Capítulo 10

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Reiji venía corriendo por los pasillos, tratando de encontrara a la pequeña y a los dos hermanos heridos. Buscó a todos mientras se teletransportaba de un lugar a otro.

Cuando Reiji llegó, observó a la pequeña que le daba la espalda y que se encontraba temblando. Luego pasó su mirada a Shu, quien se encontraba pegado a la pared de al frente, sangrando y jadeando.

—Adara.—llamó Reiji.

Adara se dio la vuelta, sus ojos carmesí se llenaban de lágrimas, cosa que a Reiji le sorprendió, puesto que el iris natural de los ojos de su hermana eran plateados y no carmesí.

—R-Reiji... —la pequeña corrió a los brazos de su hermano, sollozando.

—No llores.—consoló el mayor, acariciando el cabello de su hermana.

—Y-yo lo hice... No quise hacerlo.
—dijo entre lágrimas la Sakamaki, abrazando con fuerza a su hermano mayor.

—¿Tu hiciste esto?
—preguntó Reiji, con la voz más pacífica que logró hacer. La pequeña asintió, sollozando aún más.
—¿Por qué? —preguntó de nuevo.

—Porque tenía miedo.
—susurró la albina, sin dejar de llorar.

—¿Miedo? ¿De qué?—preguntó, apartando a su hermana un poco para mirar sus ojos carmesí.

—Vampiros... —murmuró Adara.
—Porque ustedes son vampiros.
—susurró, sorprendiendo al Sakamaki.
—¿Por qué no me lo dijeron?
—preguntó, mirando a su sorprendido hermano.

— No queríamos asustarte, pequeña.
—dijo el mayor, acariciando la roja mejilla de su hermana.

—Si me lo hubieran dicho, no hubiera hecho pedazos el lugar.
—dijo ella, tratando de aceptarse a si misma y a sus hermanos.

—Sobre eso, tenemos que hablar.
—dijo Reiji, cogiendo la nariz de la pequeña entre sus dedos y jalandolo.

—H-Hey... —rió Adara, tomando la mano de Reiji.

—Vamos, vuelve a tu clase, yo arreglare esto.
—dijo Reiji, dándole un cálido beso en la frente.

—Está bien...—dijo Adara, sonriendo y dándole un beso en la punta de la nariz a su hermano mayor como agradecimiento.

Adara corrió hacia su salón, despidiéndo con la mano a su hermano para luego entrar al salón.

[···]

Adara miraba con enojo a Ayato, quien llevaba en brazos a Yui, la cual estaba desmayada. Su enojo era algo tonto, pero le quemaba ver a su hermano cargar a otra chica y mo a su hermana.

—Tch.—hizo un gesto de enono, cruzándose de brazos y mirando hacia la ventana de la limusina.

La mayoría de sus hermanos miraron a su hermana confundidos ante el extraño comportamiento de ésta al ver a uno de ellos cargar a la Komori. Sabían lo que aquello significaba, y no pudieron evitar reír ante tal acusación.

—¿De que se ríen, idiotas?
—dijo con enojo la Sakamaki, haciendo que rían aún más.

—Vamos, Adara-chan~ no estés celosa. Sabes que me tienes a mi... para lo que sea.
—dijo Laito, con su tono seductor.

Adara lo miró y le sacó la lengua, haciendo que todos se burlen de Laito.

—No estoy celosa.—respondió, haciendo puchero y cruzándose de brazos, haciendo que de cierta forma se viera algo tierna.

Todos volvieron a estallar en carcajadas, haciendo que la niña se ría junto con ellos. Cuando todos ya estaban callados y metidos en sus cosas, Adara miró con desapruebo a Ayato.

—Ayato, tenemos que hablar.
—finalizó, mirando con decepción a Ayato.

—¿Por qué?—respondió con curiosidad el pelirojo, sabiendo a que se refería su hermana.

—Porque vi un unicornio.
—dijo sarcástica, fingiendo una sonrisa.
—Tenemos que hablar y punto.
—dió por terminado, mirándolo con enojo.

—Está bien... —susurró Ayato, mientras bufaba.

Justo en el momento en el que la limusina dejó de moverse, la rubia abrió pesadamente sus ojos, mirando hacia todos lados totalmente confundida.

—¿Mmh? ¿Qué pasó?
¿Ayato-kun?—susurró Yui, con debilidad.

Ayato bajó lentamente a la chica, siendo observado todo el tiempo por la pequeña y celosa Adara.

—Subaru, lleva a Yui a su habitación.
—ordenó Reiji, entrando a la mansión.

Ayato aprovechó el descuido de su pequeña hermana y se teletransportó a su habitación, desapareciendo de la vista de todos.

Adara se volteó para hablar con Ayato, pero cuando se dio cuenta, ella se encontraba sola fuera de la mansión.

—¿Ayato? ¿¡Ayato, donde estas?!—exclamó Adara, buscando con su mirada al mayor.—Hijo de su madre.

Adara salió corriendo hacia la mansión mirando por todos lados sin encontrar a Ayato. Por su me te pasó la idea de que el hermano se encontrara en su habitación, y sin pensarlo dos veces, corrió por toda la mansión hasta dar con la puerta que la llevaría a darle una paliza a si tratado hermano. Con toda su fuerza pateo la puerta y entró completamente furiosa.

—¡Ayato Sakamaki! Si vuelves a escapar te juro que... —las palabras se quedaron en el aire, observando confusa donde se encontraba. Ayato la había teletransportado a su cama, dejándola con confusión.
—¿Q... Qué?—susurró la pequeña, sonrojándose por la cercanía de su hermano.

Ayato se encontraba encima de ella, tomándole las muñecas con ambas manos.

—¿Se puede saber porque tanto escandalo pequeña debilucha?
—susurró el mayor, a centímetros del rostro de su hermana.

—Ah... yo, vine a hablar contigo.
—dijo Adara, con decisión y sin dejarse intimidar por su pervertido hermano.

—¿Sobre qué?—dijo el mayor, mirando con una imponente mirada a Adara.

—Sobre lo que estabas haciéndole a Yui.—dijo ella, apartando levemente su mirada. Ciertamente su hermano estaba muy cerca, y no quería que se acercará más de lo que ya estaba.

—Adara, soy un vampiro, nesecito sangre.—explicó el mayor, mirando a su hermana a los ojos.

—N... No es necesario que tomes sangre de ella.—susurró apenada, pensando en lo que iba a decir, haciendo que un leve sonrojo se apodere de sus suaves mejillas.
—... puedes tomar la mia.

Ayato sonrió ante la propuesta de Adara, pensando en que sería el primero en apoderarse la deliciosa sangre de ésta.

Ayato se acercó y olió el dulce olor que desprendía la piel de su hermana, pasando su lengua por esta y luego besando su desnuda piel, haciendo que Adara se tense por el contacto de su hermano sobre su piel.

La pequeña cerró sus ojos, esperando que su hermano haga su jugada y tome su sangre. Pero, al cabo de segundos en los que no sucedió nada, se extrañó y regresó su mirada hacia donde se encontraba su hermano. Cuando iba a decirle algo a su hermano, este movió su rostro y tomó los labios de su hermana contra los suyos, haciendo que un lento beso sea la sorpresa de esa noche. Al ver que Adara no parecía reaccionar, el Sakamaki la acercó aún más, poniendo una de sus manos tras la nuca de la menor y, sin remedio, la acerqué hacia él. Su experta lengua recorrió cada rincón de la cavidad bucal de su hermana, y ésta trató de separar con todas sus fuerzas al Chico, poniendo ambas manos sobre su pecho. Luego de unos segundos, Ayato se separó lentamente de Adara, la cual sin previo aviso estampó con fuerza su pequeña mano contra la mejilla de Ayato.

—¡Hi-Hijo de tu madre! ¿¡Q-Qué crees que h-haces, idiota?!
—exclamó la albina, tapándose su rostro con sus manos.
—¡Baka, baka, baka, onii-chan baka! ¡T-tan solo soy una niña,
no puedes besar a tu hermana!
—volvió a exclamar la menor, mirando avergonzada al mayor, quien se encontraba asimilando lo que acababa de pasar. Una pequeña sonrisa ladeada apareció en el rostro de Ayato, tomando desprevenida a Adara.

—Hay que hacer algo cuando no dejas de hablar y hablar.
—susurró el mayor, mirando con una pequeña sonrisa a Adara.

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora