Escuche el despertador de mamá y me levante. El sol entraba por la ventana. Me senté y sonreí. Sería un hermoso día soleado, un día perfecto para ir a la playa o sentarse debajo de un árbol a leer. Me estire como era de costumbre y volví a sonreír. Fui al baño y lave mis dientes para bajar a desayunar. Hasta las escaleras daba el olor a pancake con chocolate. Los favoritos de mamá.
—Buenos días amor como dormiste anoche? —preguntó papá mirándome. Recordé la locura que hice anoche y reí.
—Creo que soñé con fantasmas—volví a reír. Sacudi la cabeza y escuche a mamá reir también. —Creen en las cosas sobrenaturales—pregunté dando un bocado a mi festín de pancake. Era un piso de tres. Con sirup de chocolate chorreando.
—No —dijo mamá sacudiendo la cabeza.
—Yo si, creo que cuando morimos nuestro espíritu queda vagando por la tierra —contestó papá. Enarque una ceja y papá se encogió de hombros. Mi teléfono sonó.
<<Que harás hoy?>> Era un mensaje de Tyler.
<<Nada, no se donde vive Khamila así que no puedo buscarla así que no tengo nada que hacer y tu?>> contesté.
<<Perfecto es una cita, al medio día en el parque central>> reí.
<<Bien>> contesté.
—Vaya, andas contenta hoy, bueno siempre pero hoy más—comentó mamá. Me acomode en la silla y limpie mi boca con una servilleta.
—Hice amigos ayer, saldré con ellos en la tardé—. Papá miro a mamá. No pedí permiso y quizás era una idea que a el no le agradaba mucho. No es que estuviera muy confiada pero quería hacer amigos. Amigos que durarán mínimo una vida entera. Una amistad de la que estuvieramos orgullosos cincuenta años mas tarde.
Al terminar de desayunar subí y me bañe. Baje a la sala a ver televisión a lo que daba la hora de irme. A los pocos minutos de bajar mis padres se sentaron conmigo para una charla.
—Promete que no usaras drogas— dijo mi madre tomando mis manos entre las suyas. Puse los ojos en blanco.
—No tatuajes sin permiso— le siguió mi padre. Si me gustaban los tatuajes pero no pensaba hacerme ninguno. No por ahora.
—Toma—. Mi madre me paso una lata delgada.
—Que es esto?—. Mi padre hizo una mueca con la boca.
—Es para que te defiendas—contestó. Era algo exagerado. Jamás me habían dado una charla de estás.
—Si pasa algo grita fuerte—abrí los ojos grande.
—Gracias—dije levantándome del sofa. Fui a la puerta y sentía los pasos de mis padres detrás. Salí por la puerta y cruce el jardín. Mis padres me siguieron hasta la entrada del portón. Mi madre tenía su mano derecha tapando su boca y sus ojos estaban cristalizandose como si fuera a llorar.
—Cuidate por favor—dijo mi padre mirándome. El abrazaba con amor a mi madre. Se amaban. Se notaba, tu lo sentías.
Entendía a mi madre, claro que si. Y sabía que tan pronto desapareciera de su vista ella lloraria. Hacen siete años perdimos a mi hermana mayor. Fue una noche horrible y una mañana peor. Festejó su graduación en el lugar equivocado a la hora equivocada. Nunca volvió. La perdimos. Alguien nos la arrebato. Mi madre no quería que me pasara como a Elizabeth, ella no me quería perder también, no lo soportaría. Aun así no me limitaba a salidas, tampoco me lo prohibía.
Camine un par de cuadras. Las casas eran grandes y coloridas, las calles estaban limpias y los jardines llenos de flores. Los vecinos paseaban a sus mascotas, y algunos corrían haciendo ejercicios. Muchas madres aprovechaban el sol para lavar ropa o ponerles la piscina a sus niños. Era definitivamente un excelente día. Seguí caminando hasta llegar al parque. Hoy habían muchos niños correteando y gritando en el parque mientras se lanzaban por el tobogán.
—Antonella—gritó una voz varonil. Mire hasta el árbol mas grande que vi y debajo se encontraba Tyler. Estaba sentado en una sabana color azul y a su lado había una canasta color roja. Enarque una ceja. Jamás e estado en un picnic.
—Tyler —lo saludé aun desde lejos. Me acerque y me senté a su lado. Fui a darle un beso en la mejilla pero el hecho hacía atrás la cabeza y la agitó.
—No, eso es un saludo común. Tu y yo tendremos un saludo especial—reí. Eso era algo loco pero interesante. Nunca e tenido un saludo especial así que esto era nuevo también.
—Bien—fue lo único que pronuncie. Tyler levanto su mano hasta su costado y yo lo imite. Nuestras palmas se tocaron y luego se enrroscaron. Tyler levanto su mano y a su vez levanto la mía.
—Y ya esta—dijo separando nuestras manos.
—Sabes que es un saludo común verdad?—pregunté. El se encogió de hombros.
—No mas que el tuyo—. Era cierto así que hice un puchero que lo hizo reír. Sus manos abrieron la canasta y sacaron unos panes.
—Nutella, mantequilla de mani, piña, mantequilla y jalea—dijo señalando a los distintos sándwiches envueltos en servilletas. Eran buenas selecciones, aunque la jalea no era muy gustosa para mi.
—Tu hiciste esto?—pregunté.
—Te sorprendería si te digo que mi madre ma ayudó— dijo entregandome el sándwich de jalea.
—Vaya—mire el sándwich.—Jalea—negué. El rió.
—Mi madre quiere que tenga amistades, ya sabes quiere que no este en la casa torturandola. Hacen unos dos meses dice que la atormento—rió de nuevo. Eso era lo bueno de Tyler. Siempre estaba riendo y te contagiaba de esa peculiar alegría. —Esta jalea la hice yo, te gustará— volvió a tenderme el sándwich.
—Tengo otra opción?—el negó.
—La verdad no, pero pruébalo y si no te gusta invento una opción— sonrió. Tome él emparedado envuelto en la servilleta y lo saqué. Mire a Tyler que me miraba. Mordi el pan y lo tragué. Estaba delicioso, era increíble. —Y? —preguntó.
—Esta muy bueno—dije sonriendo. Decía la verdad. Estaba muy bueno.
—Si quieres puedo darte la receta, así el día que no este puedes hacertelo tu—. Era muy buena idea y no diría que no.
—Ahora, puedes decirme como conseguiste mi número?—.
—Mi tía es la directora, la ayudo aveces en la oficina—contestó dándole un mordisco a su emparedado de mantequilla.
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Un angel vestido de mejor amigo
Ciencia FicciónNo les a pasado que se encuentran con un ángel?. Si ese que siempre está cuando lo necesitas. Si esta lloviendo tiene un paraguas para evitar que te mojes, si estas aburrido pues el inventa un picni para ti, si el tiene cien dólares y tu nada realme...