Inmortalidad 2

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Me encontraba sentada mirando a la ventana mientras la clase de Filosofía pasaba. Volteé hacía las canchas de fútbol y vi a Sarah Bakers riendo. Cabello castaño, ojos miel, tez blanca, alta e increíblemente hermosa. 

Terminó la clase y fui directamente a los baños. Al llegar me encontré con Sarah. No podía dejar de verla de pies a cabeza mientras ella lavaba sus manos. Justo cuando iba a salir, no sé que carajos me pasó, pero hablé.

-Sarah. -Dije haciendo que se diera vuelta, en ese momento no supe que hacer.

-Hola... ¿Tu eres?

Habla, habla, habla, ¡habla, coño!

-M-Monica... Monica Milers.

-¿Monica? ¿Qué quieres?

Me trabé. No sé que más decirle, no puedo decirle: "Ho, nada en realidad. Solo quiero seguir viendote mientras lavas tus manos, por favor, sigue."

-Eres muy linda. -Me soltó de repente. ¿Qué  quiere? ¿Matarme? 

-¿Eh? -Pregunté nerviosa y sorprendida. 

-¿Has pensado en cortarte el cabello? Hasta los hombros te quedaría muy bien. 

-N-No lo había pensado. 

Soltó una risa y me volteó haciendo que me viera en el espejo. Tomó mi cabello dándome una visión de como se vería corto. 

-Te queda muy bien, tienes un hermoso cabello. 

(...)

Al día siguiente siguiente llegué con mi cabello hasta los hombros. A partir de ese día, Sarah y yo nos encontrábamos todos los días después de clases en el baño. Comenzamos una amistad bastante cercana. Fue desde ese día que comenzó todo.

-¿Quieres ir a mi casa? -Me preguntó Sarah. 

-C-Claro. -Respondí sonriendo como estúpida. 

-Vivo un tanto lejos, ¿vamos ya?

Comenzamos a caminar, al momento en el que pasamos por una calle un poco angosta, sentí algo contrami vientre. Alcé la vista y visualice a un hombre el cuál se veía muy desesperado.  

-Dinero, móvil. Todo lo que tengas de valor. 

-N-No tengo nada.  -Dije al notar que lo que se encontraba contra mi abdomen, era una navaja. 

-... Todo... -Dijo acercando mas el filo a mi. 

-No tenemos nada. -Dijo Sarah nerviosa y temblando. 

-¡Calla! -Alzó la voz hacía Sarah-. Lo diré de nuevo..., el dinero. 

En ese momento, la navaja sobrepasó mi piel. De nuevo, un dolor insoportable. El hombre al sentir la sangre salió de la escena sin decir nada mientras corría. 

-Monica... -Dijo Sarah para que yo cayera al suelo. -L-Llamaré una ambulancia. -Dijo arrodillándose a mi lado  sacando su móvil. 

-¡No! Voy a estar bien, tranquila... Mierda, duele mucho. 

-¡Estás sangrando mucho! ¡No vas a estar bien! 

-¡Cállate! Bien..., respira, cálmate y prométeme que no vas a llamar a nadie.

-Pero... 

-¡Prometemelo! 

-L-Lo prometo. 

-Bien. Y deja de llorar, se te corre el maquillaje, y no te queda. 

En ese momento me desmayé, morí, para despertar de inmediato. Tomé una bocanada de aire y me incorporé sentándome. 

-Aggh... Mierda. -Dije poniéndome en pie. 

-¿Eh? 

-Por favor, levántate. -Le extendí mi mano, mas sin tomarla se puso en pie y caminó hacía atrás mientras miraba mi herida. Después de unos segundos viéndonos a los ojos, salió corriendo. Miedo, quizás. Fui a casa después de eso. Yo tuve la misma reacción conmigo misma, no puedo juzgarla.

Los días seguidos a ese, no volví a hablar con Sarah.  

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