Mi novia y mi prometido - Capítulo 5

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—Nunca he... Nunca le he dicho a nadie sobre esto. Ni siquiera a Murata, ni a mi madre, por mas que insista a veces sobre el tema, ni a mi hermano... ah, no, pero a él nunca se me ocurriría contarle nada al respecto. Pero bueno, la cuestión es que... de verdad traté. O tal vez no. Me estoy enredando de nuevo. Dije que empezaría por el principio y estoy mezclando todo... La primera vez que lo intenté seriamente probablemente fue la única. Hice lo que era usual, encontré una chica en la escuela que pareciera adecuada, la cité tras el edificio donde todos los demás hacían lo mismo, y me confesé sin siquiera pensar bien las palabras. Fui directamente rechazado, ella dijo que apestaba, literalmente. No fue una buena idea hacer eso después de la practica todo transpirado, pero admito que me dolió un poco. Es algo gracioso de recordar en este momento, pero incluso hasta hace poco me molestó que Murata supiera de eso. Resulta que sobrescuchó mi confesión de pura suerte...

Yuuri se rió solo, recordando cosas que Wolfram no podía imaginar.

—Pero bueno, es una anegdota que no viene al caso. Luego de eso, no fue todo tan protocolario. De hecho fue lo opuesto. Era un cobarde, tenia miedo de hablar y nunca lo hacia a tiempo, pero era yo quien buscaba esas relaciones, y sutilmente mantenía las esperanzas aunque no dijera nada directo. Sabia lo que hacia, y a su vez mantenía distancia. Era el limite de lo que me podía mentir a mi mismo, pensar que eso podría funcionar para mi. Y mientras lo hacia, esperaba que ellas se hartaran solas, o que hicieran alguna pregunta que no podía responder. He escuchado una cuantas el: "¿qué te gusta más, el béisbol o yo...?" Incluso llegue a creerme mi propia excusa barata de que realmente mis relaciones inexistentes con las chicas no funcionaban porque estaba demasiado avocado al deporte. Pero siempre de todo terminaba igual. En nada. Siempre fue al excusa perfecta. Fue similar con Hashimoto, pero ella no es como las demás chicas y mi situación con ella se fue extendiendo. No merecía esto, fui un desgraciado al hacerle lo mismo que a esas otras chicas, aun tengo remordimientos. Tampoco es que defienda lo que le hice al resto. Pero Hashimoto no tenían que sufrir hasta estos extremos mi falta de decisión. Hace tiempo que vengo pensando en eso, que haya pasado lo que pasó y que terminara en un lugar como este... es algo que jamas hubiera esperado.

Yuuri lucia serio, se tomó unos segundos para pensar mientras Wolfram escuchaba atento. El mazoku no quería juzgar aun, especialmente siendo que por fin él había decidido largarlo todo.

—Nunca le di una verdadera respuesta a nadie, duraba hasta que se cansaban y se iban. Así era más fácil hacerme pasar por victima, pensar que ninguna mujer me quería lo suficiente, que no era la chica indicada, o que tampoco era el momento correcto... Y no que era yo quien rechazaba a toda y cada una. Consciente o inconscientemente, era todo una puta mentira. Todas mis excusas baratas que jamás le dije a nadie más que a mi mismo en mi mente no podían cambiar la realidad. Simplemente para mi no funciona eso, no soy esa persona. Supongo que lo que soy es un falso y mentiroso desgraciado.

Había pasado un tiempo desde que Wolfram lo escuchaba maldecir escupiendo las palabras de ese modo, y no era nada menos que hacia él mismo.

El desprecio con le que Yuuri se dirigió a su persona lo tomó por sorpresa. Usualmente su ira e indignación iba dirigida hacia otras personas de baja estima que realmente se lo merecían. A ojos de Wolfram, el joven Maou era una increíble persona, de las más buenas que había conocido nunca jamás en su vida.

—Hace mucho tomé una decisión en este lugar... creo que fue más o menos cuando hicimos ese viaje hacia Seizakoku, o al menos fue en ese entonces cuando empecé a sentir que algo cambiaba... sentimentalmente hablando. —Llevándose la mano a la frente bajó la mirada y se acomodó el flequillo, más para esconderse que por estética, y con una leve sonrisa admitió—: Por lo demás, supongo que ya me gustabas desde el principio porque eres un chico lindo sin rival. El resto pasó tan rápido que fue confuso, aunque en realidad han pasado muchos meses. La idea de perderte de repente cuando había llegado a depender tanto de ti fue un duro golpe para mi. No podía seguir perdiendo personas importantes una tras otra, pero en tu caso... era un tanto diferente. A partir de nuestro reencuentro en aquel desierto todo fue diferente. Estaba tan desesperado que habían muchas cosas que quería decirte y no lo hice en su momento. Aunque, estando ciego, que intentaran matarme tres veces, y todo lo demás sobre la guerra y los zombies... nada de eso ayudó a ponerme a pensar en resolver todos esos otros problemas que tenia en mente. Creo que darme cuenta de lo insignificantes que eran mis puntos de vista infantiles, comparados con cosas tan atroces como la guerra, es lo que me hizo entender que me estaba ahogando en un vaso de agua... Pero aun así, es difícil ver la situación de manera diferente.

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