Los dias pasaban lentamente, mas de lo usual, puesto a que poco a poco se acercaba el momento en el que Aziel se iría del orfanato, pero esto no estaba siendo de agrado para ella, no sabia que seria de su vida, mas haya de las paredes de ese instituto. Por mas que el estado y el orfanato los ayuden.
A la hora de desayunar, todos se sentaban en una mesa larga, donde algunos profesores ayudaban a repartir lo que había en ese entonces, no era muy variado. Si no era un té era un poco de leche, con algunas ogasas de pan para acompañar. Ese dia en particular Aziel no tenia apetito alguno, por lo tanto optó por no desayunar, pero aun asi no podian moverse de sus respectivo lugar hasta que todo y cada uno pudiera a ver terminado.
Su mente estaba completamente dispersa, pensando en aquel hombre que hablaba con el rector, pensaba sobre la extraña sensación que recorrió su cuerpo al verlo, y sobre todas las cosas por que discutia con el dirigente de el instituto.
Estaba tan distraída que no se percató de como la miraban las muchachas con las que habia tenido la pelea el otro día, pero a pesar de eso no les presto atención, en cambio Ester no dejaba de pensar en como la acosaban con la mirada.
Al momento de terminar el desayuno, cada quién tomaba su vaso, para lavarlo. Una ves que se termino todos deberían asistir a clases.
Parecia que las horas no terminaban mas, clase tras clase las horas se convertían en años para ella, hasta que de repente, un suceso un tanto peculiar para el instituto. El rector entro al salón donde estaban los chicos estudiando, junto al hombre que estaba en su oficina, con quien parecia discutir, nuevamente esa sensación abrumadora de calor recorrió el cuerpo de Aziel. La cicatriz en su rostro se notaba aun mas con la luz impactando contra el.
El rector aclaro la garganta para poder hablar ante todos.- Por favor todos presten atencion-. La piel de Aziel se eriza al notar como ese hombre la miraba fijamente, como tratando de descubrir una parte de su pasado, o tal ves leer sus pensamientos. Sus ojos eran de un verde brillante, y su mirada era imponente reflejado una clara autoria sobre el resto de las personas.- Este caballero de aquí se llama Dante, el esta a cargo de uno de los reformatorios que trabajan con nosotros, él estara-. Y justo antes de que termine la frase Dante puso una mano a la altura de su rostro para interrumpir su informe.
-Mi objetivo en este lugar es encontrar a personas que no puedan insertarse en la sociedad con la poca ayuda que tiene aca, espero que mi presencia aquí no altere su dia a dia, eso es todo-. Dicha sus palabras se retiro del aula con cara de pocos amigos, como si la vida hubiera sido muy dura con él.
Al final del dia las clases terminaro y cada quien desidia en que gastar su tiempo libre, Aziel decidió caminar por todo lugar tratando de recordar el momento en el que llego ahi, y como perdió a sus padres, pero lo unica recuerda es un incendio enorme que lo consumió todo. Cuando llega a la parte trasera de la casona encuentra nuevamente a las muchachas del dia anterior, que estaban molestando a Ester, empujándola de un lado a otro.
-¿Que mierda creen que estan haciendo?-. La voz de la pelirroja resonó entre las paredes antiguas.
-No te vengas a hacerte la mala, tu no tienes poder en este lugar-. Entonces se le pusieron enfrente de ella mientras otra sostenia del cuello a su amiga.
-Ya me estan artando ustedes malditas-. Dijo Aziel envuelta en irá. La temperatura al rededor de ella comenzó a aumentar haciendo que las chicas que la acosaban se pusieron alerta. La respiración de la pelirroja de forma alterada y sin que ella se de cuenta poco a poco su cabello comenzó a flotar de una forma sobre natural, largando una especie de resplandor. Las chicas retrocedían asombradas de lo que estaba pasando, pero la presencia de una persona detrás de ella captando su atención, apartando a un lado su estallido de ira.
-¿Que ocurre aquí?-. La voz le era familiar. Cuando se dio vuelta estaba Dante parado con los brazos cruzados sin presentar ningun rasgo de asombro ante la actitud de ella. Aun que su corazón sentía miedo, no podía reprimir el impulsó asesino.
-Dije muy claro ¿que sucede aquí?-. La presencia de ese hombre comenzó a relajarla lentamente, mientras su cabello volvía a su forma original
-Nada señor solo estabamos charlando-. Indico asustada la chica que sostenia a Ester.
-A mi no me parece esto una conversación pacífica-. Y estaba en lo cierto.- Todas se dispersan ya mismo, menos tu la pequeña, tu vendras con migo-. La pequeña maltratada obedeció inmediatamente.
Luego de que se fueron la temperatura que emanaba Aziel descendió lentamente.
Una de las matonas la mirada fijamente tratando de intimidarla pero parecia en vano. Y acatando las órdenes de director del reformatorio, decidió escapar de esa escena
-No podras escapar de nosotras toda la vida perra, ya te tomaremos por sorpresa-. El tono de su voz estaba completamente inundada de rabia al notar como su presa se escapaba de sus fauses, pero Aziel optó por hacer caso omiso y retirarse lo antes posible, para tratar de deducir que ocurrio con ella, despues de todo no era asi.