Mi mejor amigo y yo rompimos

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 Ella, una chica simple, que había sido dotada de una gran inteligencia, pero no de tanta belleza. Una chica alegre, pero tímida; abierta, pero solo con las personas que realmente conocía.

Cabello castaño, con reflejos rubios, ojos de un extraño color miel, altura media, tez pálida. Así era ella. Una chica muy introvertida que no confiaba en nadie.

Era una alumna ejemplar. Era buena con las matemáticas, con las letras y también dibujando. Tan buena que hasta pensarías que era una nerd. Pero no lo era, no realmente. Amaba los deportes, todos ellos. El fútbol, el handball, el hockey, el voleyball, el tenis, cualquiera sea el deporte ella era buena en el.

Nadie conocía realmente todas sus facetas. Ella era una chica diferente, de las cuales uno pensaría que ni siquiera en su imaginación podría existir. Era buena en todo y todo le gustaba. Le gustaba desde leer hasta jugar videojuegos. Desde cocinar hasta hacer natación. Alguien que no la conociera diría que tenía el comportamiento de un chico,  tal vez era así.

Nadie la conocía en su totalidad. Era una chica misteriosa. Nunca hablaba, solamente cuando era necesario. Muy astuta y muy perceptiva. Observaba todo y ni el más mínimo detalle se le escapaba. Podía darse cuenta de cualquier cosa que estuvieras pensando, aunque no te lo diría. Nadie tenía idea de como era ella realmente, ni siquiera su mejor amigo. 

Él, un chico para nada común, dotado de una gran belleza e inteligencia. Un chico divertido, alegre, con el que podías pasar un buen rato y en el cual podías confiar abiertamente.

Cabello rubio, ojos de un hermoso celeste pálido, tez blanca y de altura media. Así era él. Un chico del que podías ser amigo fácilmente.

 Un excelente alumno. Bueno en casi todas las materias y un gran amigo. Podría no ser uno de los mejores de la clase, pero era un gran compañero. Era de sonrisa fácil, esa que de solo mirarla te contagiabas. 

Gran fan del fútbol. Era un gran jugador y un gran hincha. El fútbol era su pasión, miraba cada partido en el que jugara su equipo. Cada día y, con su mejor amiga, jugaban en la vereda a la pelota. Él la superaba notablemente, pero a ninguno le importaba. 

Le gustaban casi todas las mismas cosas que a ella. Hacían todo juntos. Desde jugar en la computadora, mirar televisión y jugar al fútbol. Para ella, él era un ejemplo a seguir. Cada cosa que él decía era como palabra de Dios para ella. Nunca lo cuestionaba y, si se daba cuenta de que algo estaba mal, no se lo decía. 

Él creía conocerla a la perfección, pero no tenía idea del mundo de misterios que ocultaba su amiga. Sin embargo ella, sabía que no lo conocía totalmente, pero aún así le quería. Ninguno de los dos sabía que en un momento se separarían. Y, quizás, si las cosas hubieran salido bien, hubiesen llegado a conocerse realmente.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2014 ⏰

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