Capítulo 1

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Desperté por los contantes ladridos de Hot-Dog mi perro salchicha. Vaya suerte, último día de verano y tendría que pasarlo cuidando y mimando a mi increíble cachorro. Sabía que no dejaría de insistir hasta que lo llevara a su paseo diario así que decidí levantarme resignada a abrir la puerta de mi habitación, así este cerraría la boca.

Coloqué mi ropa deportiva y lave mi rostro con un poco de agua fría, tome la correa y la coloque alrededor de Hot-dog, que no hacía más que mover su cola ansioso y observar cada uno de mis movimientos hice señas para que me siguiera al mismo tiempo que jalaba de la correa. Ultimo día de verano, último día de vacaciones, último día de no trabajo. Al salir me encontré con Sarah, la chica que vivía frente a mí, en la misma situación, la diferencia, su perro –o caballo tal vez- superaba en gran tamaño a mi Hot-dog, la salude con una amable sonrisa y un asentimiento de cabeza. Yo no era de muchas palabras. Al salir coloque mi auriculares mientras comenzaba a trotar, música de Rihanna comenzaba a sonar mientras seguía la pista con mis labios. Un trote de 5 minutos hasta llegar al parque Cadman donde todos cumplían la misma tarea de ejercicio diario, llevar de paseo a sus mascotas o caminar hacia su trabajo. Recordé que hoy debía llegar a “Dennt’s” el pequeño restaurante de Elsa, mi abuela, una mujer de 59 años con alma de 20, ella tenía historias más descaradas que contar a su edad de las que yo podría lograr llegar a hacer en toda mi vida.

Cada semestre debía trabajar como mesera, lo que mi padre me atribuía mensualmente solo era suficiente para la universidad contando aún con mi media beca, así que decidí trabajar medio tiempo y así poder llegar a tener todo lo necesario.

Si, Dennt’s era un nombre demasiado raro para un restaurante, pero desde que mi abuelo –Dennot, al que jamás llegue a conocer- murió, mi abuela al no encontrar trabajo alguno decidió crear su propio restaurante, y que más honor que el nombre de tu amado. Romántico. No podría dejarla sola, ella necesita ayuda con el restaurante, y yo necesito el dinero. Luego de cuarenta minutos sin descanso alguno regresamos a casa donde tome una rápida ducha junto con un cargado desayuno salí con los auriculares de nuevo puestos pero esta vez Rammstein sonaba.

Llegue hasta la puerta de Dennt’s donde una campana anunciaba la llegada de cada comensal, en este caso, yo.

-Querida, tu nunca me defraudas- saludo cariñosamente Elsa.

A pesar de ser amable podía tener sus ataques en cualquier momento, en los cuales tenías que contener tus ganas de darle un merecido guantazo

-Ven cariño, te entregare tu nuevo uniforme- ¿Qué? ¿Nuevo uniforme? ¿No estamos en crisis? ¿Por qué necesitamos nuevo uniforme? Sonreí a esta mientras nos dirigíamos a su pequeña oficina

- No sabes cómo te extrañamos todos aquí, aunque eres muy callada, todos te hemos cogido cariño- coloco el uniforme sobre mis manos.

- Anda pruébatelo- Parada frente al espejo del baño me encontraba una yo con una gorra con manchas de color rosado y azul con la palabra “Dennt’s” bordada con negro en medio de esta, una camisa un poco ajustada cuello V rosada junto con un delantal amarillo ¡rosado y amarillo! ¿Pero qué clase de tortura es esta? Al menos podría elegir que zapatos y pantalones usar cada día.

Luego de dejar las cosas claras con Elsa, las cuales no estaban del todo claras, mi mente se concentró en su alborotado cabello, desearía poder dejarlo así cada día y seguir viéndome igual de espectacular como ella. Nos despedimos con un cariñoso abrazo yo con una bolsa llena de mala combinada ropa y una promesa de llegar puntual al día siguiente a las tres de la tarde.

Caminaba mientras analizaba dentro de cuánto tiempo llegaría a casa, justo cuando se supone que saldría del local la campana suena de nuevo. Un chico con semblante serio esperaba con la puerta abierta esperando a mi salida, resople en mi interior, ¿Él también? Desearía poder tener el cabello castaño así de revoltoso y verme tan bien al mismo tiempo.

Silent LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora