Un Poeta Sin Cadenas

Escalas de la Soledad (Parte I)

Existe un lejano pensamiento de dolor,

retumbando cada vez con más fuerza en el fondo de mi corazón,

produciendo sensaciones de real desolación,

el amor de mi vida ha partido

en las fechas tristes cercanas a mis quince años cumplidos,

un tiempo para pensar las cosas fue lo pedido,

pero con una estúpida ira he interrumpido y herido

alejando más a aquel amor prometido. 

Ha de ser un gran vacío

enjaular tu corazón y protegerlo del errante cometido, 

disculpas incesantes de un hombre amoroso y arrepentido

que caso omiso les hace una mujer de corazón frío,

la rota pareja fue a secar sus lagrimas con el olvido

pero el amor de estos impedía separar sus caminos,

como el sol y la luna fueron contra partes envueltas en un amorío.

Los dos se dieron cuenta que no podían vivir sin estar unidos,

eran incontables los deseos de aquel hombre apartado

de aquella delicada y hermosa imagen de su amor reencarnado,

pero el final feliz aún no podía haber llegado,

la dulce caricia de los brillantes recuerdos

era lo único que había quedado.

Los sentimientos encontrados no habían sido suficiente

para reiniciar las alegrías de una pareja que tanto amor se había dado,

una época de espera más era lo que aguardaba

no había seguridad de reencontrar la unión de eras pasadas,

pero aún así aquel hombre esperaba cada día

con la esperanza de volver con su amada.

Su corazón había quedado reservado para una sola dama, 

el paso de los días a este impacientaba,

pero el mayor dolor de su alma reposaba en la agobiante indiferencia

de alguien cuya sonrisa dominaba,

el herido corazón de un hombre desesperado por su amor,

que trágica situación.

Tal vez la solución sea ahogar las penas con alcohol,

pero al final el vacío será el que dominará su corazón,

gran desesperación alberga el amor reprimido

pero existe la esperanza de reencontrarlo en su camino,

puede ser que eso sea lo que lo mantiene vivo.