~Salvarlo~

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-Eh caracono, ¿y a ti que te pasa?- pregunté en medio de un bostezo; decidí que lo mejor era llamar su atención antes de solo acercarme y asustarlo. Se sobresaltó dándome razón sobre que no se había percatado en lo más mínimo que había despertado hace un buen rato.

      -¿Eh...?...no nada...-no me miraba y eso no me gustó en lo absoluto.

-¿Cuándo vas a dejar de mentir?- me estiré para ponerme en pie tomando la manta con la que estaba tapado.

      -No soy el único que miente... ¿o sí?...- volvió a su posición inicial desconcertándome un poco, ¿a qué se refería?- además...no importa...-era evidente que quería decir algo más pero simplemente no lo hizo, era verdaderamente desquiciante que se negara a hablar, hacía mucho más difícil mi trabajo echando por la borda mis intentos de acercarme a él; pero esto no quedaría así. Suspiré cansado y me dirigí hacia él.

-Ya cálmate niño pucheroso- le coloqué la manta sobre los hombros para cubrirlo del frío, al hacerlo mi mano rozó con la piel de su espalda, parecía un hielo y me preocupé.

      -No me digas así...no soy un niño...nunca fui un niño...-estalló en gritos que hicieron eco dentro del pequeño espacio que compartíamos, lo vi apretar los labios y como sus ojos se aguaban pero no permitía que las lágrimas salieran.

-Eh, ¿qué tienes?, si solo estoy jugando- me agaché frente a él un poco más preocupado que antes, no lo había visto así antes y a pesar de que realmente no llevaba mucho tiempo con él no me parecía el tipo de persona que tiene desplantes por "nada" o contiene las lágrimas. Llevé mis manos hasta las suyas que se enredaban perdiéndose en sus mechones de cabello, entrelacé mis dedos con los suyos y recargué mis palmas acunando sus manos.

Retiró sus manos de forma brusca, se levantó y caminó hasta la pared tirándome hacia atrás, hizo tan rápido todo que ni siquiera tuve tiempo de reaccionar antes de que comenzara a golpear su cabeza contra la pared con los puños apretados a los lados de su cuerpo sobre el muro que con cada golpe sonaba y cada vez el sonido era más fuerte. Me puse en pie rápidamente recargándome en mis codos, básicamente corrí hasta él para tomarlo de la cintura con fuerza y atraerlo hacia mí, alejándolo del daño que se estaba haciendo a sí mismo.

      -¡Suéltame!- no paraba de intentar liberarse de mi agarre- déjame ya...por favor...solo...-después de tanto tiempo dejó que las lágrimas salieran, o al menos, ya no las pudo contener más, y corrieran por sus mejillas haciendo varios caminos que seguían hasta bajar por su cuello y escurrir por todo su torso desnudo.

-Quédate quieto, no voy a soltarte, no permitiré que te sigas haciendo daño- lo apreté más fuerte al notar que su llanto aumentaba y recargué mi barbilla en su hombro, no sabía qué hacer, no sabía cómo actuar ante una crisis así, y todo por la simple razón de que nunca me había importado si alguien estaba mal, y las únicas personas que me hubiesen importado jamás se hubiesen permitido que los viese en ese estado.

      -No...no puedes...no eres... ¡Suéltame!...-hablaba en sollozos y cada una de sus palabras se clavaba en mi mente, trataba de encajar todo, de encontrar la causa del colapso pero simplemente no encontraba nada que pudiese haberlo puesto tan mal, ¿por qué pasaba esto?, parecía que ya estaba todo bien.

-No lo haré y puedes estar seguro de eso- susurré con una voz suave con mi rostro aún cerca de su cuello.

      -Mentira...no puedo estar seguro de nada...tú no puedes hacer esto...que te voy a importar yo...soy nada...a nadie le importa un nada...- comenzaba a hablar demasiado rápido y cada vez más bajo, podía notar que ya no estaba hablando conmigo, aun así, por alguna extraña razón me dolía ver cómo se desmoronaba cada vez más, cómo estaba más y más lejos.

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora