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Yacía Eduardo sentado en la calle totalmente drogado, solitario, lamentando y recapacitando como seria mejorar su miserable vida, debido a que la mayoría del pueblo odiaba y despreciaba sus obras; - ¡Ay hombre!, ¡Que miserable de mí, teniendo tanto talento, nadie he de preciarlo!... Bah, estupideces que digo yo, ¡Soy un inútil! – Solloza y murmura mientras que camina a pasos temblorosos a su hogar. Logra llegar e intenta apreciar sus obras, pero como todos los demás, solo vio basura.

Al día siguiente, como de costumbre Eduardo caminaba tranquilamente a su trabajo, donde se encargaba de vender antigüedades, esperando que algún transeúnte se dignara a aparecer, se puso a escuchar música, pasando así varios minutos, quizás horas.

-Disculpe señor- Exclamó una voz desconocida, Eduardo miro por todas direcciones, sin encontrar al dueño de esa voz- ¡Señor, aquí abajo! -dijo el extraño. El miró hacia abajo e inmediatamente se encontró con un pequeño niño de 7 años aproximadamente; - Oh, hola pequeñín, dime ¿Que se te ofrece? Acaso... Papeles decorativos, lápices, luces, algo para entretenimiento...- Le ofreció Eduardo al niño, -De hecho- dijo el niño, - Me acabo de mudar acá y estoy buscando con que bellezas podría yo decorar mi dormitorio, en ello pensé en algunas obras de arte y pase por acá, usted sabe. - Le pidió el infante, el cual no dejaba de observar unos polvorientos mantos, los cuales detrás de ellos se ubicaban bizarras pinturas. Eduardo, amablemente le empezó a mostrar diversas réplicas de pinturas famosas, pero el pequeño le pidió por favor si le podía mostrar aquellas obras que estaban al final de la tienda, le interesaban; El dudó, pero finalmente acepto. - Y... ¿Cómo te llamas? – le cuestiono Eduardo; -Oh, mi nombre es Lucas, Lucas Montes- le respondió, mientras que Eduardo le iba explicando el significado de cada pintura. Lucas, emocionado, lo seguía escuchando con alabanza; - ¿Qué hay de ese? Aquel que tiene dragones en él. -Ay, pequeñín, ESE ha sido el más despreciado por el pueblo, ¿Sabes? – Eduardo exclamo, con tristeza. - ¿Enserio? Yo pienso que es magnífico. - Intento animarlo.

Mientras en ese momento, Eduardo notó un desperfecto en su pintura, una sombra rara que quizás de algún animal enorme se tratara. Apresuradamente le indicó a Lucas si lo podía ver, al igual que él. Sin dudar, Lucas le dijo que si, como si no importara. Pero, cada vez que más se concentraban en aquella mancha, esta se iba agrandando rápidamente, hasta convertir todo el cuadro en total oscuridad.

Intrigados los dos espectadores de aquel suceso, se acercaron al cuadro, sin saber lo que les esperaba; - ¡Eduardo, mira tu mano!, ¡¿Qué le está pasando?!-gritó asustado Lucas, presenciando como los dedos de su acompañante eran succionados por la pintura. Sin pensarlo dos veces, Lucas agarró del brazo a Edu e intento jalar de él, fuera de la pintura, pero la fuerza que los atraía era mucho más fuerte que ellos. Sin rendirse, seguían intentando no ser absorbidos por aquella extraña pintura, pero sin lograr buenos resultados, fueron tirados dentro de ella.

Espantados empezaron a gritar por ayuda, mientras caían por una infinita oscuridad en el espacio, sin entender nada de lo que estaban viviendo, ¿Cómo es esto posible?, se cuestionó Eduardo, pensando que quizás estaba dentro de una pesadilla de la cual debía despertar, pero no, así pasaron varias horas esperando el final.

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⏰ Last updated: Oct 14, 2017 ⏰

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