Hago una llamada a Dios y me responde mi vecina

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-¿A qué hora es la película?- Pregunté cuando terminamos de comer.

-Aun queda mucho, empieza a las 7.- Resopló.

-Mientras podemos jugar a un Prueba o verdad.-

-Vale.- Sonrió algo maligno.

-Hoy me toca empezar. ¿Prueba o verdad?-

-Pf... venga, prueba.-

-Tienes que mancharte la cara con nata.-

-Vale. Supongo que está en la nevera, ¿no?- No esperó mi respuesta, se fue al baño y salió de él.- Eso no era la cocina.- Dijo apretando los labios.

Luego se metió en la cocina y cuando salió, tenía la cara completamente embadurnada con nata.

-Te toca. ¿Prueba o verdad?-

-Prueba.-

-Perfecto. Ve a la terraza y grita con todas tus fuerzas "Dios".- Sonrió con ojos entrecerrados.

-Vale.- Dije sin entender nada.

Me dirigí a la terraza y grité.

-¡Dios!-

Josh contuvo una risa y yo me volví a sentar junto a él en el suelo.

-¿Prueba o verdad?-

-Verdad.- Josh parecía no poder parar de sonreír.

-¿Es verdad que te dan miedo las arañas?-

-¡Nooooo! ¡Me encantan! ¡PUES CLARO QUE ME DAN MIEDO! ¡Si ya lo viste!-

-Ya, pero me parecía raro. Son tan monas.-

-A ti te dan miedo las mariposas y yo soy el raro. En fin, no juzgo.-

-Pero las mariposas son rosas, feas y, aunque no lo creas, son monstruos.- Le aseguré. Odiaba sus cuerpecillos asquerosos.

-Vale, se lo diré a algún psicólogo, seguro que pueden ayudarte.-

-No hace falta, sé que son monstruos.-

-En fin... Elije: ¿Prueba o verdad?-

-Verdad.-

-¿Es verdad que te queda mejor mi camiseta que la tuya? Desde tu punto de vista, claro.-

-Em... Pues, la verdad...- Tartamudeé un poco mirando la camiseta. Me quedé un rato más mirándola mientras pensaba la respuesta.- Sí.- Dije al final.

Sonrió satisfecho.

-¿Prueba o verdad?-pregunté

-Verdad.-

-¿Es verdad que...- No pude terminar ya que alguien tocó el timbre.- Ahora vuelvo.- Le dije a Josh mientras me levantaba.

Fui a abrir la puerta y en cuanto abrí vi a mi padre apoyado en la pared.

-¡Papa!- Exclamé mientras me lancé a abrazarle.- ¿Pero no venías el domingo?- Le pregunté mientras me separaba.

-Sí, pero mañana me voy a Nueva York y quería pasar un día contigo para despedirme.-

-¿Cuánto tiempo vas a estar allí?-

-Un año.-

-¡Un año!- Grité y juro que sentí mi cabeza explotar.- Papá, hoy no puedo estar contigo, voy a ir al cine con Josh. Me giré y señalé el lugar en el que estaba Josh, pero Josh no estaba ahí. Miré a mi alrededor y le vi a punto de colarse entre las piernas de mi padre para escabullirse. Cuando me incliné y le toqué el hombro Josh se dio cuenta de que le observábamos, se levantó y saludó con la mano a mi padre, que miraba perplejo al chico con la cara cubierta de nata derretida que ahora estaba a mi lado.

-No, no pasa nada. Puedo ir solo, o no ir, y el fin de semana que viene volvemos a quedar. Mañana también podemos, si mañana es domingo, así que...- Se encogió de hombros.

Me quedé callada, ya que por un lado quería ir con Josh, y por otro quería despedirme de mi padre.

-Josh.- Le llamé mientras me acercaba más a él.- Si decido ir hoy con mi padre, ¿te vas a enfadar?-

-No. ¿Por qué me iba a enfadar?- Frunció el ceño como si no entendiese la pregunta que le había hecho.

-Es que mucha gente se enfadaría.-

-Pues yo no, así que adiós y tranquila, no pasa nada. Disfruta el día con tu padre.- Dijo, apretó los labios y se fue.

-¡Gracias!- Le grité. No sabía si me habría oído, pero no le di importancia y cerré la puerta.

La Enfermedad de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora