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Dejamos a los dos tortolitos tranquilos en el sofá y avanzamos cogidos de la mano por el pasillo hasta la puerta de mi habitación, que he dejado cerrada. Él viene detrás mío, me giro de golpe antes de abrir la puerta y mi espalda nota el frío de la madera. Por girarme tan de golpe, Brendon acaba muy cerca mío y nuestras bocas cerca. Noto como la cabeza me da vueltas y su nariz toca la mía. 

Mi mirada se centra en sus labios carnosos que esbozan una sonrisa, ¿por qué es tan perfecto? Mis manos viajan por debajo de la ropa, por su espalda y se aferran a sus clavículas. Brendon deja parte del peso de su cuerpo contra el mío  y se ayuda de las manos, que están a mis lados, para no chafarme. 

Paso las yemas de mis dedos y sin querer le araño un poco. Él reacciona acercándose todavía más, nuestras bocas a milímetros y puedo oler su aliento mezclado con un poco de vino y cerveza. No tengo la cabeza tan clara como para decidir si me importa o no, pero mi aliento debe oler más o menos igual. Sigo embobada mirándole los labios y tengo su frente contra la mía. 

Cierro los ojos, levanto la cabeza para acercarme a su boca  pero él se aparta de mí . Hago un puchero, no me ha dado lo que más necesito. 

-Vas muy bebida- dice con una sonrisa pícara.

-Tu más- le gimo en desacuerdo. 

-Tengo más tolerancia que tú, amor.-sonríe triunfante, acariciándome la mejilla con el pulgar. 

Me incorporo torpemente y me giro para abrir la puerta.

Entramos los dos y cada vez es más evidente que lo poco que he bebido me ha subido. 

Miro mis pies mientras andan los pocos pasos que separan la puerta de mi cama para asegurarme que al menos ando recta. Pero no es así. Oigo la risa de Brendon al tirarme a mi cama como un saco muerto en horizontal. 

Poco a poco me giro y fijo la vista, absorta en mi techo blanco mientras mi cuerpo acaba cediendo al colchón. Noto unos brazos que me rodean. Uno totalmente tatuado y uno sin tatuar. 

Aparece en mi campo visual la cara de mi novio, partiéndose de risa. 

-¿Qué miras?-le gimo.

Él ríe. 

-Mezclar es malo- me quejo, pensando ya en el dolor de cabeza que puedo tener mañana.

-Sí y dormir en horizontal también, sobretodo para quién comparte cama contigo- ríe.

Gruño para protestar y me calla con un beso largo y sensual, pero yo me estoy durmiendo. 

-Anda, ponte bien y durmámonos.-añade, saliendo de encima mío.

Me saco el móvil del bolsillo trasero levantando un poco las caderas y veo que son las dos de la mañana. Todavía me quedan horas para dormir.

Me incorporo sobre mis codos y Brendon está de espaldas sacándose la camiseta. Sonrío como una tonta y al verle la espalda. Pero él se gira.

-¿Y tú qué miras? -me dice, picarón.

-Lo bueno que estás- le suelto.

Esboza una sonrisa ladeada y me mira fijamente. Le sonrío de vuelta y me levanto. Voy al armario y busco una camiseta ancha para dormir. Se me escapa un bostezo sacando una camiseta blanca ancha de uno de los cajones. Me abraza por detrás y me da un beso tierno en la mejilla.

Brendon anda hacia la cama en bóxers y se estira del que está a poco a poco siendo su lado para dormir todas las noches que pasamos juntos. Hoy por la victoria del Arsenal, se oye un poco de ruido todavía por las calles, de la gente que están echando de los pubs. 

Me quedo en braguitas, con mi camiseta ancha se me ve un poco el trasero. Mi cabeza ya no da tantas vueltas pero la embriaguez se va viendo vencida por una somnolencia profunda, de esas que sé que cuando me acurruque junto a Brendon me voy a quedar dormida. 

Cojo mi teléfono y marco la alarma para mañana. Veo que me mira fijamente el trasero y le interrogo con la mirada.

-Ay Dios mío- suspira- por qué me haces esto...

Suelto una risita, pongo el móvil a cargar y me acurruco a su lado. Levanta un brazo para que me pueda dormir en su pecho. Me rasca tiernamente la cabeza hasta que me quedo dormida. 

Me despierto con la luz de la ventana y a 10 minutos de que suene la alarma, que desactivo para que no despierte a Brendon. Me giro hacia él otra vez y empiezo a darle besos en la mandíbula.

-Despierta, dormilón.-le susurro, juguetona.

Gruñe  y abre el ojo que tiene más cerca mío. 

-Cinco minutos más, por favor -me suplica haciendo pucheros.

Sonrío y paso rápidamente a la ducha. Me visto con unos vaqueros azul claro ajustados y una camiseta negra de tirantes anchos.Decido que unas bailarinas negras serán buenas para un jueves. 

Miro de reojo mi habitación y Brendon está estirado en la cama todavía, con cara de gruñón, despeinado, mirando el móvil. Sonrío y a pesar del dolor de cabeza que me acaba de entrar me voy a preparar algo de desayuno. Me encuentro a Holly mirando al infinito,adormilada, con la ropa de ayer y una taza de café en la mano. 

-Buenos días, chochete- le digo a mi amiga cuando paso por delante suyo, se acaba de percatar que estoy aquí.

-Mm...Buenos días. 

-¿Y Pete?-pregunto, buscándolo con la mirada. 

-Se ha ido hace un rato- me asegura, para luego bostezar- nos hemos pasado la noche hablando, no he dormido. 

La miro, divertida y levanto una ceja. 

-Sí, ¡claro Holly! Hablando con los cuerpos sobre clases de anatomía-me burlo. 

-Vale, sí, nos besamos-admite- pero no hemos ido más allá. Parece buen tío. Nos hemos dado el número. Y besa bien. No quería dejar de hablar con él, en serio.

Se sonroja y yo le sonrío, empatizando con ella. 

-¿Tu crees que estaría mal invitarlo al cine,o...lo que sea?-me pregunta, con ojos dubitativos. 

-No- sacudo la cabeza mientras me sirvo café- si no lo intentas nunca lo sabrás. 

 En este momento pasa Brendon, vestido y con cara de agobiado. Lleva el teléfono en la mano y va mascullando por todo el comedor. Holly y yo lo miramos, alucinando, pero él sigue metido en sus cosas. Mi amiga se gira hacia mí y me pone cara de circunstancia. 

-Tía, mejor que vayas tirando hoy tú sola, tengo que ducharme y ponerme litros de corrector en estas ojeras de aquí- dice señalándose la cara y yéndose a su  cuarto. 

Brendon sigue mascullando por lo bajo, pasándose la mano izquierda por el pelo sin parar. 

-¿Qué te pasa?- pregunto desde la distancia.

-Jake.-responde, levantando la vista para mirarme-el fotógrafo que me falló en Brighton. Que se vuelve a Los Ángeles. Justo ahora que tendré que grabar y bueno, en general, que necesito un fotógrafo en plantilla. 

-Oye, no te preocupes-intento reconfortarle-hay muchísimos fotógrafos en Londres, ninguno te va a decir que no. Ya te ayudaré a buscar, que en una semana ya no trabajaré.

Brendon levanta la ceja con lo último.

-Cerramos temporada- suelto levantando los hombros- no vienen mal unas vacaciones. En serio Beebo, ya nos pondremos a ello una tarde y conseguimos algo. Tengo idea de fotografía. 

-No sé que haría sin ti-se acerca a darme un beso en la frente.- Vámonos que vamos a llegar tarde.

Asiento y voy a coger el casco de la moto. Agarro la chaqueta y salimos los dos cogidos de la mano. Miro el buzón pero decido no abrirlo, no han habido notas, pero por si acaso. 

Nos despedimos y al llegar al trabajo, en el ascensor, veo un mensaje de Holly. 

"Tía, tienes correo, otra nota".




Victorious (Brendon Urie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora