TRECE

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- Te has escapado. - Suspiró-. Me siento decepcionado.

Abrí mis ojos dándome cuenta de que estaba rodeada por cinco lobos. Alfred se encontraba al frente de estos, sin transformar.

Me puse de pie con calma, mirando desafiante a Alfred.

- Cogedla y llevadla a la casa de la manada. El que lo consiga, recibirá una recompensa.

Al terminar de decir eso, ya tenía encima de mí a tres lobos; uno gris, uno pelirrojo y uno color arena.

Le di un puñetazo al pelirrojo, mientras el gris me mordía el brazo y el otro la pierna.

Mientras tanto, los otros dos daban vueltas a mi alrededor buscando mis puntos flacos, y esperando su momento para atacar.

Sacudí mi brazo, lanzando al lobo gris encima del arenoso. Volví a golpear al lobo de pelaje pelirrojo, dejándolo atontado.

Los otros dos lobos, con un pelaje negro brillante, saltaron al mismo tiempo sobre mí.

Golpeé en el hocico al primero cuando, de repente, sentí un golpe en la nuca.

* * *

Desperté dándome cuenta de que volvía a estar en la habitación de la casa de la manada.

A mi alrededor se encontraban diversas personas conocidas.

- Hola, Nia.

- ¿Qué estáis haciendo aquí?- Pregunté sorprendida.

Verónica, su novio, sus amigos, Nikolay y Alfred me miraban.

Me puse de pie tambaleándome para, a continuación, caerme. Me miré a los pies dándome cuenta de que esta vez sí que estaba encadenada.

- Has huido. - me dijo Nikolay. Pero yo no le hice caso inmersa en mi confusión por ver a mi antigua compañera de habitación y a sus amigos allí, de pie a su lado.

Verónica me miraba con burla mientras sus amigos no me hacían ni caso.

Dejé de mirarlos.

- No he huido. Si hubiese huido no estaría aquí de nuevo. -Miré a Nikolay.- Me hiciste una propuesta y estaba pensando en mi respuesta.

- ¿Ah, sí? -Dijo un poco más interesado.- ¿Y qué has decidido?

Volví a dirigir mi mirada a la cadena mientras alzaba una ceja. Nikolay hizo un gesto, y Alfred me desató.

Me senté en el suelo frotándome el tobillo que momentos antes tenía encadenado.

- Lo he estado pensado, y he llegado a la conclusión de que hay unas cuantas cosas que no me gustan. Pero estoy segura de que me harás cambiar de opinión. Para empezar, quiero que se elimine la absurda norma de los mayores; es más, quiero que se proteja a los cachorros que aún no se hayan transformado. -Me miró con sorpresa.- También quiero intimidad; que me dejéis sola. Deseo no tener a Alfred encima de mí todo el día, ni a nadie más. Si me concedéis estas cosas, y otras que os pueda pedir en un futuro, aceptaré ayudaros a derrotar a Sylver Moon. -Nikolay asintió, aceptando.- Genial, entonces. Estoy deseando comer algo e ir a dar una vuelta por la manada. -Me giré dispuesta a irme.- Una cosa más. ¿Quién ganó la recompensa?

Después de comer salí de la casa, y no volví hasta el amanecer.

* * *

La mañana siguiente, me dirigí directamente al bosque para cazar. Me transformé en mi loba y dejé que ella tomara el control de mi mente y de mi cuerpo.

Me pasé toda la mañana corriendo y cazando por todo el bosque.

Finalmente, volví a la casa y me duché.

Me pasé el resto del día dando tumbos por la manada y viendo las destrucciones de esta. Me di cuenta de que en realidad solo estaban destruidas las casas de alrededor de la casa de la manada; las otras estaban de pie, perfectas y sin ningún rasguño.


Clea, ¿qué crees que ha podido pasar? ¿Por qué no están destruidas todas las casas? ¿Por qué solo las de alrededor de la casa del alfa?

No lo sé, Bry... No lo sé.


La noche llegó muy pronto y, con ella, la esperada cena con el alfa y su família.

Llegué al comedor y me senté al lado de Alfred, como los otros días. En cuanto me senté, nos empezaron a traer la comida.

A pesar de las dudas que tenía, no pude preguntar nada debido a la tensión que había en el aire: Bianca me miraba con odio, Alfred no me dejaba en paz, Nikolay no me hacía caso, Diana me miraba con superioridad, y yo no hacía caso a ninguno.

Esa noche fui a dormir con muchas preguntas y muy pocas respuestas.

Y sobretodo, con la duda de que era lo que haría Verónica y los suyos aquí, y si había sido su presencia la que notó Clea en el bosque cuando estaba con Black.

Me levanté tres veces esa noche debido a esas dudas, hasta que finalmente me rendí y me fui al lago donde había llevado a Black esa vez.

Y verdaderamente, me arrepentí de ello.

Al llegar, decidí bañarme en las aguas del lago, que brillaba con la luz de la luna. Me sumergí en las aguas y estuve nadando lo que me pareció una eternidad.

Hasta que entonces, Clea me avisó de la llegada de alguien conocido.


Huelo a dos personas conocidas.

¿Quiénes?

No estoy segura, pero tienes que ir.


Salí del lago y me dirigí al lugar que Clea me indicó.

Al llegar, pude ver la sombra de dos personas, de dos chicos, peleándose.

Y, de repente, la luna iluminó sus rostros.

* * *

Soy muy mala, lo sé. xD

Como os dije, ¡otro capítulo por aquí!

Comentad y votad lo que os ha parecido el capítulo y quienes creéis que son los chicos desconocidos.

¡Hasta pronto! ;D 

LA DECISIÓN DE UNA LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora