dejaba sus cosas en el sillón desordeno, sabia muy bien que era lo que había pasado por lo que intento ordenarlo, el nunca se enojaba solo decia que los niños eran pequeños y tenían que jugar.- Helga? Niños?
- Aquí en la cocina.- grito Helga mientras salia con una Bandeja con carne.- Cariño que bueno que llegaste, como estuvo el trabajo?.- le pregunto la rubia, mientras dejaba la bandeja en la mesa y se acercaba a saludar a su marido. Con los años Helga aprendió a dejar de lado su terquedad y empezó a ser mas cariñosa con Arnold, hasta que el termino por enamorarse de la dulzura que la rubia destilaba, aunque fue solo una escusa ya que el desde hace mucho tiempo atrás que lo estaba pero no se había dado cuenta.- los niños están lavándose las manos.
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Oneshots Hey Arnold
RomantizmPequeñas historias y Adaptaciones de la Serie Hey Arnold. Las historias pueden contener romance, comedia, drama, Vampiros etc. - Tres metros sobre Hillwood - Un gusto singular - Hey Arnold (Crepúsculo)