Parte única

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En este universo existen miles de cosas con naturalezas opuestas que, al mismo tiempo, llegan a complementarse y van siempre de la mano. El frío y el calor, la noche y el día, la vida y la muerte...

...Los números y las letras.

Dos recursos que el ser humano debe ser capaz de manejar a ciertos niveles para abrirse paso en la sociedad y formar relaciones afectivas.

A algunas personas se les facilita más los cálculos y las respuestas exactas, otros prefieren expresarse a través de las palabras. Estas preferencias pueden hacer que ambos lados vean el mundo de una forma muy distinta a la otra. De todas formas son capaces de convivir en paz y armonía.

De vez en cuando.

—Kunikida-sensei...— el castaño se meció en su silla para acercarse al susodicho. Mas éste no le hizo caso.— Anda, no seas malo  y di que sí.

El hombre de lentes ni siquiera le dirigió una mirada, sólo continuó corrigiendo las guías de trabajos.

— Ku-ni-ki-da-sensei...— pellizcó la mejilla del rubio, a lo que recibió un gruñido y un golpe en la mano por parte del contrario.— Seguiré insistiendo hasta que accedas a posponer el examen a mi clase.

Kunikida gruñó nuevamente, arregló sus lentes en el puente de su nariz y dejó los papeles a un lado.

— No veo el motivo por el que deba hacerlo; tuvimos las clases suficientes y avisé ese examen con anticipación.— dijo con voz cortante.—Que tus alumnos sean responsables y asuman las consecuencias por no haber estudiado.

— Mmh... ellos me dijeron que no entienden cuando tú les explicas.--- apoyó su cabeza en su mano y sonrió divertido.— También que eres tan gruñón que los intimidas.- susurró, pero no lo suficientemente bajo para que el otro profesor no oyera.

— ¡Tus alumnos son unos irrespetuosos! Aunque no me sorprende, porque te tienen a ti de tutor, Dazai-sensei.

—¡Hey, eso no es cierto!— se defendió.— Mis alumnos son increíbles... Y yo soy un excelente profesor.— soltó con aires de vanidad.

— Pues las estadísticas del semestre pasado no dicen lo mismo, tu clase es la más baja de su grado.—burló al castaño.— Eso te pasa por consentirlos demasiado.

—Al menos mis alumnos sí me quieren.

Ese comentario rebalsó la gota del vaso. Kunikida tomó las guías que estaba corrigiendo y se dirigió a regañadientes hacia la salida del salón de profesores.

— Si te quieren tanto, entonces comprenderán cuando les digas que no lograste zafarlos del exámen de matemáticas.

— Esta bien, esta bien.— Dazai corrió al lado de su colega.—Te daré una oferta que no podrás rechazar. Si aceptas, tendrás el honor de ...— vio hacia un punto invisible con la mirada iluminada.— ¡Tener una cita conmigo!

La única respuesta que obtuvo fue ser olímpicamente ignorado.

Parecía loco, pero ese tipo de altercados entre ambos adultos eran pan de cada día. Tanto alumnos como profesores eran conscientes de la chispa que se creaba cuando estos dos profesores cruzaban palabra.

Muchos se preguntan: ¿Por qué el estricto y siempre correcto profesor de matemáticas se dejaba involucrar en esas discusiones infantiles tan propias del profesor de literatura? Muchos piensan que se odian, otros creen que están en una constante competencia, mientras que otros rumorean que aquellos docentes tenían un amorío el cual acabó en malos términos.

Sin embargo, ninguna de estas versiones es acertada.

Por mucho que su sola presencia le ponga los pelos de punta, Kunikida Doppo no odiaba a Dazai Osamu. No podría.

Un Romance entre los números y las letras ||KunikiDazai||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora