Capítulo 1 Principio

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Tendría que estar feliz hoy empieza el día del año que más me gusta, el invierno. Pero no, aquí estoy vestida de negro despidiéndome de mis padres, la gente me mira con pena y algunos me miran confusos, se decían unos a otros, porque no lloraba, ni hablaba. Estaba confusa porque quería chillar, encerarme en mi habitación e investigar más sobre qué les ocurrió a mis padres y en cambio estoy de pie, enfrente de un hueco en el que bajaban una caja llena de dos cuerpos sin vida.

Mi tía Alison me rodeo con un brazo y con su mano me apretó el hombro, alce la mirada y estaba destrozada, miraba como su hermana y su cuñado eran enterados. Me daba un poco de pena, una mujer sin pareja, de 30 años y ahora cargo de una chica de 16 años. Claro yo tenía tres tíos más mayores que ella y una abuela, pero no quisieron hacerse cargo de mí, ellos tienen familia, con mi abuela no tengo mucha relación, mi madre me conto que tuvieron una discusión cuando ella era joven porque no quería que se casara con mi padre.

Había mucho silencio, miraba a gente y no conocía a nadie, solo a mis tíos que lloraban desconsoladamente, hacía años que no los veía. Entre toda esa multitud de personas, se acercó al foso una mujer un poco mayor pero muy bien cuidada.

-Esa es tu abuela Cassidy. -Alison se acercó a mi oído. Me quede sorprendida y asustada era la viva imagen de mi madre, pero envejecida, me miro, subí la mirada a esos ojos verdes mezclados con avellana, es lo único que no se parecía a mi madre, ella los tenía azules. Esos ojos transmitían tanta tristeza, pero no derramaban ni una lagrima, debe ser por el orgullo. Se movía con mucha agilidad para lo mayor que debía de ser, se sentó al lado de mi tío mayor Connor, con sus dos hijos el mayor se llama André y la pequeña se llama Hada. André y yo nos criamos juntos cuando yo tenía 10 años, un día estábamos jugando y le empezó a doler el cuerpo, no sé qué parte en concreto él decía que le dolía todo y sus padres se lo llevaron, desde ese día no he vuelto a saber nada de él, ahora estaba mucho más mayor, creo que tiene que tener alrededor de los 18 años, ese pelo de media melena y rubio, se había oscurecido y convertido en un largo tupé, físicamente era igual que su padre, menos los ojos eran mezcla de avellana con un tono de gris, al igual que su madre Anne eran preciosos, hoy estaban rojos y tímidos intentando no mirarme.

Luego le seguía la pequeña hada, con un vestido rosa y esa sonrisa inocente, cuando se fueron tenía 3 años y ahora era una niña preciosa de unos 9 años, al contrario de su hermano era igual que su madre que se sentaba al lado de ella agarrándola la mano y preguntado confundida que pasaba porque la gente estaba triste. Mi tía Alexia y su marido Caleb han intentado tener hijos, pero Alexia no puede, ella se quería quedar conmigo, pero su marido no se quería hacer cargo de una chica de 16 años, ella al contrario de todos era pelirroja, simpática y muy amable conmigo, Caleb al contrario era resentido con todos, siempre estaba malhumorado.

Olivia es la melliza de Alison, no la conocía mucho la habré visto unas 2 veces, ella viva con mi abuela y por lo que me contaba mi madre era una chica alegre hasta que vio como mataban a su padre y desde ahí le busca para poder matarlo. Por lo que me ha dicho mi madre a mi abuelo lo asesinaron, pero no encontraron al asesino, no dejo ningún rastro.

El cura estaba leyendo la biblia, los familiares más cercanos cogimos un puñado de tierra y la tirábamos al agujero, enfrente estaba André me miro y me intento soltar una sonrisilla, pero estaba demasiado afectado y miró a otro lado. Subí un poco la vista y a lo lejos había un chico muy extraño mirándome, cuando miré a mi tía y luego otra vez al chico ya no estaba, se había esfumado. Por suerte me acuerdo de él un poco, pelo media melena, bastante alto, con una gabardina y una barba que parecía que no se había afeitado desde hace días.

Me dirigí al coche de mi tía se acercó André y me dio una nota que la guardé en el bolsillo y me subí al coche, detrás de nosotros iba un camión de mudanzas que llevaba todas mis cosas a casa de mi tía. Qué raro se me iba hacer todo, cambiar mis amigos, las clases y a mi novio Iam, llevábamos juntos desde los 13 años, el me trataba muy bien y era cariñoso conmigo, cuando le conté que tenía que ir, se enfadó, tuvimos una discusión muy fuerte porque él quería venir a verme todos los findes de semana, pero yo necesito mi espacio, también influía el que ya no me gustaba, ni estaba enamorada de él. Empecé a ver el Instagram las fotos de mis amigas y lo que las echar de menos, Bianca y Layla eran mis mejores amigas yo parecía patito feo al lado de ellas, era la típica empollona con el pelo negro y con gafas, pero sin Brackets. Bianca tenía el pelo rojo y ojos verdes, mientras que Layla era rubia con ojos azules, las dos tenían la piel un poco más oscura que la mía, como si fueran durante todo el año a darse rayos UV y yo me quedara en casa leyendo mi libro favorito o estudiando y por eso tenía la piel tan blanca. Discutían un montón entre ellas y luego venían a comerme la cabeza a mí, que luego era la que las unía y arreglaba las cosas. Me estoy empezando a dar cuenta que echare un montón de menos a Madrid y a mi casa, que la tuve que vender para darle dinero a mi tía, que solo quiso coger la mitad.
Estábamos entrando al pueblo o eso ponía en el cartel "Bienvenidos a bulnes" y en pequeño pone, 1100 habitantes. Mi tía estuvo las 4 horas callada y decidió hablarme.
-Cariño, mi casa cuenta con tres habitaciones y dos baños, uno será completamente para ti y tu habitación he escogido la que tiene vistas a las montañas. - Me miro sonriente y yo le conteste con una sonrisa, pero el pueblo estaba rodeado de montañas, lluvia, frio y bichos, muchos bichos.
En la entrada había un tipo de bar restaurante, al lado un tienda de variedades, una farmacia, un veterinario que era donde trabajaba mi tía y un hostal, luego estaba la plaza donde los niños jugaban con el balón debajo de la lluvia, yo no estaba acostumbrada a estas temperaturas y menos a la lluvia si hubiera estado aquí Layla no saldría de casa porque se le hubiera rizado el pelo. Llegando a la casa de mi tía, lo que más me gusta del porche es el sofá colgante, estuvo un rato enseñándome la casa y cuando llegue a mi habitación quede sorprendida del buen gusto que tiene mi tía, una cama blanca, con mesillas a los lados un pequeño escrito blanco enfrente de la ventana y un precioso armario empotrado.
-Te gusta lo que ves.
-Guau. - Me tumbe en la cama y mi tía se tumbó al a mi lado. - Espero hacer bien mi trabajo de tutora legal y te quiero muchísimo... - se le empezaron a caer las lágrimas y yo la abrace con fuerza. Se levantó y me dejo deshacer la maleta y las cajas.
Alce la mirada por la ventana que daba al patio enorme que acaba en bosque y hay estaba otra vez el mismo chico de la gabardina, me acerque corriendo a la ventana, pero ya se había ido, cero que me estaba volviendo loca, no conocía de nada a ese chico y para imaginármelo, sería otro tipo de chico no él.
Baje corriendo las escaleras, me puse unas botas de mi tía y un abrigo, estuve andando hasta que me canse de buscar y me tranquilice. Me llamo Iam y como siempre acabamos discutiendo por lo mismo, le colgué y entre en casa, mi tía estaba haciendo hamburguesa.
-No te voy a preguntar lo que haces o dejas de hacer con ese chico, pero lo has pensado bien. -Puse los ojos en blanco, pero sabía que iba con buena intención.
-Qué hay de cenar. - intente cambiar de conversación y mi tía me dedico una sonrisa.
-Tenemos hamburguesas y hamburguesas, mañana tendré que hacer la compra ¿te recojo después de las clases vale?
-No hace falta que pongas escusas solo por ir a recomerme, pero iré encantada contigo. Me agrada que vengas a por mí, pero no quiero que malgastes el tiempo.
-Iré a recoger y llevarte hasta que te hagas amigos. - No sé bien si fue una amenaza o un aviso.
-Me parece bien. - Metí el plato en el lavavajillas y decidí irme a duchar. Cuando salí me puse mi enorme pijama entero, espero que nadie me vea con este pijama, pero me encanta, me metí en la cama encendí una lucecita que tenía encima de la cabeza y empecé a leer mi libro favorito hasta quedarme dormida.

amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora